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Signos de los tiempos X

Leyes liberticidas

 1. Leyes europeas que matan la libertad

 Un fenómeno aberrante se está dando en Europa: ¡Leyes liberticidas!, varias de las cuales se dan en el país que se cree campeón mundial de la libertad: ¡Francia! Es notable que los mismos liberales se den cuenta que en nombre de la absoluta libertad están promulgando leyes que van en contra de sus mismos principios.

 Señalaba Angelo Panebianco [1] : «No es, como el diario Liberation ha escrito, una “ley inútil” aquella votada por una rama del Parlamento francés, la Asamblea nacional, que prevé la cárcel para quien niega el genocidio de los armenios. Es una ley liberticida, la última en orden de tiempo, de una serie de leyes liberticidas que en Europa, poco a poco, están cerrando un cerco alrededor de la libertad de opinión. Lo ha dicho muy bien en Il Corriere de ayer Giovanni Belardelli: la libertad de opinión se mide en relación a la posibilidad de sustentar opiniones aberrantes o que aparezcan tales a las mayorías [2] . En los regímenes autoritarios no hay libertad de opinión, pero todos son muy señores (dueños) de manifestar opiniones conformes a la del gobierno». 

«Los regímenes liberales son tales si, y sólo si, les dejan a las personas el derecho a expresar opiniones no conformistas, también aberrantes a los oídos de los gobiernos y de las mayorías.

 -En Europa ya ponemos en prisión (ha ocurrido en Austria con el caso Irving) a los historiadores que niegan el Holocausto, en vez de, como deberíamos, limitarnos a burlarnos de ellos.

 -Y ponemos en pie procesos contra quien “difama” el Islam (ha ocurrido con los libros de Oriana Fallaci). Fingimos no ver que son los principios liberales aquellos a los cuales estamos pisando.

 -Bien venga entonces el clamoroso paso en falso de la Asamblea nacional francesa (también criticado por el neo-premio Nobel Orhan Pamuk, a su vez injuriado en su patria precisamente por la cuestión armenia) si sirve a Europa para reflexionar sobre sí misma, sobre la pendiente peligrosa en la cual hace tiempo ha entrado».

 -En Gran Bretaña, Nadia Eweida, cristiana copta de familia egipciana, de 55 años, fue enviada a su casa por 15 días y suspendido su salario en la British Airways por llevar una pequeña cruz [3] .

 -También la BBC suspendió a una empleada por llevar una pequeña cruz al cuello.

 2. El absurdo de emitir leyes sobre hechos históricos

«Aparte de la circunstancia, señalada en todos los comentarios críticos, de que es absurdo confiar al código penal el “juicio” sobre los hechos históricos, hay al menos otros dos aspectos que merece la pena de considerar».

 3. La censura a lo políticamente incorrecto

«-El primero es que al celo censorio respecto a las opiniones políticamente incorrectas se acompaña el silencio sobre las verdaderas agresiones que hoy se realizan contra la libertad. Si no hubiera sido por la movilización de un puñado de prestigiosos intelectuales, Francia hubiera elegido la indiferencia frente a las amenazas de muerte al pobre profesor de filosofía, Robert Redeker, acorralado en su patria, culpable de haber dicho lo que pensaba sobre el Islam [4] .

 -Para no hablar de los riesgos que todavía siguen corriendo todos los implicados en el hecho de las viñetas satíricas sobre Mahoma.

 -O de la soledad en que ha sido dejado por Europa el Papa Ratzinger, objeto de una agresión sin precedentes. Entre las leyes que golpean la libertad de opinión y la sumisión hacia los violentos, Europa corre el riesgo de convertirse de veras en un sitio muy poco saludable para la libertad».

 4. Además, suelen ser leyes hipócritas

«El segundo aspecto concierne a la hipocresía con la que, inevitablemente, cuestiones como aquella que es objeto de la ley francesa siempre son tratadas. Detrás del proyecto de ley está la voluntad de complacer una opinión pública interna a la que poco le importa el genocidio armenio, pero mucho le importa, en cambio, hacer fracasar la negociación de la adhesión de Turquía a la Unión Europea. Es siempre así, por otra parte, en las cuestiones internacionales. Tratamos bien a Putin a pesar de lo que le hace en Chechenia y en otros lugares, porque es potente y nos sirve su gas. Y negociamos con China, a pesar de su política liberticida. Los derechos humanos son, a fin de cuentas, un arma que desenfundamos o enfundamos según las conveniencias políticas. Como en el caso del pobre pueblo armenio, destrozado casi hace un siglo por los turcos. Del que nos acordamos o no según la actitud que se decide tener hacia Turquía. Quizás sea inevitable que sea así. Pero, al menos, no nos dejemos tomar el pelo». 

 5. Telón de fondo

           El telón de fondo es el punctum dolens de Europa: ¡La apostasía de Jesucristo!

           El hombre, individualmente considerado, así como los pueblos, que son la manifestación social del hombre, cuando «caen de Dios, caen de sí mismos», como decía San Agustín. Como afirmó el Concilio Vaticano II: «La creatura sin el Creador desaparece» [5] ,y vemos cómo desaparece la libertad de la creatura en amplios sectores de la que fuera la mayor cultura que vieran los hombres y los pueblos.

           Vemos la esclavitud a la droga;

–        la esclavitud a la antinatalidad;

–        la esclavitud a dar muerte a los inocentes;

–        la esclavitud a lo ‘políticamente correcto’;

–        la esclavitud a los dadores de sentido que llegan por los medios;

–        la esclavitud a las nuevas formas de superstición que invaden Europa;

–        la esclavitud al consumo y al wellfare;

–        la esclavitud a la libertad sin verdad;

–        la esclavitud a la ‘opinión pública’;

–        la esclavitud de la violencia irracional;

–        la esclavitud al suicidio demográfico;

–        la esclavitud a la cultura de la muerte;

–        la esclavitud a todas las formas de adicciones compulsivas;

–        la esclavitud al relativismo;

–        la esclavitud a la cristofobia; etc.

 Es que los hombres y los pueblos, inexorablemente, cuando «caen de Dios, caen de sí mismos».


[1] Corriere della Sera, 15 de octubre de 2006, 1. Las citas en cursiva y entre comillas, y sin nuevas indicaciones pertenecen a este artículo.

[2] Giovanni BelardelliSe la Francia impone la Storia per Legge”, Corriere della Sera, 14 ottobre, 2006, 41: «La legge francese che punisce chi nega il genocidio degli armeni ha suscitato, in Francia e all’estero, commenti prevalentemente negativi. Si è osservato che non spetta ai Parlamenti legiferare sul passato dando vita così a una storia ufficiale; che il fatto di sanzionare con il carcere chi non definisce come “genocidio” il massacro degli armeni compiuto dal governo turco tra il 1915 e il 1917 limita la libertà di opinione; che questa libertà va garantita a prescindere dal contenuto delle opinioni espresse. Da questo punto di vista – ha osservato su Le Monde un intellettuale turco di nazionalità armena, Radikal Hrant Dink – la legge francese deve essere condannata esattamente come la legge che in Turchia, al contrario, punisce chi parla di “genocidio degli armeni”. Ma se le cose stanno così, se a ragione consideriamo minacciata la libertà di opinione quando un giudizio storico (giusto o sbagliato che lo si ritenga) viene punito con il carcere, allora questo ha una conseguenza inevitabile. Induce a estendere la critica a tutte le leggi che, in vari Paesi europei, puniscono determinate affermazioni sul passato, generalmente in relazione allo sterminio degli ebrei ma non solo (nella Repubblica Ceca è vietato negare i crimini del comunismo, in Francia una legge prescrive di riconoscere certi meriti del colonialismo). Un gruppo di autorevoli storici francesi ha chiesto l’ abrogazione di queste “leggi memoriali” perché “indegne di un regime democratico” a prescindere dal merito delle tesi che esse sanzionano, si trattasse pure della negazione della Shoah. Non andrebbe dimenticato, infatti, che la libertà di opinione si misura proprio in rapporto alla possibilità di sostenere idee sbagliate e perfino aberranti». [“Si Francia impone la Historia por Ley”: «La ley francesa que castiga a quien niega el genocidio de los armenios ha suscitado, en Francia y en el extranjero, comentarios predominantemente negativos. Si se considera que no corresponde a los Parlamentos legislar sobre el pasado dando así vida a una historia oficial; que el hecho de sancionar con la cárcel quien no defina como “genocidio” la matanza de los armenios cumplida por el gobierno turco entre el 1915 y el 1917 limita la libertad de opinión; que esta libertad debe ser garantizada a prescindir del contenido de las opiniones expresadas. De este punto de vista –ha señalado en Le Monde un intelectual turco de nacionalidad armenia, Radikal Hrant Dink– la ley francesa tiene que ser condenada exactamente como la ley que en Turquía, al contrario, castiga a quien habla de “genocidio” de los armenios. Pero si las cosas están así, si con razón consideramos amenazada la libertad de opinión cuando un juicio histórico (sea considerado justo o equivocado) es castigado con la cárcel, entonces esto tiene una consecuencia inevitable. Induce a ampliar la crítica a todas las leyes que, en varios Países europeos, castigan determinadas afirmaciones sobre el pasado, generalmente en relación al exterminio de los judíos, pero no sólo (en la República Checa se prohíbe negar los crímenes del comunismo; en Francia una ley prescribe que se reconozcan ciertos méritos del colonialismo). Un grupo de acreditados historiadores franceses ha pedido la abrogación de estas “leyes memoriales” en cuanto son “indignas de un régimen democrático”, a prescindir del mérito de las tesis que ellas sancionan, incluso si se tratara de la negación del Shoah. No debería olvidarse, en efecto, que la libertad de opinión se mide precisamente en relación a la posibilidad de defender ideas equivocadas y hasta incluso aberrantes»].

[3] Corriere della Sera, 15 ottobre, 2006, 19: «…Non è successo in uno scalo del mondo arabo, ma a Heathrow, l’aeroporto di Londra. E la controversia coinvolge la British Airways. Ora la donna vuol portare la vicenda in tribunale per discriminazione religiosa… La compagnia peraltro consente al personale sikh di portare turbanti e i bracciali sikh, o al’islamico di portare e hijab (il velo sui capelli)».

[4] Es un profesor de filosofía de un liceo francés que ha tenido la osadía de publicar un artículo en el que recuerda la historia de Mahoma. Pues bien, ha sido amenazado de muerte por los adoradores de la religión-de-la-paz, y lo peor siempre viene de los progres: ni los sindicatos de enseñanza, ni los intelectuales, ni los partidos políticos han salido en defensa de la libertad de este profesor, mientras los musulmanes se han dedicado a repartir su foto por internet, su dirección y lanzado diversas fatwas contra él.

[5] Constitución Gaudium et spes, 36.