Jesucristo

Jesucristo “eternamente joven”

A mi amigo y compañero de la escuela primaria, Ing. Roberto Destéfano y familia.

I

Rápido pasan las modas y con ellas los típicos personajes del momento. ¿Qué joven se acuerda hoy del «dandy»[1], del «fifí»[2], del «shusheta»[3], del «pituco»[4] o del «petitero»[5]? Apenas si recordará alguno al «hippie». La figura de hoy es el «cheto», el «concheto» o el «punk». Y dentro de unos años, ¿quién se acordará que alguna vez existieron «chetos», «conchetos» y «punks»? Para los jóvenes de entonces serán piezas de museo, como son ahora piezas de museo el dandy, el fifí, y los demás que nombré. Por eso nos reímos cuando vemos fotos antiguas, por que son piezas de museo: polainas, sombreros en mano, los anteojos y los peinados tan llamativos, las mujeres con miriñaques …. Como seguramente se reirán dentro de unos años los jóvenes cuando vean en fotos a sus parientes femeninas luciendo un peinado «África look», o a lo Bo Derek, o imitando a Xuxa, o a Claudia Schiffer… ¡Cosas obsoletas, pasadas de moda, piezas de museo, olor a naftalina…! ¡Qué desfasadas les parecerán!

Con Jesucristo no pasa así: Él es «eternamente joven»[6]. Por la fuerza de su resurrección, porque ya no muere más (Ro 6,9), nunca jamás pasará de moda, nunca jamás perderá actualidad: JESUCRISTO, es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13,8).

Cristo no es una reliquia insigne, que es sólo del pasado. ¡No!

Cristo no es una valiosa pieza de museo, pero sin vida. ¡No!

Cristo no es una grandeza pretérita como las obras faraónicas, a quienes el viento y la lluvia, la arena y los turistas van desgastando. ¡No!

Cristo no es un gran héroe del que sólo se recuerdan sus pasadas epopeyas. ¡No!

 II

Jesucristo al tercer día de morir en la cruz y ser sepultado, resucitó. ¡Vive! ¡Y en la actualidad vive! ¡No muere más! Murió una sola vez para pagar por nuestros pecados.

Hoy día sigue siendo realizando la gesta más grande de que el mundo tenga memoria.

Hoy día sigue conquistando y cautivando los corazones de los hombres y mujeres, de los niños y de los ancianos, de los jóvenes y de los adultos.

Hoy día es el personaje más importante, el que bate todos los récords de “rating” (Basta con contar todas las personas que domingo a domingo se reúnen para la Santa Misa. Ningún político reúne, semana a semana, tanta gente). El más buscado. El más amado. El más seguido… y eso que es el más exigente, porque exige todo

No solamente hizo todas las cosas… y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho (Jn 1,3), sino que además, todo subsiste en Él (Col 1,17). Los peces, los pájaros, las flores, los ángeles, los ríos, las montañas, las ciudades; todos y cada uno de los hombres y mujeres existen ahora, hoy, en este mismo momento, porque Él los sustenta en el ser.

No solamente todo fue creado por Él y para Él (Col 1,16), sino que en su exaltación, en su glorificación, lo llena todo en el pléroma[7] .

No solamente se hace carne (Jn 1,14), sino que recapitula todas las cosas en sí, las de los cielos y las de la tierra (Ef 1,10), reagrupa en sí a Adán, a toda la humanidad y a todo el universo, que canta su gloria. Como está revelado en el libro del Apocalipsis: Digno es el Cordero que ha sido degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria, y la bendición[8].

Así como Cristo, el Verbo, por la Creación es principio de la existencia de todas las cosas, así por el misterio pascual es el principio de la reconciliación y de unión de todas las criaturas, constituyendo Él el principio orgánico de la nueva creación.

Así como por la trasgresión de uno sólo, Adán, reinó la muerte (Ro 5,17), por la justicia de uno sólo, Jesucristo, mucho más reina la vida[9].

Así como la serpiente de bronce que levantó Moisés en el desierto curaba a los que la miraban, así Jesucristo levantado entre el Cielo y la tierra es el Salvador de todos los hombres y a todos los hombres los atrae hacia sí[10].

Por eso Cristo nunca pasará de moda. Cristo es lo más actual de lo actual, es el que no pasará jamás.

Está presente, vivo, donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20).

Está presente, vivo, en la persona de los pobres, los hambrientos, los perseguidos, los enfermos[11].

Está presente, vivo, en la persona de los niños: el que por mí los recibiere, a mí me recibe (Mt 18,5).

Está presente, vivo, en los cristianos, habitando en sus corazones por la fe, como enseña San Pablo en la carta a los Efesios y San Juan en su evangelio: si alguno me ama, guardará mi palabra, mi Padre le amará y vendremos a él y en él haremos morada (Jn 14,23; cfr. Ef 3,17).

Está presente, vivo, en los pastores que rigen el Pueblo de Dios: quien os desprecia, a mí me desprecia (Lc 10,16).

Está presente, vivo, substancialmente, en la Eucaristía, en el momento solemnísimo en el que los celebrantes dicen: «Esto es mi cuerpo», «Este es el cáliz de mi sangre».[12]

Nos habla, hoy día, por la Sagrada Escritura ya que a Él se refiere toda Ella[13].

Nos habla, hoy día, en la Santa Misa «ante todo, con la fuerza de su Sacrificio. Es un discurso muy conciso y al mismo tiempo ardiente»[14].

Nos habla, hoy día, por la voz de su Vicario, el Papa, el «dulce Cristo en la tierra», a quien le mandó: Apacienta a mis ovejas (Jn 21,16).

Sólo en Él «se esclarece el misterio del hombre»[15].

Sólo Él dará vida a nuestros cuerpos mortales (Ro 8,11).

Sólo Él tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68).

Sólo Él tomó carne, de la carne purísima de la Virgen.

Sólo Él ¡Es el Señor! (Jn 21,7).

Sólo Él sigue suscitando vocaciones sacerdotales y religiosas: apóstoles, mártires, predicadores, misioneros; y nos inspira para que recemos por su aumento y su santidad.

Sólo Él suscita esposos santos, que se amen a ejemplo del amor de Cristo por la Iglesia, y de la Iglesia por Cristo.

Cristo no está perimido (anticuado).

Cristo no está desfasado.

Cristo no es obsoleto, más aun, Cristo no estará nunca jamás pasado de moda…

El cielo y la tierra pasarán… de moda, pero sus palabras no pasarán (Mt 24,35), porque JESUCRISTO es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13,8).

Hoy es como ayer.

Hoy es como la primera pascua, bendita entre todas, cuando Nuestro Señor salió triunfante del sepulcro en el que le habíamos puesto los hombres por nuestros pecados.

Que sigamos siempre con entusiasmo a ese Cristo que vive para siempre, que ya no muere, que ha triunfado sobre el mal, sobre el pecado y sobre la muerte.

Nos lo alcance la Virgen.


[1] Petimetre.

[2] El que cuida demasiado de su compostura y de seguir las modas.

[3] Igual que el fifí.

[4] Alardear elegancia.

[5] Atildados en el vestir y hacen ostentación de su capacidad de consumo.

[6] Concilio Ecuménico Vaticano II, Mensaje a los jóvenes, 2.

[7] cfr. Ef 4,10.

[8] cfr. Ap. 5,12–13.

[9] cfr. Ro 5,17.

[10] cfr. Jn. 12,32.

[11] cfr. Mt 18,40.

[12] Misal Romano, Plegaria eucarística (todas).

[13] cfr. Jn 5,39.

[14] Juan Pablo II, «Discurso a los seminaristas de Roma el 19 de noviembre de 1978», L’Osservatore Romano 49 (1978) 583.

[15] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual «Gaudium et Spes», 22.