Viaje a Lituania nº 1.
Crónica publicada el 23/12/2002, en el boletín “Vox Verbi“, segunda época. Año 9. nº 283.
Gracias a la invitación del P. Vytautas Palubinskas, amigo de la familia Mikalonis, quien por muchos años fuera párroco en Argentina y en USA, y la hospitalidad del Cardenal Audrys Backis, que nos permitió alojarnos en el Seminario Arquidiocesano, pudimos visitar Lituania. El Padre Vytautas además fue nuestro incansable guía, guardián celoso y prudente ayo en toda la visita a ese hermoso país.
Vilnius
La capital lituana (aproximadamente 578.000 habitantes) recuerda por muchos motivos a Roma: ante todo por las siete colinas sobre las cuales surge, por el río Neris que la atraviesa y, particularmente, por el barroco de sus innumerables iglesias, que señalaron –por uno de aquellos extraños casos de los cuales la historia está llena– el triunfo de Cristo en el país báltico, que más que otros había resistido a la cristianización.
Con el final del régimen soviético, la ciudad ha tomado nuevamente el papel ocultado en algunos siglos: como en la cercana Polonia, también a Lituania le ha tocado en suerte hacer de baluarte a la Reforma protestante por un lado, y a la ortodoxia rusa por otro; Vilnius tiene hoy reabiertos al culto y está restaurando sus templos, que como en el pasado son meta de peregrinaciones.
Respecto a las otras capitales bálticas, el rostro de la ciudad aparece menos ligado a la vida de los negocios y de los comercios; la ha signado no sólo el catolicismo de los Jesuitas, fundadores de la primera Universidad de los Países Bálticos, sino también las manifestaciones de la devoción espiritual de las otras confesiones. También los hebreos, que tuvieron en Vilnius, como en la centroeuropea Praga, un punto de referencia por siglos, han dado una contribución fundamental a la imagen de la ciudad. El ejemplo de Vilnius demuestra como el “genius loci” resiste a despecho de las efímeras contingencias políticas.
Historia
Habitada desde el siglo IV, la ciudad es mencionada por primera vez en 1323: en varios documentos el gran duque Gediminas invitaba mercaderes, maestros, arquitectos y artístistas a establecerse en la capital apenas fundada, a cambio de tierras y privilegios. Los Caballeros Teutónicos nunca tuvieron razón acerca de la poderosa fortaleza construida por el mismo Gedeminas sobre la colina hoy a él dedicada, gracias también a la posición de la ciudad, naturalmente protegida por los ríos Neris y Vilnia (del cual toma el nombre) y de las colinas que la circundan.
La ciudad, cristianizada en masa en 1387, condición para obtener los derechos de Magdeburgo, creció y se desarrolló en un floreciente centro de relevancia europea. Más allá de Viena y Venecia (en 1562 fue inaugurada la línea postal Vilnius-Cracovia-Viena-Venecia), Vilnius tiene relaciones comerciales sobre todo con Moscú y Kiev: de la tipografía fundada en 1525 salieron los Hechos de los Apóstoles, el primer libro impreso en ruso. En 1569 se establecieron allí los Jesuitas, que fundaron la universidad en 1579. La decadencia comenzó a partir del siglo XVII, con la epidemia de peste que diezmó la población y con el incendio desbastador de 1610; por cinco años la ciudad estuvo bajo el dominio ruso; otras destrucciones trajo la Gran Guerra del Norte durante el ataque sueco de 1702.
Con la tercera repartición de Polonia, Vilnius entró a formar parte del imperio zarista. Napoleón la pasó a espada y fuego durante la retirada de Rusia (en Vilnius están sepultados 80.000 soldados de su ejército). En 1918, con la independencia de Lituania, fue la capital hasta la ocupación polaca (1923). Anexa a Polonia readquirió su propio rol en 1945. En época soviética, a diferencia de las otras capitales bálticas, la ciudad no sufrió una masiva inmigración rusa.[1]
Pudimos visitar muchas hermosas iglesias: La Catedral (es notable el tesoro de la misma recientemente encontrado), San Pedro y San Pablo, de los Dominicos, los Jesuitas, los Bernarditas (franciscanos), San Juan, Santa Teresa de Jesús, Santa Ana, San Casimiro, etc.
San Casimiro
Notable por su sútil síntesis entre arquitectura y arte es la Capilla de San Casimiro (1636) en la Catedral de Vilnius. San Casimiro es el santo patrón de Lituania. La decoración interior alardea la combinación de varias texturas y colores de mármoles, metales preciosos, dorados, pinturas y esculturas y esto era característico del antiguo Barroco de las iglesias de Roma. Desde este punto de vista la Capilla de San Casimiero es una perla del Barroco. Los estucos que la pueblan y los frescos han sido realizados por artistas italianos que trabajaron en la Iglesia de San Pedro y San Pablo en Vilnius (1648-1682) como también en el Monasterio Pazailis, en Kaunas.[2]
+La Puerta de la Aurora: La iglesia de Santa Teresa (Šv. Teresês baznycia). Iglesia de planta basilical del anexo monasterio carmelita, erigida también ella en el estilo del barroco romano (1635-1650); el interior, dañado por un incendio, fue sucesivamente rehecho en estilo rococó. Tiene una notable escultura de Santa María Magdalena.
Por la iglesia se accede a la contigua Aušros Vartû koplycia, capilla de la Virgen de la Puerta de la Aurora, capilla sede de devotas peregrinaciones por una pintura de la Virgen (de un artista ignoto de la escuela italiana), que tiene poderes taumatúrgicos. La capilla está engastada en el viejo muro de la ciudad sobre una puerta que mira hacia donde sale el sol –de allí el nombre- en la Aušros Vartai (= Puerta de la Aurora o del Alba), restaurada en estilo neoclásico en 1829, la única de las puertas que queda y que se abrían en los muros de Vilnius en el siglo XVI.[3]
En esa capilla hay símbolos de profunda fe y gratitud atesorados durante siglos, atestiguan ofertas, que representan el poder de curar, restaurar o producir un milagro de la bondadosa Madre de Dios. El rostro triste ideado en la pintura de la Virgen en la Capilla de la Aušros Vartai (Puerta de la Aurora) ha atraído cientos de peregrinos a Vilnius desde el siglo XVI. Se la invoca también como Madre de Misericordia.
Cerca de allí, vivió durante 13 años en el Convento de los Padres Basilianos, San Josafat, quien fuera luego Obispo ucraniano y mártir de la unidad de la Iglesia.
+Santa Faustina Kowalska: En un barrio de la ciudad hay una ‘datcha’ donde vivió más de 2 años y medio en distintas etapas, se le apareció reiteradas veces Jesús Misericordioso[4] y dónde lo hizo pintar por primera vez. Ese cuadro está en Vilnius.
+Trakai: Queda 27 km al oeste de Vilnius sobre una estrecha península en el lago Galvé y otros. Se encuentra el primer castillo hecho levantar por Kestutys, padre del gran Duque Vytautas (acentuar la primer sílaba). Éste residió en una isla del lago Galvé, totalmente restaurado en la actualidad. Allí vive una comunidad de karaitas, unos 200, cuya religión es hebraica pero toránica, no talmúdica ni tributaria de la Misnah. Viven en casas de madera cuyo frente tiene tres ventanas de igual tamaño y al mismo nivel, según una interpretación religiosa que le dan.
Les deseamos a todos nuestros amigos lectores: ¡Feliz Navidad!.
P. Carlos Miguel Buela, VE.
[1] Touring Club Italiano, Finlandia. Paesi Baltici. Guide d’Europe (Milano 2002) 141-144.
[2] Lithuania (Vilnius 2001) 32.
[3] Ibíd. nota 1, 146.
[4] María Faustina Kowalska, Diario, Massachussets 4ª edición 2001, pp. 715.