revolucion bolchevique

Circular de viaje 6: Historia (2ª parte): “La revolución Rusa y la era soviética”.

1. Revolución rusa

El término Revolución Rusa hace referencia a las dos revoluciones que triunfaron en 1917. La primera, que comenzó con la rebelión ocurrida entre el 8 y el 12 de marzo (del 23 al 27 de febrero del calendario juliano, empleado entonces en Rusia) de 1917 derrocó a la monarquía autocrática imperial; suele ser denominada Revolución de febrero. La segunda, que se inició con una insurrección armada el 6 y 7 de noviembre (24 y 25 de octubre), fue organizada por el partido bolchevique en contra del Gobierno Provisional instaurado tras la primera fase revolucionaria, se denomina Revolución Bolchevique o Revolución de Octubre.

Las reformas emprendidas por el zar Alejandro II (1855-1881) habían generado una corriente en favor del cambio constitucional. La abolición de la servidumbre promovió el deseo y la necesidad de una reforma agraria de mayor alcance; con el nuevo plan de educación instituido por el zar, que permitió el acceso de los jóvenes que no pertenecían a la nobleza a la enseñanza secundaria y las universidades, surgió un gran colectivo de estudiantes que se convertirían en la vanguardia revolucionaria. Por otra parte la conducta escandalosa y la nociva influencia sobre el gobierno del monje Grigori Rasputín sumado al esfuerzo de la I Guerra Mundial –un conflicto para el que Rusia no estaba preparada–, y la presión de los partidos de la oposición, que desprestigiaban constantemente a la familia imperial provocó la irritación del pueblo ruso ante el mandato del Zar e hizo aumentar el descontento general.

En el camino hacia la revolución el primer paso fue la organización de un partido que protagonizara el proceso de lucha; en 1898, en Minsk, quedó fundado el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso con dos facciones enfrentadas: mencheviques y bolcheviques. En marzo de 1917 se celebró una manifestación en Petrogrado (en la actualidad, San Petersburgo), con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se convirtió en una protesta contra la escasez de alimentos a la que se unieron tropas amotinadas; el gobierno no consiguió restablecer el orden y el poder quedó en manos de un Gobierno Provisional. El zar Nicolás II, que no contaba con el apoyo de ninguna fuerza, abdicó. La dinastía Romanov, después de tres siglos de reinado en Rusia, fue derrocada.

Los líderes del partido bolchevique regresaron de su exilio en Siberia para dirigir la política de la organización en ausencia de su verdadero jefe, Lenin, que se encontraba aún en Suiza. Liev Kámenev y Iósiv Stalin, redactores del periódico bolchevique Pravda (La Verdad) reclamaron apoyo para el nuevo régimen.      El 16 de abril de 1917, Lenin consiguió llegar a Petrogrado. Los socialistas proclamaban su oposición a la guerra y reclamaban una paz democrática. Tras su llegada, Lenin expuso las llamadas Tesis de Abril, en las que declaró que los bolcheviques no apoyarían al Gobierno Provisional, y pidió la confraternización de los soldados de los diversos estados en el frente para poner fin a la guerra imperialista e iniciar la revolución a escala internacional pues estaba persuadido de que la única forma de que triunfara la revolución socialista era que Rusia abandonara la lucha en Europa y los bolcheviques se mantuvieran independientes, evitando alianzas con otros partidos.      El Gobierno Provisional intentaba seguir fiel a su política de continuar la guerra pero los bolcheviques continuaban su campaña derrotista en defensa de la fraternización. La gran influencia de los bolcheviques quedó demostrada en una manifestación organizada por el Soviet, a la que acudieron 400.000 trabajadores de Petrogrado, y a la que siguió una marcha armada de 500.000 trabajadores, soldados y tropas que los bolcheviques deseaban mantener en la capital para hacerse con el poder. Mientras tanto el Comandante en Jefe del ejército, desoyendo la orden del Primer Ministro del Gobierno Provisional, avanzó con una división de tropas leales hacia la capital (Petrogrado) con el fin de eliminar a la oposición, bolchevique, e implantar una dictadura militar. El Primer Ministro ordenó entonces que fuera arrestado y solicitó a los bolcheviques, a los que suministró armas, que defendieran Petrogrado. Sin embargo, estos acontecimientos tuvieron dos importantes consecuencias: la acción del gobierno fue considerada como una traición por el cuerpo de oficiales, por lo que el gabinete del Primer Ministro perdió prácticamente todo el apoyo militar, mientras que sus más acérrimos enemigos, los bolcheviques, tenían a su disposición en esos momentos a 40.000 soldados disciplinados y armados, la Guardia Roja.

Lenin comenzó a preparar la campaña para llevar a cabo una rebelión armada. Desde su refugio en Finlandia, envió numerosos artículos al diario Pravda y dirigió diversas cartas al comité del partido bolchevique; había llegado el momento de que el Soviet se hiciera con el poder. A pesar del fervor con el que había alentado a sus seguidores, Lenin no estaba seguro de que la revolución pudiera triunfar ni de que ésta fuera acogida favorablemente en todo el país. Fue Trotski, entonces presidente del Soviet de Petrogrado, quien encontró la solución; tras formar el Comité Militar Revolucionario, convenció a Lenin de que hiciera coincidir el alzamiento con el II Congreso de los Soviets, convocado para el 7 de noviembre, y declarara que el poder había sido transferido a los Soviets de Diputados de Obreros, Soldados y Campesinos, con lo que disminuiría el riesgo de que se le acusara de haber usurpado el poder en nombre de la clase trabajadora.

         En la noche del 6 de noviembre, la Guardia Roja ocupó los emplazamientos claves de la capital y tomó el Palacio de Invierno, en donde fueron arrestados los ministros del Gobierno Provisional. Al día siguiente, Trotski anunció, según lo previsto, el traspaso del poder a los Soviets. Lenin fue elegido presidente del primer gabinete, en el que también ingresaron Trotski (como comisario del pueblo –ministro– para las Relaciones Exteriores) y Stalin (comisario del pueblo para las Nacionalidades).

Los Decretos sobre la Paz (para iniciar rápidamente negociaciones que condujeran a la misma) y sobre la Tierra (nacionalización de ésta y abolición de los grandes latifundios sin indemnización) recibieron un amplio apoyo por parte del nuevo gobierno, y fueron decisivas a la hora de garantizar la victoria de los bolcheviques en otras ciudades y provincias. El 15 de noviembre, el Consejo de Comisarios del Pueblo proclamó, mediante la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia, el derecho a la autodeterminación de éstos, sobre la base de la plena igualdad y soberanía, lo que abría la posibilidad de que las nacionalidades que habían sido integradas por la fuerza en el Imperio zarista pudieran separarse voluntariamente. Se nacionalizaron los bancos y se concedió el control de la producción a los trabajadores. La industria se fue nacionalizando gradualmente.

Una vez que los bolcheviques se hicieron con el control, el nuevo gobierno puso fin a la participación de Rusia en la I Guerra Mundial a través de la firma de la Paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918. La firma de la Paz de Brest-Litovsk produjo una escisión en el seno del gobierno soviético. El Partido Socialista Revolucionario, que había estado colaborando con los bolcheviques, declaró que el tratado constituía una traición a la causa de la Revolución y abandonó el gobierno. Confiando en sus tradicionales métodos de lucha política, miembros de dicho partido asesinaron al embajador alemán con la vana esperanza de provocar nuevamente el comienzo de las hostilidades. También llevaron a cabo atentados contra algunos líderes bolcheviques. Lenin fue seriamente herido por uno de estos actos terroristas, lo que acabaría por provocar pocos años más tarde su prematuro fallecimiento. Como respuesta, los bolcheviques iniciaron el llamado Terror Rojo, con la supresión del Partido Socialista Revolucionario y la ejecución de numerosos opositores políticos. Otros partidos y facciones minoritarias fueron igualmente eliminados por los bolcheviques. El denominado comunismo de guerra, política aplicada por los bolcheviques durante el conflicto civil, supuso la rápida nacionalización de la industria y de los medios de transporte y la confiscación de todos los suministros y equipos necesarios para la actividad bélica, lo que arruinó por completo la economía del país. Cuando cesaron las hostilidades y quedó consolidado el régimen soviético, el gobierno tuvo que hacer frente a la necesidad de restaurar la economía.

         En 1921, Lenin estableció la Nueva Política Económica para fortalecer al nuevo Estado, empobrecido tras siete años de desórdenes y declive económico. El 30 de diciembre de 1922 se constituyó oficialmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en la que los territorios étnicos del antiguo Imperio Ruso se unieron a la República Socialista Soviética Federada de Rusia.

2. La era soviética

 «Quebrantar al pueblo ruso y agotar sus fuerzas era uno de los propósitos ocultos de Lenin. Stalin siguió con esta política, incluso cuando pronunció su tan conocido brindis sentimental a la salud del pueblo ruso»[1].

La prematura muerte de Lenin en enero de 1924 desencadenó una dura lucha por el poder. Los principales antagonistas fueron Trotski y Iósiv Stalin, entonces secretario general del partido, los cuales se proclamaban legítimos herederos de Lenin. Gracias al control sobre el aparato del partido, Stalin logró obtener el apoyo de la mayoría de los miembros de éste y consolidar así su poder. En noviembre de 1927, tras un referéndum interno, el partido repudió por completo las ideas políticas de Trotski, que fue expulsado de aquél y tuvo que exiliarse en Alma Atá (la actual Almaty, en Kazajstán). Dos años más tarde, Trotski fue desterrado de la URSS, y en 1940 murió asesinado en México a manos de un agente soviético.

En 1929, Stalin fue reconocido como máximo dirigente del partido y del Estado. A partir de ese momento inició la serie de purgas que caracterizarían sus años de mandato, y que afectaron en primer lugar a sus antiguos aliados durante la pugna con Trotski. Desde entonces, Stalin sólo confió en su control del partido y de la policía y en los compañeros que él había elevado al poder. Las purgas se iniciaron en 1929 y alcanzaron su punto más virulento en diciembre de 1934. Entre los años 1935 y 1939 Stalin ya había desplazado a todos sus opositores de los cargos de poder. Muchos fueron encarcelados, deportados a Siberia o ejecutados. De hecho, entre 1934 y 1938 dos tercios de los miembros que tenía el Comité Central del Partido Comunista en 1934, fueron sentenciados a muerte y ejecutados. De la misma forma, entre 1936 y 1938, más de la mitad de los oficiales superiores del Ejército Rojo fueron purgados. Innumerables ciudadanos soviéticos fueron encarcelados y enviados a los Gulag, una red enorme de campamentos de trabajo forzados, o simplemente ejecutados.

El 1 de septiembre 1939, la invasión alemana de Polonia llevó a Francia y Gran Bretaña a declarar la guerra a Alemania. Así comenzó la II Guerra Mundial. Dieciséis días más tarde el Ejército Rojo cruzaba la frontera polaca, ocupaba la parte oriental de Polonia y comenzaba la sovietización de los territorios ocupados. Cientos de miles de polacos fueron deportados a Siberia. La ocupación del este de Polonia fue la primera de una serie de anexiones territoriales que afectaron a Estonia, Letonia, Lituania, Carelia, Besarabia y la parte septentrional de Bucovina. El Ejército Rojo ocupó dichos estados. La URSS impuso gobiernos propicios y reprimió a todos los elementos antisoviéticos. El 22 de junio de 1941 Alemania invadió la URSS, sorprendiendo a Stalin. A finales de 1941, las tropas alemanas llegaron a las puertas de Leningrado y comenzaron el asedio. Las bajas producidas durante el mismo superaron la cifra de 1.250.000 personas. Los alemanes perdieron 200.000 hombres y tuvieron que retirarse a la línea del Cáucaso, de la que habían partido en el verano de 1942. Fueron finalmente detenidos y derrotados en la épica batalla de Stalingrado, que duró desde agosto de 1942 hasta febrero de 1943 y cuyas consecuencias supusieron un punto de inflexión en el curso de la guerra. A partir de ese momento, los alemanes fueron desplazados constantemente hacia el oeste. El 22 de abril de 1945 el Ejército Rojo entró en la periferia de Berlín. Tres días después las tropas rusas y estadounidenses se encontraron en el río Elba. El 8 de mayo de 1945 acabó la guerra en Europa.   Utilizando la amenaza de su poderío militar, que durante la II Guerra Mundial llegó a estar compuesto por 12,5 millones de soldados movilizados, la URSS intentó aplicar un progresivo control sobre las estructuras políticas, económicas y sociales de los territorios fronterizos ocupados por ella. La política exterior soviética generó un conflicto político, diplomático y económico de dimensión mundial con Estados Unidos conocido como Guerra fría.