confesión de fe

Confesión de Fe Eucarística

Para la Fiesta del Corpus Christi de 1996

Queridos hermanos y hermanas:

Este año haremos nuestro diálogo eucarístico siguiendo el Catecismo de la Iglesia Católica (1), escrito en orden a la aplicación del Concilio Vaticano II, aprobado por el Papa Juan Pablo II el 25 de junio de 1991.

1. ¿Quién instituyo la Eucaristía?

|#1323 «Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre…»(2).

2. ¿Para qué?

«… para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura»(3).

I.- LA EUCARISTÍA, FUENTE Y CUMBRE DE LA VIDA ECLESIAL

3. ¿La Eucaristía es lo más profundo y lo más elevado que hay en la Iglasia?

|#1324 Sí. La Eucaristía es «fuente y cima de toda la vida cristiana»(4). «Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua»(5).

4. ¿Significa y causa la unión con Dios y con los hombres?

|#1325 Sí. «La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre»(6).

5. ¿También nos unimos a la Iglesia celestial?

|#1326 Sí. Por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos.

6. La Eucaristía, ¿expresa nuestra fe?

|#1327 Así es. La Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: «Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar»(7).

II.- EL NOMBRE DE ESTE SACRAMENTO

7. ¿Por qué recibe tantos nombres?

|#1328 La riqueza inagotable de este sacramento se expresa mediante los distintos nombres que se le da . Cada uno de estos nombres evoca alguno de sus aspectos.

8. ¿Por qué se le llama Eucaristía?

Se le llama Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras «eucharistein» (Lc 22,19;1 Co 11,24) y «eulogein» (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman -sobre todo durante la comida- las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.

9. ¿Por qué se le llama Banquete del Señor?

|#1329 Se le llama Banquete del Señor porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero en la Jerusalén celestial.

10. ¿Por qué se le llama Fracción del pan?

Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia, sobre todo en la última Cena. En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección, y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas. Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con Él y forman un solo cuerpo en Él.

11. ¿Por qué se le llama Asamblea?

Se le llama Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia.

12. ¿Por qué se le llama Memorial?

|#1330 Se lo llama Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor, porque es el recuerdo vivo y eficaz, o sea, que realiza lo que recuerda, de la Pascua del Señor.

13. ¿Por qué se le llama Santo Sacrificio?

Se lo llama Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también Santo Sacrificio de la Misa, «sacrificio de alabanza» (Hch 13,15), sacrificio espiritual, sacrificio puro y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.

14. ¿Por qué se le llama Santa y divina liturgia?

Se la llama Santa y divina liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se la llama también celebración de los santos misterios. 

15. ¿Por qué se le llama Santísimo Sacramento?

Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.

16. ¿Por qué se le llama Comunión?

|#1331 Se le dice Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo; se la llama también las cosas santas [«ta hagia; sancta»](8) -es el sentido primero de la «comunión de los santos» de que habla el Símbolo de los Apóstoles-, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad(9), viático…

17. ¿Por qué se le llama Santa Misa?

|#1332 Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles («missio») a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana .

III.- LA EUCARISTÍA EN LA ECONOMÍA DE LA SALVACIÓN

Los signos del pan y del vino

18. ¿El pan y el vino significan la creación?

|#1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de El, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: «Tomó pan…», «tomó el cáliz lleno de vino…». Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación.

19. El pan y el vino, ¿significan la creación por qué son dones del Creador?

En el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino, fruto «del trabajo del hombre», pero antes, «fruto de la tierra» y «de la vid», dones del Creador. La Iglesia ve en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que «ofreció pan y vino» (Gn 14,18), una prefiguración de su propia ofrenda.

20. ¿Qué otros significados tienen en el Antiguo Testamento?

|#1334 En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Exodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios. Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El «cáliz de bendición» (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.

La institución de la Eucaristía

21. ¿Cuándo instituyó el Señor la Eucaristía?

|#1337 El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor. Para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, «constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento»(10) .

22. Jesús, ¿dio un nuevo sentido a la pascua judía?

|#1340 Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino.

«Haced esto en memoria mía»

23. ¿Encargó a los Apóstoles que hicieran el Memorial?

|#1341 El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras «hasta que venga» (1 Co 11,26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.

24. La Iglesia, ¿fue fiel a la órden del Señor?

|#1342 Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor. De la Iglesia de Jerusalén se dice:

Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones… Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y con sencillez de corazón” (Hch 2,42.46).

25. ¿Hacían la Fracción del pan en el Domingo?

|#1343 Era sobre todo «el primer día de la semana», es decir, el domingo, el día de la resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían para «partir el pan» (Hch 20,7). Desde entonces hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado, de suerte que hoy la encontramos por todas partes en la Iglesia, con la misma estructura fundamental. Sigue siendo el centro de la vida de la Iglesia.

            IV.- LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA DE LA EUCARISTÍA

La Misa de todos los siglos

26. ¿Celebramos la Misa con la misma estructura que los Apóstoles?

|#1345 Desde el siglo II, según el testimonio de san Justino mártir, tenemos las grandes líneas del desarrollo de la celebración eucarística. Estas han permanecido invariables hasta nuestros días a través de la diversidad de tradiciones rituales litúrgicas.

27. ¿Cuál es la estructura fundamental de la Misa a través de los siglos?

|#1346 La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica:

1ro.- La reunión, la liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal; y,

2do- la liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consecratoria y la comunión.

28.Las dos partes, ¿son un solo acto de culto?

Liturgia de la Palabra y liturgia eucarística constituyen juntas «un solo acto de culto»(11) ; en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor.

29. ¿Cuál es el dinamismo del banquete de Jesús?

|#1347 He aquí el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos: en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, «tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio»(12) .

30. ¿Cómo se desarrolla la celebración?

|#1348 Todos se reúnen. Los cristianos acuden a un mismo lugar para la asamblea eucarística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor principal de la Eucaristía. Él es sumo sacerdote de la Nueva Alianza. Él mismo es quien preside invisiblemente toda celebración eucarística. Como representante suyo, el obispo o el presbítero (actuando «in persona Christi capitis» – «en la persona de Cristo cabeza») preside la asamblea, toma la palabra después de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la plegaria eucarística. Todos tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el pueblo entero cuyo «Amén» manifiesta su participación.

31. ¿Qué comprende la liturgia de la Palabra?

|#1349 La liturgia de la Palabra comprende «los escritos de los profetas», es decir, el Antiguo Testamento, y «las memorias de los apóstoles», es decir, sus cartas, y los Evangelios; después la homilía que exhorta a acoger esta palabra como lo que «es, verdaderamente, Palabra de Dios» (1 Ts 2,13), y a ponerla en práctica; vienen luego las intercesiones por todos los hombres, según la palabra del apóstol: «Ante todo, recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad» (1 Tm 2,1-2).

32. ¿Qué es la presentación de los dones de pan y vino?

|#1350 La presentación de las ofrendas (el ofertorio): entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. Es la acción misma de Cristo en la última Cena, «tomando pan y una copa». «Sólo la Iglesia presenta esta oblación, pura, al Creador, ofreciéndole con acción de gracias lo que proviene de su creación»(13). La presentación de las ofrendas en el altar hace suyo el gesto de Melquisedec y pone los dones del Creador en las manos de Cristo. Él es quien, en su sacrificio, lleva a la perfección todos los intentos humanos de ofrecer sacrificios.

33. ¿También se presentan otros dones?

|#1351 Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta (14) , siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos (15) .

34. ¿Cuál es la cumbre de la celebración?   

|#1352 Con la plegaria eucarística, o anáfora, o canon, que es la oración de acción de gracias y de consagración llegamos al corazón y a la cumbre de la celebración.

35. ¿Qué se hace en el prefacio?

En el prefacio, la Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo, por todas sus obras, por la creación, la redención y la santificación. Toda la asamblea se une entonces a la alabanza incesante que la Iglesia celestial, los ángeles y todos los santos, cantan al Dios tres veces santo.

36. ¿Qué se hace en la epíclesis o invocación?

|#1353 En la epíclesis, la Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo (o el poder de su bendición) (16) sobre el pan y el vino, para que se conviertan, por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu (algunas tradiciones litúrgicas colocan la epíclesis después de la anámnesis).

37. ¿Qué se hace en el relato de la institución o consagración?

En el relato de la institución, la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre;

38. ¿Qué se hace en la anámnesis o memorial?

|#1354 En la anámnesis que sigue, la Iglesia hace memoria de la pasión, de la resurrección y del retorno glorioso de Cristo Jesús; presenta al Padre la ofrenda de su Hijo que nos reconcilia con Él;

39. ¿Qué se hace en las intercesiones?

En las intercesiones, la Iglesia expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia del cielo y de la tierra, de los vivos y de los difuntos, y en comunión con los pastores de la Iglesia, el Papa, el obispo de la diócesis, su presbiterio y sus diáconos y todos los obispos del mundo entero con sus Iglesias.

40. ¿Qué se hace en la comunión?

|#1355 En la comunión, precedida por la oración del Señor y de la fracción del pan, los fieles reciben «el pan del cielo» y «el cáliz de la salvación», el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó «para la vida del mundo» (Jn 6,51):

V.- EL SACRIFICIO SACRAMENTAL:

ACCIÓN DE GRACIAS, MEMORIAL, PRESENCIA

41. ¿Nos sabemos sujeto al mandato del Señor?

|#1356 Si los cristianos celebramos la Eucaristía desde los orígenes, y con una forma tal que, en su substancia, no ha cambiado a través de la gran diversidad de épocas y de liturgias, es porque nos sabemos sujetos al mandato del Señor, dado la víspera de su pasión: «haced esto en memoria mía» (1 Co 11,24-25).

42. ¿Cómo cumplimos el mandato del Señor?

|#1357 Cumplimos este mandato del Señor celebrando el memorial de su sacrificio. Al hacerlo, ofrecemos al Padre lo que Él mismo nos ha dado: los dones de su Creación, el pan y el vino, convertidos por el poder del Espíritu Santo y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y la Sangre del mismo Cristo: así Cristo se hace real y misteriosamente presente.

43. ¿Cómo debemos considerar la Eucaristía?

|#1358 Debemos considerar la Eucaristía:

1ro.- como acción de gracias y alabanza al Padre,

2do.- como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo,

3ro.- como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

1) La acción de gracias y la alabanza al Padre

44. La Misa, ¿es sacrificio de acción de gracias?

|#1359 La Eucaristía, sacramento de nuestra salvación realizada por Cristo en la cruz, es también un sacrificio de alabanza en acción de gracias por la obra de la creación. En el sacrificio eucarístico, toda la creación amada por Dios es presentada al Padre a través de la muerte y resurrección de Cristo. Por Cristo, la Iglesia puede ofrecer el sacrificio de alabanza en acción de gracias por todo lo que Dios ha hecho de bueno, de bello y de justo en la creación y en la humanidad. «Eucaristía» significa, ante todo, acción de gracias.

45. La Misa, ¿es sacrificio de alabanza?

|#1361 La Eucaristía es también el sacrificio de alabanza por medio del cual la Iglesia canta la gloria de Dios en nombre de toda la creación. Este sacrificio de alabanza sólo es posible a través de Cristo: Él une los fieles a su persona, a su alabanza y a su intercesión, de manera que el sacrificio de alabanza al Padre es ofrecido por Cristo y con Cristo para ser aceptado en Él.

2 ) El memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia

46. La Misa, ¿es el memorial de la Pascua?

|#1362 La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada anámnesis o memorial.

47. ¿Cuál es el sentido del memorial?

|#1363 En el sentido empleado por la Sagrada Escritura, el memorial no es solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (17). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada la Pascua, los acontecimientos del Exodo se hacen presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos acontecimientos.

48. El memorial, ¿recibe un sentido nuevo en el Nuevo Testamento?

|#1364 El memorial recibe un sentido nuevo en el Nuevo Testamento. Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre actual: «Cuantas veces se renueva en el altar el sacrificio de la cruz, en el que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado, se realiza la obra de nuestra redención»(18) .

49. ¿Es por eso sacrificio?

|#1365 Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: «Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros» y «Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros» (Lc 22,19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que «derramó por muchos para remisión de los pecados» (Mt 26,28).

50. ¿Por qué la Misa es sacrificio?

|#1366 La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa (= hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto:

(Cristo), nuestro Dios y Señor, se ofreció a Dios Padre una vez por todas, muriendo como intercesor sobre el altar de la cruz, a fin de realizar para ellos (los hombres) una redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio (Hb 7,24.27), en la última Cena, «la noche en que fue entregado» (1 Co 11,23), quiso dejar a la Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible (como lo reclama la naturaleza humana), donde sería representado el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la cruz, cuya memoria se perpetuaría hasta el fin de los siglos (1 Co 11,23) y cuya virtud saludable se aplicaría a la redención de los pecados que cometemos cada día.(19)

51. El sacrificio de la cruz y el de la Misa, ¿son uno?

|#1367 El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: «Es una e idéntica la víctima que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, la que se ofreció a sí misma entonces sobre la cruz. Sólo difiere la manera de ofrecer»: «En este divino sacrificio que se realiza en la Misa, este mismo Cristo, que se ofreció a sí mismo una vez de manera cruenta sobre el altar de la cruz, es contenido e inmolado de manera no cruenta»(20) .

52. El sacrificio de la Misa, ¿es también el sacrificio de la Iglesia?

|#1368 La Eucaristía es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, participa en la ofrenda de su Cabeza. Con Él, ella se ofrece totalmente. Se une a su intercesión ante el Padre por todos los hombres. En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo es también el sacrificio de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo. El sacrificio de Cristo presente sobre el altar da a todas las generaciones de cristianos la posibilidad de unirse a su ofrenda.

53. ¿Por qué se nombra al Papa y al Obispo en cada celebración de la Misa?

|#1369 Toda la Iglesia se une a la ofrenda y a la intercesión de Cristo. Encargado del ministerio de Pedro en la Iglesia, el Papa es asociado a toda celebración de la Eucaristía en la que es nombrado como signo y servidor de la unidad de la Iglesia universal. El obispo del lugar es siempre responsable de la Eucaristía, incluso cuando es presidida por un presbítero; el nombre del obispo se pronuncia en ella para significar su presidencia de la Iglesia particular en medio del presbiterio y con la asistencia de los diáconos. La comunidad intercede también por todos los ministros que, por ella y con ella, ofrecen el sacrificio eucarístico.

54 ¿Con quienes nos unimos en la Misa?

|#1370 A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo, sino también los que están ya en la gloria del cielo: La Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella, así como de todos los santos y santas. En la Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la ofrenda y a la intercesión de Cristo.

55 ¿Por que pedimos en la Misa por los difuntos?

|#1371 El sacrificio eucarístico es también ofrecido por los fieles difuntos «que han muerto en Cristo y todavía no están plenamente purificados», para que puedan entrar en la luz y la paz de Cristo decía Santa Mónica: «Enterrad este cuerpo en cualquier parte; no os preocupe más su cuidado; solamente os ruego que, dondequiera que os hallareis, os acordéis de mí ante el altar del Señor»(21) .

3) La presencia de Cristo por el poder de su Palabra y del Espíritu Santo

56 ¿Es múltiple la presencia de Cristo en su Iglesia?

|#1373 «Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros» (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia: en su Palabra, en la oración de su Iglesia, «allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre» (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos, en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la Misa y en la persona del ministro. Pero, «sobre todo (está presente), bajo las especies eucarísticas»(22) .

57 ¿De qué modo está presente Cristo en la Eucaristía?

|#1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella «como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos»(23). En el santísimo sacramento de la Eucaristía están «contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero»(24). «Esta presencia se denomina «real», no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen «reales», sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente»(25).

58 ¿Cristo está presente por la conversión del pan y del vino?

|#1375 Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión. Así, san Juan Crisóstomo declara que: «No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas»(26).

59 ¿Cómo resume la fe católica en la Eucaristía el Concilio de Trento y el Catecismo de la Iglesia Católica?

|#1376 «Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación»(27).

60 ¿Cuándo comienza y cuando termina la presencia de Cristo?

|#1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo(28).

61 ¿Hay que adorar a Jesús en la Eucaristía?

|#1378 En la liturgia de la Misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. «La Iglesia católica ha dado y continúa dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la Misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión»(29).

62 ¿Qué es el sagrario?

|#1379 El sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la Misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santísimo sacramento.

63 ¿Fue conveniente que Cristo se quedase de esta manera en la Eucaristía?

|#1380 Es realmente conveniente que Cristo haya querido quedarse presente para su Iglesia de esta manera tan singular. Puesto que Cristo iba a alejarse de los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por nuestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado «hasta el fin» (Jn 13,1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros (30), y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor.

64 Se conoce la presencia de Cristo, ¿por los sentidos o por la fe?

|#1381 «La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, «no se conoce por los sentidos, dice santo Tomás, sino sólo por la fe, la cual se apoya en la autoridad de Dios». Por ello, comentando el texto de san Lucas 22,19: «Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros», san Cirilo declara: «No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque Él, que es la Verdad», no miente»(31).

VI.- EL BANQUETE PASCUAL

65 ¿También la Misa es un banquete?

|#1382 La Misa es, a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial en que se perpetúa el sacrificio de la cruz, y el banquete sagrado de la comunión en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Pero la celebración del sacrificio eucarístico está totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo por medio de la comunión. Comulgar es recibir a Cristo mismo que se ofrece por nosotros.

66 ¿Que representa el altar?

|#1383 El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra reconciliación y como alimento celestial que se nos da. «¿Qué es, en efecto, el altar de Cristo sino la imagen del Cuerpo de Cristo?», dice san Ambrosio(32), y en otro lugar: «El altar representa el Cuerpo (de Cristo), y el Cuerpo de Cristo está sobre el altar»(33).

«Tomad y comed todos de él»: la comunión

67 ¿Urge recibir a Jesús en la comunión?

|#1384 El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la Eucaristía: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros» (Jn 6,53).

68 ¿Hay que estar preparado para comulgar dignamente?

|#1385 Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. San Pablo exhorta a un examen de conciencia: «Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo» (1 Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.

69 ¿Cómo prepararse?

|#1387 Para prepararse convenientemente a recibir este sacramento, los fieles deben observar el ayuno prescrito por la Iglesia(34). Por la actitud corporal (gestos, vestido) se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped.

70 ¿La comunión se deriva de la naturaleza de la Eucaristía?

|#1388 Es conforme al sentido mismo de la Eucaristía que los fieles, con las debidas disposiciones, comulguen cuando participan en la Misa(35): «Se recomienda especialmente la participación más perfecta en la Misa, recibiendo los fieles, después de la comunión del sacerdote, del mismo sacrificio, el Cuerpo del Señor»(36).

71 ¿Cuándo obliga la Iglesia a participar de la Misa?

|#1389 La Iglesia obliga a los fieles «a participar los domingos y días de fiesta en la divina liturgia»(37) y a recibir al menos una vez al año la Eucaristía, si es posible en tiempo pascual, preparados por el sacramento de la Reconciliación. Pero la Iglesia recomienda vivamente a los fieles recibir la santa Eucaristía los domingos y los días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días.

72 Al comulgar una sola especie, ¿se recibe a Cristo todo y entero?

|#1390 Gracias a la presencia sacramental de Cristo bajo cada una de las especies, la comunión bajo la sola especie de pan ya hace que se reciba todo el fruto de gracia propio de la Eucaristía. Por razones pastorales, esta manera de comulgar se ha establecido legítimamente como la más habitual en el rito latino. «La comunión tiene una expresión más plena por razón del signo cuando se hace bajo las dos especies. Ya que en esa forma es donde más perfectamente se manifiesta el signo del banquete eucarístico»(38). Es la forma habitual de comulgar en los ritos orientales.

Los frutos de la comunión

73 ¿La comunión acrecienta nuestra unión a Cristo?

|#1391 La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: «Quien come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él» (Jn 6,56). La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico: «Lo mismo que me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí” (Jn 6,57).

74 ¿Que produce en nosotros la Carne de Cristo?

|#1392 Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, «vivificada por el Espíritu Santo y vivificante»(39), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.

75 ¿Debemos purificarnos para recibir a Cristo?

|#1393 La comunión nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión es «entregado por nosotros», y la Sangre que bebemos es «derramada por muchos para el perdón de los pecados». Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados.

76 La Eucaristía, ¿fortalece la caridad?

|#1394 Como el alimento corporal sirve para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales(40). Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas y de arraigarnos en Él.

77 ¿Nos preserva de pecados futuros?

|#1395 Por la misma caridad que enciende en nosotros, la Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales. Cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper con Él por el pecado mortal. La Eucaristía no está ordenada al perdón de los pecados mortales. Esto es propio del sacramento de la Reconciliación. Lo propio de la Eucaristía es ser el sacramento de los que están en plena comunión con la Iglesia.

78 ¿Nos une más a la Iglesia?

|#1396 Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo Cuerpo(41). La Eucaristía realiza esta llamada: «El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo?, y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo Cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan» (1 Co 10,16-17).

79 ¿Nos enseña a amar a los pobres?

|#1397 La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos(42).

80 ¿Nos enseña a amar la unidad de todos los cristianos?

|#1398 Ante la grandeza de este misterio, san Agustín exclama: «¡Oh sacramento de piedad, oh signo de unidad, oh vínculo de caridad!»(43). Cuanto más dolorosamente se hacen sentir las divisiones de la Iglesia que rompen la participación común en la mesa del Señor, tanto más apremiantes son las oraciones al Señor para que lleguen los días de la unidad completa de todos los que creen en Él.

81 Las Iglesias orientales separadas, ¿tienen verdadera Eucaristía?

|#1399 Las Iglesias orientales que no están en plena comunión con la Iglesia católica celebran la Eucaristía con gran amor. «Estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos, y sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, con los que se unen aún más con nosotros con vínculo estrechísimo»(44). Una cierta comunión in sacris, por tanto, en la Eucaristía, «no solamente es posible, sino que se aconseja… en circunstancias oportunas y aprobándolo la autoridad eclesiástica»(45).

82 ¿Y las comunidades protestantes nacidas de la Reforma?

|#1400 Las comunidades eclesiales nacidas de la Reforma, separadas de la Iglesia católica, «sobre todo por defecto del sacramento del Orden, no han conservado la substancia genuina e íntegra del misterio eucarístico»(46). Por esto, la intercomunión eucarística con estas comunidades no es posible para la Iglesia católica. Sin embargo, estas comunidades eclesiales, «al conmemorar en la Santa Cena la muerte y la resurrección del Señor, profesan que en la comunión de Cristo se significa la vida, y esperan su venida gloriosa»(47).

83 ¿Pueden recibir algunos sacramentos en caso de grave necesidad?

|#1401 Si, a juicio del Obispo, se presenta una necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar los sacramentos (Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos) a cristianos que no están en plena comunión con la Iglesia católica, pero que piden estos sacramentos con deseo y rectitud: en tal caso se precisa que profesen la fe católica respecto a estos sacramentos y estén bien dispuestos(48).

VII.- LA EUCARISTÍA, PRENDA DE LA GLORIA FUTURA

84 La Eucaristía,? anticipa la gloria del cielo?

|#1402 En una antigua oración, la Iglesia aclama el misterio de la Eucaristía: «¡Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida; se celebra el memorial de su pasión; el alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura!». Si la Eucaristía es el memorial de la Pascua del Señor y si por nuestra comunión en el altar somos colmados «de gracia y bendición»(49), la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestial.

85 ¿Nos recuerda la Eucaristía la 2da. Venida del Señor?

|#1403 En la última Cena, el Señor mismo atrajo la atención de sus discípulos hacia el cumplimiento de la Pascua en el reino de Dios: «Y os digo que desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros, de nuevo, en el Reino de mi Padre» (Mt 26,29)(50). Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía recuerda esta promesa y su mirada se dirige hacia «el que viene»(51). En su oración, implora su venida: «Marana tha» (1 Co 16,22), «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20), «que tu gracia venga y que este mundo pase»(52).

86 ¿Nos hace ansiar el cielo?

|#1404 La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su Eucaristía y que está ahí en medio de nosotros. Sin embargo, esta presencia está velada. Por eso celebramos la Eucaristía «Mientras esperamos la gloriosa venida de Nuestro Salvador Jesucristo»(53), pidiendo entrar «en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque, al contemplarte como Tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo, Señor Nuestro»(54).

87 La Eucaristía, ¿es la prenda más segura de la esperanza de vida eterna?

|#1405 De esta gran esperanza, la de los «cielos nuevos» y la «tierra nueva» en los que habitará la justicia (2 Pe 3,13), no tenemos prenda más segura, signo más manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que se celebra este misterio, «se realiza la obra de nuestra redención»(55) y «partimos un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre»(56).

P. Carlos Miguel Buela, VE.

Villa de Luján, 5 de junio de 1996.

(1) El signo |# indica que el siguiente número corresponde al Catecismo de la Iglesia Católica.

(2) Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 47.

(3) Id.

(4) Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11.

(5) Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, 5.

(6) Congregación para el culto divinoinstrucción Eucharisticum mysterium, 6, AAS 59 (1967), 539-573.

(7) San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 5.

(8) Constitutiones Apostolorum, 8, 13, 12; Didaché, 9, 5; 10, 6.

(9) San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephesios, 20,2.

(10) Concilio de Trento: DS, 1740.

(11) Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 56.

(12) Cf. Lc 24,13-35.

(13) San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4; cf Ml 1,11.

(14) Cf. 1 Co 16,1.

(15) Cf. 2 Co 8,9.

(16) Cf. Misal Romano, Canon romano 90.

(17) Cf. Ex 13,3.

(18) Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 3.

(19) Concilio de Trento, DS, 1740.

(20) Ibid., DS, 1743.

(21) Santa Mónica, antes de su muerte, a San Agustín y su hermano; San Agustín, Confessiones, 9, 9, 27.

(22) Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 48.

(23) Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, III, 73, 3.

(24) Concilio de Trento: DS, 1651.

(25) Pablo VI, Encíclica Mysterium fidei, 39.

(26) San Juan Crisóstomo, De proditione Judae, 1, 6: PG 49, 380C.

(27) Concilio de Trento: DS, 1642.

(28) Cf. Ibíd., 1641.

(29) Pablo VI, Encíclica Mysterium fidei, 56.

(30) Cf. Ga 2,20

(31) Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, III, 75, 1.

(32) San Ambrosio, De sacramentis, 5, 7: PL 16, 447C.

(33) Ibíd., 4, 7: PL 16, 437D.

(34) Cf. CDC, 919.

(35) Cf. CDC, 917; Comisión Pontificia para la Auténtica Interpretación del CDC, Actas, AAS 76 (1984) 746-747.

(36) Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 55.

(37) Concilio Vaticano II, Orientalium ecclesiarum, 15.

(38) Misal Romano, Ordenación general, 240.

(39) Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, 5.

(40) Cf. Concilio de Trento: DS, 1638.

(41) Cf. 1 Co 12,13.

(42) Cf. Mt 25,40.

(43) San Agustín, In Evangelium Johannis tractatus, 26, 6, 13; cf. Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 47.

(44) Concilio Vaticano II, Unitatis redintegratio, 15.

(45) Id., cf. CDC, 844, 3.

(46) Ibíd., 22.

(47) Ibíd., 22.

(48) Cf. CDC, 844, 4.

(49) Misal Romano, Canon romano 96: «Supplices te rogamus».

(50) Cf. Lc 22,18; Mc 14,25.

(51) Cf. Ap 1,4.

(52) Didaché, 10,6.

(53) Embolismo después del Padre Nuestro; cf. Tt 21,3.

(54) Misal Romano, Plegaria eucarística III, oración por los difuntos.

(55) Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 3.

(56) San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephesios, 20, 2.