Oymyakon

Circular de viaje 14: Complemento I

Estimo que debo completar las crónicas de viaje por Rusia con algunos comentarios.

          1. No muchos saben que se distinguen con claridad cinco ambientes principales en Rusia:

a. Tundra

         Se encuentra casi completamente al interior del Círculo Polar Ártico, la tundra es el más inhóspito de los ambientes rusos. El suelo, que toma el nombre de permafrost, está permanentemente congelado -en algunas zonas hasta una profundidad de varios cientos de metros. El deshielo alcanza solo pocos centímetros superficiales y por muy breve tiempo por lo que la vegetación se limita a líquenes, musgos y flores. Los pocos árboles y arbustos que logran sobrevivir son especies cuyo crecimiento es limitado en cuanto que el permafrost no les permite desarrollar raíces profundas. Por otra parte, durante nueve meses la vegetación está cubierta por la nieve. Cuando finalmente llega el breve y tibio verano, el permafrost impide el drenaje del agua y la tundra se convierte en un pantano esponjoso lleno de lagos y pozos de agua estancada.

Es general la tundra es una ambiente hostil a los animales y son pocas las especies capaces de sobrevivir a su clima. El reno se adapta muy bien. En Siberia viven cuatro millones de individuos de esta especie, que pueden soportar temperaturas de -50º C, y al igual que el camello almacenar reservas de alimento. El reno se alimenta de líquenes y musgos que logra encontrar gracias a su finísimo olfato, aún en el invierno excavando en el espeso manto de nieve.             

Otro habitante de la tundra es el lemming, un pequeño roedor que a pesar de vivir en ambiente extremadamente frío no entra en letargo y se alimenta de modo similar al reno. Muy sorprendente es su tasa de reproducción: puede tener 5 o 6 crías al año, cada una de 5 o 6 pequeñitos, que a su vez comienzan a reproducirse a la tierna edad de dos meses. En un año -tres son las semanas para la gestación- una pareja puede generar casi 10.000 descendientes. Entre los mamíferos de la tundra encontramos también al zorro ártico y al lobo. Y sobre la costa ártica podemos ver focas, morsas, osos polares y ballenas.       

b. Taiga    

La taiga rusa constituye la foresta más extensa del mundo. Cubre cerca de 5 millones de km2, un área comparable al territorio de la India, y comprende cerca del 25% de la reservas de bosques mundiales. La taiga -una foresta húmeda de coníferas situada en la línea sub-ártica-  comienza donde termina la tundra y se caracteriza especialmente por la presencia de abetos y abetos colorados. Viajando con la línea ferroviaria Baikal-Amur, a través de la regiones más remotas de la Siberia, se pueden transcurrir dos o tres días sin ver por la ventana otra cosa que la oscuridad impenetrable de la foresta. «Donde termina -ha dicho Cechov- lo saben solo las aves que migran».

Si bien las condiciones climáticas son menos severas que en las regiones árticas, en invierno hace de todos modos mucho frío. Los árboles que mejor se adaptan a este ambiente son el pino, el alerce y el abeto. En las regiones orientales, más frías, predomina el alerce caduco: la caída de las hojas contribuye a retener el agua, mientras las raíces poco profundas permiten a estos árboles sobrevivir a pesar del permafrost.

 A causa de la escasez de luz la vegetación que crece debajo de los árboles no es muy espesa, podemos descubrir musgos, hongos y líquenes.

Los habitantes más numerosos de la taiga son las ardillas, los lemming, los zorros, las comadrejas, los armiños, los alces, los osos pardos y los linces.   La taiga rusa cumple además una función ambiental fundamental ya que elimina de la atmósfera  cerca de 500 millones de toneladas al año de anhídrido carbónico.

c. Estepa

Desde el paralelo sobre el cual están situadas las ciudades de Voronezh y Saratov hasta la zona de Kuban, al norte del Cáucaso, y de la Siberia sur-occidental, se extiende la estepa, una vasta extensión herbosa llana o ligeramente ondulada.          Buena parte de la estepa, está destinada al cultivo de cereales, ya que está formada por chernozem («tierra negra»), un tipo de suelo negruzco rico de sustancias fundamentales para el crecimiento de estas plantas. Donde el terreno es menos fértil, como en la región de Tuva, las praderas son utilizadas como pastizales para las ovejas. Ofrecen un paisaje salvaje rico en flores selváticas, ideal para quién practica excursionismo.

        El delta en el cual el Volga desemboca en el Mar Caspio posee una flora y una fauna muy ricas. Las inmensas alfombras de flores de loto rojo o blanco que en verano cubren las aguas constituyen un magnífico panorama, mientras que los millones de aves pertenecientes a más de 200 especies que pueblan el delta son en verdad un espectáculo difícil de olvidar. Entre los mamíferos se señalan más de 30 especies entre las cuales el pequeño antílope y varios tipos de jabalíes.   

 

d. Kamchatka     

La fantástica variedad de especies animales y vegetales de Kamchatka es el resultado de la actividad geotérmica que tiene lugar bajo la superficie de la península y que se manifiesta periódicamente con la erupción de sus volcanes -son unos treinta los volcanes activos. Las sustancias minerales depositadas en el curso de estas erupciones han vuelto la tierra extremadamente fértil y las plantas, que crecen muy rápidamente, alcanzan dimensiones gigantescas. Esta situación se manifiesta sobre todo en  las «calderas» -depresiones de forma generalmente circular formadas por el hundimiento de la cumbre de un cono volcánico- donde las surgentes calientes y las «chimeneas» humeantes mantienen la temperatura elevada todo el año creando verdaderos invernaderos naturales frecuentados en invierno por aves acuáticas y otras especies animales.  

         Las cenizas volcánicas, que se depositan también en los ríos, crean un hábitat ideal para la reproducción del salmón, que en estas aguas aumenta de peso mucho más rápidamente que lo normal. Este hecho atrae a numerosos mamíferos predadores y aves acuáticas y naturalmente a los pescadores del lugar. Los osos pardos de Kamchatka son los más grandes de Rusia: un macho adulto en pie mide más de 3 metros y pesa casi una tonelada. Entre otros animales que se alimentan de peces tenemos al león de mar, la foca y el águila de mar. En la costa encontramos más de doscientas especies de aves, entre ellas: el alca, polichinela del mar y cisnes.

e. Ussuria

         Esta región situada en la parte sur-oriental del Extremo Oriente ruso (limita al E. con el Mar de Japón y la Isla Sajalin, y al O. con el río Amur y con el río Ussuri =Wusuli Jiang – que está junto a la ciudad cercana a Vladivostok-)  está en gran parte cubierta por una foresta poblada por una rica variedad de plantas y animales exóticos -desde ranas a tigres- que no viven en ninguna otra zona del país. En efecto muchas especias vegetales y animales, provienen de las regiones lindantes con China, Corea, e incluso de la lejana cadena del Himalaya. A diferencia de la taiga, donde la vegetación del suelo es escasa, los bosques de Ussuria poseen un sotobosque exuberante. Pero la verdadera atracción está representada por la fauna local, que además de lobos, armiños, osos pardos y osos negros asiáticos cuenta con la única especie de tigre ruso (Panthera Tigris altaica), esto es el tigre siberiano o del Amur. Este último puede llegar a pesar 360 kg y a medir más de 4 mts y es una especie protegida de la cual se calculan que quedan solo unos 400 ejemplares, de los cuales 300 allí.  

         2. También deseo mencionar un lugar típico:

a. Oymyakon      

         La razón para visitar esta perdida aldea, un criadero de renos, caballos y zorros plateados ubicado 650 km al norte de Yakutsk, es que posee el record de «puesto habitado más frío del mundo» (en la región es conocido como el «polo del frío»). Se han registrado temperaturas de -71ºC (en los valles vecinos ha llegado a -82ºC). Dicen que el frío es tal que si uno hace una burbuja de jabón esta se congela y cae por tierra semejante a una pelota de tenis.

oymyakon  

Traemos aquí una descripción de la vida del lugar: «cuando las temperaturas descienden tantos grados bajo cero y cuando dos de tres días de tu vida transcurren caminando sobre la nieve, inevitablemente debes buscar de adaptarte. En muchas ciudades del Extremo Oriente ruso los tubos de agua caliente están colocados sobre el permafrost, lo que a la larga termina por estropearlos. Los enormes abrigos de pieles  no son una moda sino una necesidad. Desde los tiempos de la perestroika, muchas ciudades de la Siberia y del Extremo Oriente ruso han visto crecer el número de los garajes calefaccionados, porque quién desea tener un auto debe guardarlo en un lugar cálido, y si el auto queda a la intemperie debe permanecer encendido porque como suelen decir allí: “si el motor se apaga deberás esperar para encenderlo de nuevo a que llegue la primavera”. Uno de los problemas que pueden observarse en algunos habitantes de estas ciudades es que sus dientes se astillan o también se ennegrecen a fuerza de beber café o té hirviendo con temperaturas inferiores a los -30 o -40º C. Pero un habitante lo minimiza: “vientos a -30º C  no son un problema, pero yo no sé como hacen a vivir en Oymyakon con 50 grados bajo cero”»… donde no se puede clavar un clavo en una banana congelada.

          3. Sobre los Gulags (Gulag ruso es el acrónimo de “La Jefatura de administraciones de Trabajo Correctivo en Campos y Colonias” – (Г лавное У правление Исправительно-Трудовых Лаг ерей и колоний, G lavnoye U pravleniye Ispravitel’no-Trudovykh Lagerey i koloniy).

         Sólo menciono dos:

a. Islas Solovki:

«LOS CAMPOS DE TRABAJO FORZADOS POR DONDE PASARON 18 MILLONES DE PRISIONEROS»[1]

Los horrores y la insistencia de la ideología del GULAG.

Por:  Anne Applebaum
Fuente: THE NEW YORK TIMES SYNDICATE

Los contornos del campo de concentración aún son visibles desde lo alto del campanario del viejo monasterio Solovetsky, en el norte de Rusia. Subí un día luminoso y pude ver más allá del muro de ladrillos que rodeaba las construcciones del monasterio del siglo XV que alguna vez albergaron la administración del campo principal. Al norte era posible discernir la vaga forma de la iglesia de la cima de la colina cuyos sótanos contenían las celdas de castigo del campo.

Más allá de las colinas y los muelles se extienden el vasto Mar Blanco y las otras islas de la cadena Solovetsky: Bolshaya Muksulmana, donde los prisioneros criaban zorros para obtener pieles; Anzer, donde había campos especiales para inválidos, mujeres con bebés y ex monjes; Zayatskie Ostrov, el campo de castigo para mujeres.
No fue casual que el escritor ruso Alexander Solzhenitsyn decidiera dar a su historia del sistema de campos soviético el título de «Archipiélago Gulag». Después de todo, Solovetsky, el primer campo soviético pensado específicamente para presos políticos, era un verdadero archipiélago.
Solovetsky fue también el modelo de lo que luego se llamó el Gulag. Si bien Lenin y Trotsky empezaron a crear campos para presos políticos ya en 1918, fue en Solovetsky donde el campo de concentración se mecanizó y rediseñó, y fue ahí donde la policía secreta soviética empezó a usar en beneficio del Estado el trabajo de los prisioneros. El Estado estaba orgulloso de ello: en un artículo de 1945, un alto funcionario de la NKVD -la policía secreta soviética- se jactaba de que el ‘trabajo forzado como método de reeducación’ había comenzado en Solovetsky en 1926.
Por lo menos parte de la explicación de cómo y por qué Solovetsky se convirtió en el primer campo del gulag se relaciona con la personalidad de Naftaly Aronovitch Frenkel, cuya tarjeta de prisionero informaba que había nacido en 1883 en Haifa. En 1923 las autoridades lo detuvieron por «atravesar las fronteras de forma ilegal» y lo condenaron a diez años de trabajos forzados en Solovestsky.
Según cuenta la leyenda, al llegar al campo le sorprendió tanto la mala organización del mismo que escribió una carta en la que describía con exactitud cuáles eran los problemas de todas las industrias del campo, entre ellas el trabajo en los bosques, las tareas agrícolas y la fabricación de ladrillos. Se dice que un administrador le mandó la carta a Stalin, que convocó a Frenkel a Moscú.
Sabemos que Frenkel intentó que el campo fuera rentable mediante el establecimiento del sistema de pautas de trabajo y racionamiento de alimentos, que asignaba a los prisioneros diferentes cantidades de comida según el trabajo que hubieran terminado. En la práctica, el sistema dividió a los prisioneros en aquellos que sobrevivirían y los que no lo lograrían.
Frenkel mandaba a los prisioneros a construir carreteras y cortar árboles. En cuestión de unos años, los prisioneros de Solovetsky trabajaban en toda la región. Stalin abrazó ese progreso con gran entusiasmo y propició la expansión del sistema de campos incluso cuando ya era evidente para todos que el mismo no sólo era cruel sino antieconómico. Impuso la realización de proyectos imposibles -vías férreas a través de la tundra, túneles a la isla de Sajalin-, muchos de los cuales nunca se terminaron. Mandaba a sus «enemigos» a los campos y rechazaba personalmente sus pedidos de clemencia, a menudo con la frase: «que sigan trabajando».
Más de ochenta años después, ahora sabemos cuál fue el verdadero costo del sistema de campos. Entre 1926 y 1953, el año en que Stalin murió, pasaron por el sistema del gulag unos dieciocho millones de prisioneros. Otros seis o siete millones fueron deportados a aldeas de exilio en el extremo norte. Millones enfermaron; millones murieron. Los campos contribuyeron a generar el miedo y la paranoia que caracterizaron la vida en la URSS y distorsionaron la economía soviética al concentrar gente e industrias en el norte helado e inhabitable. Los campos desempeñaron un papel aterrador, pero ¿por qué el legado del gulag es algo de lo cual los rusos hablan tan poco?
En Rusia hay algunos monumentos en memoria de las víctimas del gulag, pero no hay ningún monumento nacional ni lugar alguno donde llorarlas. Peor aún, casi veinte años después de la desintegración de la Unión Soviética, no hay ningún debate.
En algunos sentidos, no es difícil imaginar las razones. En Rusia, el recuerdo de los campos se confunde con la presencia de muchas otras atrocidades: la guerra, el hambre y la colectivización. A menudo me preguntan: «¿Por qué los sobrevivientes de los campos deberían recibir un trato especial?»
Mucho más significativo es el hecho de que quienes gobiernan Rusia en la actualidad son ex oficiales de la KGB, los herederos directos de los administradores del gulag. De hecho, el ex presidente y ahora primer ministro Vladimir Putin suele calificarse de «chekista», utilizando el nombre de la famosa policía política de Lenin, la antecesora de la KGB.
La tragedia es que esa incapacidad de enfrentar el pasado afecta la formación de la sociedad civil rusa y el imperio de la ley. Después de todo, los amos del gulag conservaron sus dachas y sus abultadas pensiones, mientras que las víctimas del gulag siguieron en la pobreza y la marginación. Ahora la mayor parte de los rusos considera que cuanto más se colaboró en el pasado, más inteligente se fue. Por analogía, cuanto más se engaña y se miente, más inteligente se es.
En un sentido muy profundo, parte de la ideología del gulag también sobrevive en el desprecio arrogante de la nueva elite rusa por los pobres y la clase media. A menos que los ricos aprendan a respetar los derechos civiles y humanos de sus conciudadanos, Rusia está destinada a seguir siendo una tierra de campesinos empobrecidos y políticos multimillonarios, hombres que tienen su dinero a buen recaudo en bancos suizos y sus aviones privados en la pista y con los motores encendidos.
La incapacidad de recordar también tiene consecuencias más concretas. Puede decirse, por ejemplo, que el fracaso de Rusia en lo que respecta a analizar el pasado de forma adecuada también explica la insensibilidad de los rusos a determinados tipos de censura y a la persistente presencia de la policía secreta, que ahora se llama FSB. La mayoría de los rusos no se muestra demasiado molesta ante la posibilidad de que la FSB intervenga teléfonos y entre en residencias privadas sin una orden judicial. Tampoco les molesta mucho el horror de su sistema penal. En 1998 visité la cárcel central de la ciudad de Arcangelsk (unos 800 Km. al N. de San Petersburgo), que fue una vez una de las capitales del gulag. La cárcel, que se remontaba a tiempos anteriores a Stalin, casi no parecía haber cambiado. Las celdas no tenían aire, la higiene era primitiva y reinaba el hacinamiento. El director de la cárcel se encogió de hombros. Todo se reducía al dinero, dijo: los pasillos eran oscuros porque la electricidad era cara; pasaban semanas antes de que se procesara a los presos porque los jueces estaban mal pagos. No me convenció. Si las cárceles de Rusia siguen pareciéndose a las de la era de Stalin, si los tribunales y las investigaciones criminales de Rusia son una farsa, ello se debe en parte a que a los jueces, los políticos y la elite empresaria de Rusia no les preocupa el pasado.
Pero la verdad es que en la Rusia actual son muy pocos los que sienten que el pasado es una carga o una obligación. El pasado es un mal sueño que debe olvidarse. Como una gran caja de Pandora cerrada, aguarda a la próxima generación. (Continúa…)