Todas las entradas de: Padre Carlos Miguel Buela, IVE

Fundador de la familia religiosa del Verbo encarnado El padre Carlos Miguel Buela, I.V.E., es sacerdote desde el 7 de octubre de 1971. Desde el comienzo de su sacerdocio se avocó con ahínco a la pastoral juvenil, con la convicción de que la Iglesia se ocupa de los jóvenes “no por táctica sino por vocación”. Ha fundado el “Instituto del Verbo Encarnado” y el Instituto “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará”, rama femenina de la Familia religiosa “del Verbo Encarnado”. Ambos institutos cuentan con rama contemplativa y activa y a 30 años de fundación tienen más de 1500 miembros misionando en los cinco continentes. Su carisma es la prolongación de la Encarnación del Verbo en todas las manifestaciones del hombre y su fin específico la evangelización de la cultura. Entre sus libros encontramos Jóvenes hacia el tercer milenio, libro que ya lleva la quinta edición y fue premiado en la Feria Internacional del Libro como «mejor libro sobre Religión y Espiritualidad».También es autor del Catecismo de los jóvenes, Modernos ataques contra la familia, María de Luján. El misterio de la Mujer que espera; Fátima. Y el sol bailó; Sacerdotes para Siempre, Nuestra Misa, Pan de vida eterna y Cáliz de eterna salvación, Juan Pablo Magno y de numerosos artículos publicados en diversas revistas. Incansable predicador y gran propulsor de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

Causas de la redención

Jesucristo, “toda deuda paga”[1].

Causas de la Redención.

La Redención es como la mano de Dios, quién de arriba y de afuera, nos alza hacia Él, porque Jesucristo, como reza la liturgia, «es la mano que tiendes a los pecadores»[2]. La redención de Jesucristo es como una mano que tiene cinco dedos por medio de los cuales llega a nosotros, verdadera y realmente, la salvación que nos ganó en la cruz. Seguir leyendo

La redención en San Pablo

Jesucristo, “toda deuda paga”[1].

Redención en San Pablo.

 

  1. La redención obra de Dios y de Cristo, a la que concurre el hombre.

Hubo algunos que oponían la justicia a la misericordia y la misericordia a la justicia, pero «Nos parecen vanos estos escrúpulos. San Pablo tuvo esmero en confrontar los dos aspectos de la obra redentora y en presentar las estrechas relaciones de ambos: “Nosotros somos justificados gratuitamente por la gracia de Dios, por medio de la redención que existe en Cristo Jesús. Dios lo propuso como propiciación por la fe, en su sangre, para mostrar ahora su justicia, a fin de ser (reconocido) justo y fuente de justicia para cualquiera que crea en Jesús” (Ro 3,24-26)[2]. Seguir leyendo