Gulags

De ‘bunkers’, ‘gulags’ y ‘laogais’

De ‘bunkers’, ‘gulags’ y ‘laogais’

Artículo publicado en 1999.

Enseña el Concilio Vaticano II: «…es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los interrogantes de la humanidad…».(1)

    Analizando los signos de los tiempos, podríamos decir que éste fue el siglo que se caracterizó como el siglo de los «bunkers» nazis, el siglo de los «gulags» de los campos de concentración soviéticos, y el siglo de los «laogais» –los llamados campos de reeducación chinos– En los primeros se santificaron, entre otros, San Maximilino Kolbe y Santa Edith Stein, una de las patronas de Europa; en los segundos, entre otros, María Fix (2)   –nueve años estuvo presa–, el P. Estanislao Szulminski, palotino (3)   que murió en un gulag en el Ártico, el P. Alexander Saretski de Buguruslán; el cardenal Josef Slipij (4) , 18 años en un campo de concentración; y en los «laogais», entre otros, el Cardenal Ignatio Kung Pin-mei (5) , Mons Teng Yi-Ming, Mons. Joseph H. Y. Fan.

    Por razones de tiempo, y por ser menos conocido, veremos sólo tres puntos tratando de entender los signos de los tiempos respecto a la gran ideología de este siglo que fue el marxismo: primero, la masacre de Tiananmen; segundo, el Muro de Berlín ya que se cumplen los diez años de estos episodios de la historia del mundo, los cuales sacudieron al mundo en su momento, o deberían haberlo sacudido; y el tercer punto tiene relación con los anteriores: Juan Pablo II, que en estos momentos está en la India rumbo a Georgia. ¡Por primera vez en la historia de la Cristiandad un Papa ha de visitar un pueblo predominantemente ortodoxo de la ex-U.R.S.S.!

I. Un signo de los tiempos: Tiananmen.

    ¿Qué es «Tian An Men»? Es una palabra china que quiere decir «Puerta de la Paz Celestial»; y fundamentalmente se refiere a dos cosas: a la puerta en sí y a la plaza que está frente a la puerta, que también lleva el mismo nombre. Es una plaza enorme de grande, la más grande del mundo, de 50 hectáreas, con una capacidad para 1.000.000 personas y, según algunos, aún más.

    ¿Qué ocurrió ahí? Allí, entre la noche del 3 y el 4 de junio de 1989 ocurrió una dura represión con tanques y balas. Y hubo una imagen que recorrió el mundo: un joven, Wang Weilin, que enfrentó solo a una columnas de tanques. ¡Ese fue el gran grito de rebelión a favor de la libertad! Un valiente joven capturó la imaginación del mundo entero cuando, sin la ayuda de nadie, detuvo el avance de una columna de tanques al colocarse en su camino… Parece mentira que un solo hombre pueda marcar diferencias, pero es así.

    Allí, luego de horas, se reunió una multitud; según algunos en el momento antes de comenzar la represión hubo en Tiananmen y sus alrededores cerca de un millón de personas. La cosa hubiese quedado en el olvido si no hubiera coincidido con la visita del presidente Gorbachov a la capital de China. Gracias a su presencia, los hechos que allí acontecieron tuvieron una cobertura de la prensa mundial.

    El detonante había comenzado días antes. «El 15 de abril de 1989 había muerto Ju Yaobang, secretario general del Partido Comunista Chino (PCCH), quien había sido destituido dos años antes porque no fue –según el criterio de los comunistas, suficientemente fuerte frente a una revuelta estudiantil un año antes.

    Al morir Hu, un grupo de universitarios de Pekín fue a Tiananmen, depositó ofrendas florales en su honor y dos días más tarde varios centenares de estudiantes protestaban en la plaza e iniciaban allí una huelga de hambre. (…) al tiempo que entraba en vigor la ley marcial que justificó más tarde el aplastamiento de lo que desde el régimen y la prensa se calificó como “complot contrarrevolucionario”».(6)

    La represión, según algunos, dejó alrededor de 7.000 muertos; los diarios hablan de al menos 500 manifestantes muertos y miles de detenidos. «La represión dejó al descubierto toda la rigidez que prevalecía aún en el sector dominante del gobierno de Pekín. El mejor ejemplo fue la fulminante destitución de Zhao Ziyang, secretario general del Partido Comunista, que pocos días antes de la represión había visitado a los estudiantes en la plaza y, tras rogarles con lágrimas en los ojos que abandonasen la huelga de hambre, había aceptado que sus demandas eran justas». (7)

    ¿Qué ocurrió con esos manifestantes de 1989? «Los manifestantes de 1989 han seguido tres caminos. Una parte –según fuentes disidentes–, 2.000 de los 15.000 entonces reportados detenidos– sigue en la cárcel, como Wang Youcai, condenado en diciembre a otros 11 años de prisión. Otra minoría –el ex líder de las protestas Wang Dan es el más destacado– ha pasado de la prisión al exilio. Y la aplastante mayoría ha engrosado las filas de la generación que vive el furor capitalista que invade a China desde entonces».(8)

    Quiero terminar este punto con las palabras de Tian Ge, uno de los jóvenes que estuvieron en la revuelta estudiantil de Tiananmen. Después de pasar un período totalmente descorazonado, se refugió en la poesía. Gusta repetir lo que escribió un poeta de la dinastía Tang, llamado Li Bai, que se ahogó al querer atrapar en un lago el reflejo de la luna. No deja de repetir el fragmento esperanzado del verso de ese maestro: «¿Cómo podría yo inclinar mis ojos y mi pecho ante los poderosos si hay que renegar del estallido de un instante?».(9)

    El estallido que fue ese instante es algo que todavía sigue resonando y es algo que todavía a de traer consecuencias para la libertad del pueblo chino.

II. Un signo de los tiempos: el Muro de Berlín.

    También se cumplen ahora, el 9 de noviembre, diez años de la caída del muro. Ese muro estuvo levantado durante 28 años, separando en dos la ciudad de Berlín: Berlín Este y Berlín Oeste.

 1. Las cifras (10) :

    – Llegó a tener 155 km de largo (43,1 km dentro de Berlín)

    – 302 torres de vigilancia

    – 14.000 guardias con 600 perros

    – 1693 disparos de guardias, 456 marcas de balas en el Oeste;

    – 3221 personas arrestadas cerca del muro

    – 239 muertos en fuga, 260 heridos y 27 soldados o policías muertos;

    – 5043 fugas desde el Este con éxito (incluyendo 574 soldados).

    En 28 años, con distinta suerte, cerca de 9000 personas desesperadas trataron de pasar el muro. Tan difícil era pasar esas dificultades que –como he dicho– muchos murieron en el intento. Y lo hicieron de mil formas posibles: por las cloacas, en bicicleta, en moto, en triciclo, debajo de los coches, disfrazados, haciendo rappel, a nado, en bote y de las formas más increíbles que uno puede imaginarse:

    – En 1964 se conoció el que quizá fue el caso más resonante. Berlineses occidentales cavaron un túnel de 145 metros de largo, 12 metros de profundidad y 70 centímetros de diámetro, que pasaba por debajo del muro. Gracias a este simple pero trabajoso artificio, 57 habitantes del Este consiguieron huir, tras entrar por un baño y salir por el sótano de una panadería.

    – En 1973, utilizando un motor auxiliar de bicicleta, un joven construyó un minisubmarino con el que cruzó el mar Báltico con rumbo a Dinamarca, cubriendo 25 km. en 5 horas.

    – Con un globo de aire caliente de 28 metros de altura que ellas mismas fabricaron dos familias se fugaron en 1979. No tenían conocimientos en la materia, pero leyeron libros especializados y probaron con distintas telas y combustibles. El vuelo hacia el Oeste duró 18 minutos.

 2. ¿Cómo se hizo?

    Fue modernizado cuatro veces y se hizo de esta forma: «La construcción del muro, del que hoy quedan algunos vestigios, tomó por sorpresa a Berlín. A las dos de la mañana del 13 de agosto de 1961, el ejército, la policía y brigadas de trabajadores pertenecientes al sector que dominaba la Unión Soviética desde el fin de la Segunda Guerra comenzaron a colocar barreras. Su objetivo: impedir todo contacto con la zona que estaba bajo jurisdicción de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia. El primer “límite” era algo improvisado, pero ya intimidaba. Estaba hecho de alambres de púa y una línea de centinelas. Detrás de ellos aguardaban tanques y tropas de reserva. En seguida, el transporte público entre ambos sectores de Berlín se detuvo y todos los pasos fronterizos fueron cerrados. A eso de las 7 de la mañana gran cantidad de personas comenzó a escapar hacia Occidente. Algunos aprovecharon lugares difíciles de vigilar, como las numerosas ruinas que quedaban desde la guerra. Al caer la noche ya se habían bloqueado completamente 69 de los 81 pasos entre los sectores soviético y occidental. Se cortaron ocho líneas de tren, cuatro de subterráneos y 193 calles, además de las comunicaciones. Para el 26 de agosto, 13 días después, los alemanes orientales estaban aislados sin remedio». (11)

    Ese muro con 13 obstáculos costó 870.000 dólares.

 3. ¿Cómo era?

    No era simplemente una pared, como la gente se imagina, sino que era todo un espacio grande con dos muros con lo que había 13 obstáculos:

    1º Muro de hormigón armado y alumbrado, de tres o cuatro metros de altura, a veces con un dispositivo eléctrico.

    2º la llamada «Hierba de Stalin». Pinchos de acero plantados en el suelo;

    3º Malla de alambre de dos metros de altura;

    4º Cables con alarma acústica u óptica;

    5º Alambrados de púas;

    6º Búnkers;

    7º Perros guardianes atados con correas largas;

    8º Una carretera asfaltada donde permanentemente con vehículos iban los soldados de Alemania Oriental;

    9º Una zanja anti-vehículos de tres a cinco metros de profundidad;

    10º Arena para que los fugitivos dejasen sus huellas, a veces minada;

    11º Una valla eléctrica;

    12º Una franja de tierra abierta;

    13º Un muro de hormigón de color claro para mostrar la silueta del fugitivo, capaz de resistir el impacto de vehículos pesados, y  coronada con un tubo de cemento de amianto para prevenir que los fugitivos no se pudiesen agarrar con un garfio de la parte superior del muro y así saltar.

    ¡Durante 28 años!

    Recuerdo haber visto por televisión, todavía en blanco y negro, un emotivo discurso de John F. Kennedy, en Berlín, en la Plaza de la Libertad, en agosto de 1963, ante medio millón de personas, que terminó diciendo: «Todos los hombres libres, dondequiera que vivan, son ciudadanos de Berlín y por ende, como hombre libre estoy orgullo de decir: ich bin ein Berliner (“soy un berlinés”)». Y fue muy ovacionado.

 4. ¿Cómo comenzó la caída del muro?

    La caída comenzó de una manera bastante extraña. Fue el 10 de septiembre de 1989, cuando el gobierno comunista de Hungría de acuerdo con el de Austria, decidió cortar las alambradas de púas que dividían ambos países. Luego de unos días dejaron pasar hacia Austria una multitud de alemanes de Alemania Oriental que estaban en Hungría, y así éstos llegaron a Alemania Occidental.

    «Muchos, cuenta una persona de esa época, dejaban su Traban ( típico auto de los alemanes orientales) y cruzaban a pie la frontera: fue un momento de felicidad increíble. No lo podía creer, enloquecí de alegría. Parecía un milagro: mis sueños de libertad de 1956 se hacían realidad». (12)

    Me gusta siempre recordar las profecías de los falsos profetas, porque creo que hay que decirlo siempre: Erich Honecker, presidente de Alemania Oriental, había dicho una semana antes de la caída del muro: «Habrá muro por un siglo más»; y el inefable Henry Kissinger, cinco días antes –ni siquiera una semana antes– respondió a la pregunta de un periodista de si había alguna posibilidad de que el mundo cayera que «el muro iba a permanecer todo el tiempo del mundo». (13)

III. Un signo de los tiempos: el Papa Juan Pablo II.

    Estos «signos de los tiempos» nos llevan de la mano a otro gran signo de nuestro tiempo que es el papa Juan Pablo II, porque sin él no hubiese sido posible el colapso del comunismo bajo el «efecto dominó» que produjo el corte de los alambre de púas entre las fronteras de Hungría y Austria; «efecto dominó que permitió la caída del muro y que luego también produjo el desmembramiento de los otros países satélites de la U.R.S.S. que querían la libertad, los países de Europa Central y los de Europa Oriental, logrando finalmente en 1991 la caída del Imperio Soviético ante el asombro de todos, sobre todo de los occidentales que fueron los que mantuvieron, aún económicamente, al comunismo en el mundo.

    Y esto lo han afirmado personas autorizadas. Por ejemplo, «el general Wojciech Jaruselski, que lideró Polonia durante la época de los años ochenta en el último régimen comunista, admitió que la elección de Karol Wojtyla para el papado contribuyó significativamente a la caída del comunismo».(14)

    También lo ha afirmado un intelectual estadounidense, convertido en 1990 al catolicismo –antes era pastor luterano y actualmente es sacerdote–, el p. Richard John Neuhaus. A las preguntas de un periodista de por qué se refería al actual pontífice con el calificativo de «Juan Pablo II el Grande», y de por qué calificar a este Papa con un título así, respondió: «–Me refiero a “Juan Pablo el Grande” porque, sin lugar a dudas, ha ejercido uno de los pontificados más importantes a nivel doctrinal de la historia de la Iglesia. Pero también por su coyuntura histórica, pues en el umbral del tercer milenio, la cristiandad (junto con el espectro inquietante del Islam) constituye la única propuesta universal en el escenario mundial para el futuro del hombre. Más que por su papel de líder decisivo en la caída del comunismo, algo que no puede ser minusvalorado, es grande porque ha sabido encuadrar el camino de la Iglesia durante el colapso del secularismo ilustrado y de sus desilusiones utópicas. Ahora, la Iglesia se encuentra en el centro del escenario como la propuesta más coherente, convincente y comprensiva para el proyecto del hombre».(15)

    Y el Patriarca georgiano Su Beatitud Illia II acaba de decir refiriéndose a Juan Pablo II: «Si el mundo ha cambiado, sobre todo en esta zona, el mérito es sobre todo suyo». (16)

    Sepamos entonces interpretar nosotros los signos de los tiempos.

    Esta Misa de manera especial la ofrezco por aquellos hermanos nuestros que por amor a la libertad murieron tanto en Tiananmen como tratando de cruzar el muro de Berlín. Aunque muchos de ellos son desconocidos, realmente son héroes, porque «más vale muerte con gloria que vida con ignominia».

    Frente a la puerta de Brandeburgo, símbolo de todo lo que pasó en los años de ignominia del comunismo, del lado occidental hay una estatua de bronce, no muy alta, que nos conmovió profundamente. Representa a un joven dando una paso hacia delante, con la boca abierta como si fuese una trompeta y como si gritara: ¡Libertad! ¡Pensar que el siglo XX ha conocido la esclavitud de millones y millones de seres humanos, millones y millones que no llegaron a conocer la libertad que nos trajo Cristo!

    Le pedimos esa gracia a la Santísima Virgen y nos comprometemos a trabajar siempre por la libertad de los hijos de Dios.

    Pidamos a la Santísima Virgen que crezca en nosotros siempre la conciencia de que debemos ser los ministros de Cristo que llevan la libertad a todos los hombres: ¡la verdadera libertad!

Notas

(1) Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et Spes, 4.

(2) Vox Verbi n. 190, p. 70.

(3) Revista Esquiú, 8 de febrero de 1987, p. 34. Conocí personalmente al hermano de este mártir. Vivía en San Juan y fue profesor de varios sacerdotes de nuestro Instituto, del p. Pablo Ruani, del p. Daniel Mentesana (entre otros).

(4) Cf. Revista Diálogo, 8 de diciembre de 1993, pp. 111-146.

(5) Cf. Blessing of the Divine Bounty of “September 8 th”, Ed. “September 8th”, Taipei, 1999, 207 pp.

(6) Francisco Seminario, El día en que retrocedió la historia, diario La Nación, 03/06/1999, p. 4.

(7) Ibídem.

(8) Álvaro Sierrra, Una década que cambió el rostro de China, en La Nación, 03/06/1999, p. 4.

(9) Cf. Frederic Bobin, De la rabia a la mutación, (Desde Pekín para El País y Le Monde, en Diario Uno de Mendoza, 04/06/1999, p. 32

(10) Todos los datos siguientes los tomo del artículo «A 10 años de la caída del muro de Berlín. La herida que dividía a Alemania», de Maximiliano Seitz, publicado en La Nación, 05/11/1999, p. 4.

(11) Maximiliano Seitz, La herida que dividía a Alemania, La Nación 5/11/1999, p. 4.

(12) Elisabetta Piqué, A 10 años de la caída del muro de Berlín. El éxodo que trajo la libertad, cf. Diario La Nación.

(13) Diario Ámbito Financiero, 17 de marzo de 1999, p. 16.

(14) AICA, año XLIII, n. 2189, 2/12/1998, p. 410.

(15) Interpelado por la “Gran Tradición“. Entrevista de la agencia Zenit a Richard John Neuhaus, publicada por Cristo Hoy!, 11 de noviembre de 1998, p. 10.

(16) Diario L’Avvenire del 17 de noviembre de 1999, art.. «Georgia, prove di ecumenismo».