5. Economía, trabajo y recursos
«Durante tres cuartos de siglo, nos hemos empobrecido tanto, nos hemos llenado de tanta inmundicia, estamos tan agotados que muchos se dejan caer de brazos y nos parece que tan sólo una intervención del Cielo podría salvarnos. Pero no se envía un Milagro a quienes no se esfuerzan por encontrarlo[1] […] Urge revelar a la gente el sentido del trabajo porque hace más de medio siglo que nadie tiene interés por trabajar. Millones de personas viven en algo que no se puede llamar viviendas o llevan veinte años en residencias inmundas[2] […] La tierra ha recibido para algo la propiedad maravillosa y bendita de fructificar […] El debilitamiento del vínculo con la tierra es un peligro grave para el carácter de un pueblo. Pero el sentimiento del campesino ha sido de tal forma asfixiado, perseguido, destruido en nuestro pueblo que probablemente, sea imposible resucitarlo […] Los agricultores dependen del poder opresor de las autoridades […] que pueden permitirse pisotear las leyes» (Alexandr Solzhenitsyn)[3].
Al igual que en otras antiguas repúblicas soviéticas, la economía se ha visto afectada de forma muy negativa. La inversión ha disminuido desde los últimos años de la década de los ‘80, y la inflación anual ha llegado a ser del 1.000%. El poder adquisitivo de la moneda rusa, el rublo, ha caído de forma estrepitosa. Las causas de esta depresión económica son, entre otras, el hundimiento del modelo comercial tradicional y la demora en la ejecución de las reformas económicas.
La población activa de Rusia ascendía en 2004 a 73 millones de personas; la gran mayoría seguía trabajando en empresas estatales. Según datos del año 2003, el sector servicios es el que más mano de obra acapara, le sigue la industria y por último, la agricultura. En 2002 sólo un 9% de las personas estaban oficialmente en situación de desempleo, pero el índice real es mucho mayor y existen de hecho miles de trabajadores sin salario o con jornadas laborales excesivas. Esta tasa engloba un alto porcentaje de mujeres y un número cada vez mayor de jóvenes.
«Un país de las dimensiones y riquezas del nuestro, puede salir adelante sólo con el mercado interior»[4], había dicho Solzhenitsyn en 1990. La extensión y riquezas naturales rusas parecen confirmar esta opinión.
Rusia cuenta con un 20% de los bosques del mundo y alrededor de un tercio de los bosques de coníferas, por lo que es uno de los principales productores del mundo de madera y productos derivados.
La industria pesquera rusa es una de las mayores del mundo. El pescado es una importante parte de la dieta alimenticia de la población rusa. Entre las especies más comerciales de las aguas continentales cabe destacar el esturión del Caspio meridional; esta especie es la principal fuente de caviar del mundo; se trata de un pescado que puede vivir hasta cien años y alcanzar un peso de hasta 1.500 Kg.; la hembra normalmente produce unos 25 Kg. de huevos útiles. Otro pescado de interés es el esturión de Kaluga, el cual es el pescado de agua dulce más grande del mundo: puede llegar a medir 6 m de longitud y pesar una tonelada. A mediados de la década de los ‘80, la antigua URSS se convirtió en el país a la cabeza en la captura de ballenas.
La minería es el sector más importante de la economía del país y aporta el mayor número de productos de exportación. Rusia es un importante exportador de hierro, de cobre y níquel. Es, además, uno de los productores más importantes de oro (169.237 Kg. en 2004), extraído en los Urales, Siberia occidental y Siberia oriental.
Desde el punto de vista soviético, la industria pesada debía tener prioridad sobre el resto de los sectores, poniendo un especial interés en la industria de fabricación de maquinaria y en la metalúrgica. La producción está muy diversificada, desde sencillos utensilios, instrumentos y equipamiento informático, hasta maquinaria industrial de todo tipo: material de transportes, comunicaciones, equipamiento para minería y maquinaria agrícola, incluso naves espaciales. La industria armamentística goza de prioridad absoluta en los programas de producción nacional. La fabricación de maquinaria está localizada normalmente en las ciudades más grandes, dado que es una industria que requiere mano de obra abundante.
Rusia es el único país desarrollado, del 2º mundo, que goza de buenos suministros energéticos; no sólo es autosuficiente en la producción de combustibles minerales, sino que también es exportador de una importante cantidad de éstos. Los yacimientos de petróleo, gas y carbón más importante están en Siberia occidental. Aparte de estas fuentes energéticas, hay que destacar las plantas hidroeléctricas y nucleares. El accidente de Chernóbil de 1986 provocó el abandono oficial de la construcción de centrales por el riesgo que entrañaban, pero en 1992 el gobierno ruso anunció el proyecto de expandir la capacidad de producción de energía nuclear instalada en el país.
La red de transportes es estatal y cubre todo el país, aunque es mucho menos extensa que la de otros países más desarrollados. Está encabezada por el ferrocarril, ya que el transporte por carretera tiene menor incidencia. Los oleoductos y gasoductos facilitaron la rápida expansión de las industrias petroleras y de gas, y el transporte marítimo permitió el crecimiento del comercio exterior. El ferrocarril es el medio más importante de transporte de pasajeros. Las rusas son las líneas ferroviarias con mayor tráfico del mundo, donde los trenes llegan a pasar con una frecuencia de hasta tres minutos.
A finales de la década de los ‘80, la flota mercante de la antigua URSS era la más grande del mundo, con más de 6.700 buques.
La unidad monetaria básica de Rusia es el rublo, dividido en 100 kópeks. En el año 2004, 28,81 rublos eran equivalentes a 1 dólar estadounidense.
El turismo es una importante fuente de ingresos y el país cuenta con una gran variedad de atracciones para turistas. Entre éstas, destacan la residencia de los zares (cerca de San Petersburgo), el casco antiguo de Nóvgorod, el «anillo dorado» de las ciudades medievales que rodean Moscú y los numerosos museos, galerías, teatros y monumentos arquitectónicos de las ciudades de Moscú y San Petersburgo; las costas del mar Negro constituyen puntos de destino vacacional frecuentados tanto por turistas del propio país como por extranjeros; también son famosos los cruceros por el Volga, mientras que las montañas del Cáucaso ofrecen una amplia variedad de deportes alpinos, como senderismo, acampada libre, escalada y pesca; el lago Baikal, que es el lago de agua dulce más profundo del mundo además de albergue de especies únicas de flora y fauna, atrae cada año a miles de visitantes. Los recorridos que ofrece el ferrocarril Transiberiano también cuentan con una gran aceptación popular. El número de turistas que visitó Rusia en 2004 fue de 19.892.000 y aportaron unos ingresos de 7.434 millones de dólares.
Concluimos con una interesante reflexión de Solzhenitsyn: «El manantial de fuerza o de impotencia de una sociedad lo constituye el nivel espiritual de su vida; sólo después viene el nivel de industrialización. La sola economía de mercado e incluso la abundancia global no pueden ser la meta de la humanidad. La pureza de las relaciones sociales es más importante que el nivel de abundancia. Si en una nación se agotan las fuerzas espirituales, ni la mejor estructura del régimen ni el más importante desarrollo industrial la salvarán de su muerte. Un árbol no vive si tiene el corazón podrido. La destrucción de nuestras almas durante un tres cuartos de siglo es lo más terrible»[5].