El artículo de mi autoría aparecido en la revista DIÁLOGO n° 6, del 15 de Setiembre de 1993, mereció una larga respuesta por parte de los sacerdotes del Distrito de América del Sur y del Seminario Nuestra Señora Corredentora de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, presididos por el Superior del Distrito, padre Xavier Beauvais, y por el Director del Seminario, padre Dominique Lagneau, en un folleto titulado “De Maritain a Vaticano II… de Vaticano II a San Rafael de Mendoza. Respuesta, aclaración y refutación a un artículo del Padre Buela” [1] .
Nos sentimos obligados, en conciencia, por razones de justicia y de caridad, a responder puntualmente todas y cada una de las preguntas que en su respuesta nos hacen estos hermanos. Lo haremos, Dios mediante, en números sucesivos de esta revista. Les pedimos perdón por no haber podido publicar nada “en el próximo numero de su revista” [2] por la sencilla razón de que ya había salido el n° 7. Lo haremos aún sabiendo que se trata, según la encuesta realizada a tal efecto al Episcopado mundial, de sólo una “pequeñísima -pero muy activa minoría que se hace oír con mucho ruido” [3] . Deseamos, aunque sea mínimamente, responder al pedido del Papa: “las amplias y profundas enseñanzas del Concilio Vaticano II requieren un nuevo empeño de profundización, en el que se clarifique plenamente la continuidad del Concilio con la tradición, sobre todo en los puntos doctrinales que, quizás por su novedad aún no han sido comprendidos por algunos sectores de la Iglesia” [4] .
No obstante esta promesa de ir respondiendo sus interrogantes, a modo de comienzo, debo aclarar algunos puntos.
I- NUESTROS MOTIVOS
Nuestros motivos no son los que sin ninguna justicia nos endilgan estos lefebvristas, muy por el contrario, son otros.
Si demoramos hasta ese momento el referirnos más in extenso al tema fue por la sencilla razón de que antes no teníamos revista. Juzgar que la finalidad de ese artículo era agradar a “aquellos que poseen el poder en la Iglesia…que no quieren saber nada con estos sacerdotes, y con los cuales ellos tampoco quieren tener mayor relación, salvo un “entendimiento pacífico”; “un DIÁLOGO condescendiente” para disputarles un espacio en el gran sincretismo de (utilizando una formula acuñada por monseñor Benelli) la Iglesia Conciliar. Era la única alternativa para seguir subsistiendo, con la esperanza de ser vistas con mejores ojos por las autoridades romanas y diocesanas y poder llevar a cabo una “renovación en fidelidad”[5] . Este es un párrafo de antología. Evidencia muchas cosas: el prurito de creer saberlo todo -aun las intenciones- y de juzgarlo todo, -aun las autoridades romanas que, evidentemente, involucran a Pedro-.
Es falso que escribiéramos el artículo para “aquellos que poseen el poder en la Iglesia…“. Es falso que ellos (los que poseen el poder en la Iglesia) “no quieren saber nada con estos sacerdotes”, pues tenemos varias cartas de autoridades de Roma, de primer nivel, que demuestran lo contrario y, sin ir más lejos, ayer (22-3-94), nuestro señor Obispo nos defendió públicamente por televisión.
Es falso que no queramos nosotros tener con las autoridades de la Iglesia “mayor relación”. Muy por el contrario, para nosotros es ESENCIAL la comunión con los legítimos Pastores de la Iglesia. En nuestras Constituciones, en este momento en estudio por Roma, se legisla: “…nosotros, que nos honramos en llamarnos religiosos “Del Verbo Encarnado” traicionaríamos gravísimamente nuestro carisma, si no trabajáramos por tener una auténtica espiritualidad eclesial, que nos incorpore plenamente a la Iglesia del Verbo Encarnado. Y no queremos saber nada fuera de Ella” [6] . Me viene a la mente el refrán “el ladrón cree que todos son de su condición”. Porque estos tales -de hecho- no quieren saber nada con la Iglesia jerárquica, proyectan sobre nosotros su insensatez.
Es falso que queramos “disputarles un espacio…”, que “era la única alternativa para seguir subsistiendo”. En circular 2/93 de fecha 18 de mayo de 1993 comunicaba a todos los miembros de nuestra familia religiosa -en formación-, la próxima ordenación sacerdotal de 17 diáconos, y las fundaciones en China, en Ucrania, en Perú, en Estados Unidos de Norteamérica, en Jerusalén, que se suman a las autorizadas con anterioridad en Rusia, en Italia, etc. No nos falta “espacio” en la Iglesia, por el contrario, nos sobra. Lo que nos faltan son más vocaciones para poder atender todos los pedidos que nos llegan de todos los continentes de parte de los señores Obispos. Con tantas falsedades, en un solo párrafo, sólo muestran que imitan a su “papa” padre Franz Schmidberger quien afirmara falsamente que la Fraternidad San Pedro fue “obligada oficialmente por la comisión Ecclesia Dei a dar la comunión en la mano” [7] .
Tengo la impresión de que lejos de “tirar la pelota afuera” [8] , les hicimos “un gol de media cancha que rompió la red y todavía la están buscando“, y por eso respondieron con un folleto de 83 págs. a mi artículo de 40 págs. Y, más aún, con ese folleto, se han hecho “un gol en contra“.
Asimismo, el amplio espectro de las distintas posiciones integristas no hacía posible un tratamiento pormenorizado de los distintos temas. Cosa que no pasará ahora porque hemos de destinar el espacio que sea necesario para manifestar nuestra posición frente a lo expuesto por los padres Beauvais y Lagneau.
II- EL PROBLEMA PRINCIPAL
Luego de leer detenidamente el folleto de estos padres, se llega a la conclusión que el problema fundamental es la falta de comunión con Pedro vivo en la persona del Papa y, por tanto, la falta de comunión con la Iglesia viva. De hecho los cuatro obispos consagrados por Mons. Lefebvre están excomulgados, o sea fuera de la comunión. De hecho, no figuran en el Annuario Pontificio [9] . De hecho, no efectúan la visita ad Limina Apostolorum Petri et Pauli. Por tanto, estos padres, de hecho, no están en comunión con ningún Obispo que esté en comunión con Pedro.
Ante este problema principal, los otros problemas -Misa de Pablo VI, colegialidad, ecumenismo y libertad religiosa- se transforman en simple excusa. Ya tienen posición tomada contra el Sucesor de Pedro, posición que trabaja en ellos como un verdadero “vorgriff” (o preconcepto) y, entonces, estarán “a priori” contra el “nuevo” rito, el “nuevo” Código de Derecho Canónico, el “nuevo” Catecismo, la “Veritatis Splendor”, etc., etc., etc. Todo lo que emana la Iglesia después del Concilio Vaticano II, será sospechoso para ellos de modernismo.
Como es obvio no se trata de la crítica a algún acto aislado del Papa como es el ejemplo puesto de San Pablo, San Bruno, San Hugo, San Godofredo, San Norberto [10] , etc., aquí estamos ante una crítica global a, por lo menos, tres Papas: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Y lo que es de temer, ante una crítica global a los Romanos Pontífices que los sucedan, por la sencilla razón de que aquellos que critican estánconvencidos que SON como la hipóstasis de la Tradición que juzga al Magisterio, y mientras éste no diga lo que ellos quieren, seguirán haciendo el recurso a los Santos que se opusieron a algún acto de los Papas, para oponerse a los Papas sucesivos y de manera global.
Nominalmente no son sedevacantistas, pero en la práctica parecen serlo. De hecho, la tentación de algunos de sus miembros fue desbarrar al sedevacantismo, a pesar de la clara advertencia del mismo Mons. Lefebvre: “el razonamiento de quienes afirman la inexistencia del papa coloca a la Iglesia en una situación muy complicada. La cuestión de la visibilidad de la Iglesia es demasiado necesaria a su existencia para que Dios pueda omitirla durante decenios. ¿Quién nos dirá donde está el futuro papa? ¿Cómo se podrá designarlos si ya no hay Cardenales?” [11] y, ciertamente, en el plano inclinado en que se encuentran por la crítica habitual al Romano Pontífice, el sedevacantismo es su gran tentación.
Por ejemplo, uno de los obispos ordenados por Lefebvre, el inglés Richard Williamson, que está excomulgado, acaba de declarar en Mendoza respecto de la encíclica “Veritatis Splendor”: “es un pensamiento humanista, antropocéntrico y secular, que se acerca demasiado al pensamiento de los filósofos modernos, muy anticatólicos, como Emmanuel Kant” [12] . Al mismo tiempo, uno de los más grandes conocedores de Santo Tomás, discípulo dilecto del P. Santiago Ramírez, O.P., escribe: “…espero haber presentado los principales rasgos de esta excepcional encíclica de Juan Pablo II, en la que se hace sentir el sólido y coherente pensamiento teológico-antropológico de Santo Tomás, a quien hemos encontrado citado 23 veces” [13] . Un obispo lefebvrista excomulgado cree que puede calumniar impunemente al Sucesor de Pedro, pero se olvida que la mentira tiene patas cortas. Y si un obispo se atreve a decir cosas tan groseras del Papa, ¡qué no dirán los curas que los siguen! Estos tales trabajan por apartar a los hombres de la Iglesia Católica, con la excusa de que luchan contra el modernismo cuando en rigor de verdad le hacen el campo orégano.
III- LA NUEVA MISA
No puedo silenciar que la postura de estos padres frente a la Misa, que llaman nueva, es, sencillamente,demencial.
Respecto de la Misa, según el rito de Pablo VI, afirman estos lefebvristas que “de parte de Nuestro Señor esa acción es un verdadero sacrificio ofrecido voluntariamente y por su inmensa caridad. En ese sentido es agradable al Padre”. Pero a renglón seguido sostienen: “pero de parte del rito mismo, que viene de la herejía protestante y conduce a la herejía protestante, es un pecado gravísimo” [14] . Y para probar semejante aserto muy sueltos de cuerpo dicen: “Esta distinción la trae Santo Tomás al responder a una objeción sobre si fue conveniente que Jesús padeciera de parte de los gentiles (S.Th., III, q.47, a.4, ad 2). Así como a nadie se le hubiese ocurrido participar de la Crucifixión de Nuestro Señor para agradar al Padre con su Sacrificio; de la misma manera hay que responder respecto de un rito que no agrada en sí al Padre, aunque el valor del Sacrificio de su Hijo sea infinito. En una ‘misa negra’ valida también hay sacrificio… [15]”
A esto hay que decir:
1° El sacrificio de la Cruz, del cual trata Santo Tomás en esa parte de la Suma, es cruento, en especie propia, con derramamiento de sangre, con occisión física de la Víctima perpetrada por sus asesinos. Por el contrario, en la Misa el sacrificio es incruento, sacramental, no en especie propia sino en especie ajena, sin occisión física y sin derramamiento de sangre; no hay, por tanto, ni puede haber, asesinos. Estos intelectuales, que se quejan de que yo, según ellos, haya pasado indebidamente “del artículo 8 al artículo 9 de la cuestión 64” [16] , pasan del Tratado de la Eucaristía (III, q. 73-83) al Tratado de la Vida de Cristo (q. 47). ¡Se pasaron 26 cuestiones!, ¡en total se pasaron 158 artículos!
2° En el sacrificio de la Cruz una era la Persona que se inmolaba y otra era la de sus verdugos que, ciertamente, no oficiaban como sacerdotes. En el santo sacrificio de la Misa una es la Persona del Sacerdote principal e, identificándose sacramentalmente con Ella, la persona del sacerdote secundario que actúa “in persona Christi” [17] , que, ciertamente, no oficia de verdugo. “En realidad, la acción del sacerdote que consagra es la misma de Cristo, quien obra por su ministro” [18] . Por tanto, no se sigue la comparación.
3° Pero además, estos padres parecen no darse cuenta que hay un rito esencial, que subyace a todos los ritos, que es el mismo rito eucarístico por el cual se inmola sacramentalmente el Sacerdote principal ofreciéndose al Padre [19] . El rito esencial, que es lo que hace el mismo Cristo en cada Misa como Sacerdote principal, es igual en todas las tradiciones litúrgicas, en todos los ritos “secundarios”, ya que el Sacerdote principal es siempre el mismo: Jesucristo; la Víctima es siempre la misma: Jesucristo; el Acto Oblativo es el mismo y del mismo Jesucristo. Decir que “hay tantas Misas como obispos y sacerdotes. En una misma capilla, la Misa de 10 es distinta de la de 11. Y esto los padres de San Rafael lo saben pero lo callan” [20] , y “bien sabemos que hay Misas y Misas hoy en día en la Iglesia de Dios” [21] , es confundir lo accidental por lo esencial. Si eso fuera así -si la Misa fuera distinta por el sacerdote secundario- también las Misas de San Pío V serían diferentes unas de otras, porque en unas el celebrante es petiso, en otra alto, pelado, gordo, flaco, antipático, joven, viejo, unos leen el latín con acento francés, otros con acento alemán, otros pronuncian según la “restituta”, etc. Que haya arbitrariedades y corruptelas litúrgicas entre los celebrantes del rito de Pablo VI lo sabemos, no las negamos y las reprobamos, pero también las hubo en el rito milenario codificado por San Pío V: hubo quienes celebraban 7 Misas los Domingos; quienes en 10 minutos llegaban al ‘Ite, Missa est’; quienes repetían 10 veces “hoc”, etc., etc., etc. Es no darse cuenta que siempre estará presente la debilidad del Sacerdote secundario, que siempre con toda verdad, golpeándose el pecho debe decir: “y a nosotros, pecadores, siervos tuyos…” [22] . Los abusos litúrgicos hay que denunciarlos, pero corresponde reprimirlos a los Obispos; si ellos no lo hacen como deberían, Dios será quien los juzgue.
4° Decir que el “nuevo” rito viene y va hacia la herejía protestante, “que compromete la fe”, es como decir que Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, que la celebraron, son herejes. Y también lo serían quienes Uds. citan como “autoridades”: el Card. Ratzinger [23] , Mons. Tortolo [24] , Mons. Bolatti [25] , los padres Julio Meinvielle [26] , Leonardo Castellani, [27] Alberto Ezcurra [28] , Alfredo Sáenz [29] , Carlos Biestro [30] y los mismos Schillebeeckx [31] y Congar [32] , todos los cuales celebraron y celebran -los que viven-la Misa de Pablo VI.
Aquí tengo que hacer un breve paréntesis. Por el afecto que me unió a Mons. Tortolo y como testimonio de su límpida vida sacerdotal debo referir lo siguiente: visitándolo en Paraná en el año 1976 [33] me dijo que en la misma silla donde yo estaba sentado había estado Mons. Lefebvre que había sido amigo de él en la época del Concilio pero que como había desobedecido al Papa, le había dirigido una carta pidiéndole que se sometiese; copia de esa carta la había dirigido a la Secretaría de Estado y de allí le habían agradecido sus buenos oficios para que Lefebvre se reconcilie con el Papa: “no estoy de acuerdo con Lefebvre”. ¡Cuanto menos habría estado con las consagraciones episcopales al margen de Pedro en cuanto tal! Mons. Adolfo Tortolo nunca fue lefebvrista.
Pero, nos preguntamos ¿para qué traen estos lefebvristas, aparentemente franceses, el testimonio de estos hombres de Dios argentinos que celebraran la Misa según el rito nuevo? ¿Para qué? Tal vez, podría ser, para tratar de conseguir prosélitos con la autoridad de los mismos, en especial, de las filas más sanas del nacionalismo católico argentino y de los sectores más sanamente tradicionales de nuestro catolicismo. Pero este ha de ser un empeño vano, porque si el nacionalismo llegase a ser lefebvriano perdería su esencia, al igual que si la “Tradición” rechaza al Papa, se transformaría en traición.
5° El nuevo rito agrada al Padre, porque es un rito aprobado por la Iglesia, que hace sus veces. Santo Tomás enseña que si alguien pretendiese hacer un rito no aprobado por la Iglesia probablemente no habría sacramento; pero aquí de lo que se trata es, justamente, de un rito aprobado por la Iglesia: “Acerca de los cambios que pueden introducirse en las fórmulas sacramentales hay que tener en cuenta dos cosas. Una depende del que pronuncia las palabras, cuya intención es esencial al sacramento, como se dirá después (q.64, a.8). Por tanto, si con esa adición o substracción pretendiese realizar un rito no reconocido por la Iglesia, no parece que se verifique el sacramento, pues no intenta hacer lo que hace la Iglesia” [34] .
6º Equiparar la nueva Misa a las “misas negras” como parece que hacen estos lefebvristas [35] , si no fuese tan trágico sería sumamente gracioso. ¡Cómo si no se hubiesen celebrado “misas negras” con el rito de San Pío V! Hacer esta comparación es criminal. Se pone la ocasión por la causa, es decir, que alguno use el rito nuevo para hacer algo satánico, no quiere decir que ese rito sea causa del aberrante uso; como no lo sería cuando se hiciese con el rito tridentino. Nadie está obligado a asistir a una “misa negra”, pero sí se está obligado a asistir a la Misa según el rito que celebra el Papa, la mayoría casi absoluta del Episcopado mundial y la mayor parte del clero de rito latino de los cinco continentes. Y si el sermón pudiera, realmente, poner en peligro la fe católica, lo que habría que hacer es aconsejar que durante el mismo se rece el santo Rosario, como lo hacen los que sufren de sordera o como lo hacemos los que, a veces, tenemos que soportar predicadores aburridos o “regaderas”.
Otro insigne disparate es afirmar que el rito nuevo conduce a la herejía y, según parece, “incluso si se tratase de la Misa papal dicha exactamente como lo manda el Nuevo Misal Romano” [36] . Quien haya asistido a una Misa celebrada por el Papa o la haya visto por televisión, no necesita ningún otro argumento para darse cuenta de que la afirmación de que la Misa nueva “conduce a la herejía” [37] solo puede ser producto de mentes enfermas. Que accidentalmente alguna persona pudiese considerar que peligra su fe, no arguye nada contra el rito nuevo; algunas personas dicen que leer la Biblia pone en peligro su fe, y en la historia de la Iglesia muchas herejías tomaron pie de la misma, pero eso no arguye nada contra la Biblia, porque “en Escritura mal entendida fundan los herejes su error” [38] . Afirmar que el nuevo rito “viene de la herejía protestante y conduce a la herejía protestante” [39] es contradecir, incluso, a Mons. Lefebvre quien afirmara: “del nuevo Ordo Missae, nunca diré que es herético” [40] ; si estos a tan pocos años de la muerte de Lefebvre, ya traspasan sus posiciones, ¿qué será dentro de unos años más? Y es que, por sus principios están en un plano inclinado que, aún, por inercia los llevaría a caer en posiciones cada vez mas apartadas del Magisterio de la Iglesia. Pues les falta el punto de asidero: Pedro. Pero si hasta el mismo Lefebvre había afirmado: “sabed que si hay un obispo que rompe con Roma, ese no seré yo” [41] , aunque murió como excomulgado [42] . Y esa debe ser la opinión de algunos lefebvristas, ya que Julio Vargas Prada, en un artículo insólito, que sólo puede embaucar crédulos, afirma que al asperjar agua bendita con el hisopo sobre el cadáver de Mons. Lefebvre, el Nuncio Apostólico reconoció, con ese gesto, que Mons. Lefebvre no estaba excomulgado [43] .
Asimismo, quiero hacer notar que la afirmación de Mons. Lefebvre en el sentido de que los jóvenes sacerdotes “que ya no tienen idea del Sacrificio… pierden la intención y ya no dicen misas válidas” [44] , o sea, la pérdida de la fe lleva a la pérdida de intención necesaria y ésta a que no digan misas válidas, va contra la enseñanza explícita de Santo Tomás [45] . No se sigue que de la pérdida de la fe se siga la pérdida de la intención necesaria.
Y lo que agregan estos seguidores de Lefebvre también va contra la clara enseñanza del Angélico Doctor, en efecto, ellos ponen como una de las causas de la pérdida de la fe, que lleva a los jóvenes sacerdotes a perder la intención de hacer lo que hace la Iglesia y por tanto a celebrar misas inválidas, “en la celebración habitual de un rito que entraña una intención contraria a la de la Iglesia” [46] , ahora bien, ese rito ha sido celebrado por tres Papas: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, ¿cómo puede conllevar una intención contraria a la Iglesia a menos que se los considere formalmente herejes? Y a pesar que para ellos “es difícil encontrarse dentro de esa maraña” [47] -de ediciones, versiones y correcciones- no hay duda que la Iglesia Romana aprobó el Novus Ordo Missae. Lo que pasa es que, para estos sacerdotes, la Misa de Pablo VI debe llevar “una intención contraria”… a la Iglesia “Econiana” (¿otra vez el galicanismo?), no a la Iglesia Católica.
Pero el problema no es la Misa del Concilio Vaticano II. Ese no es el problema, ya que si se quiere celebrar la Misa Tridentina en latín se lo puede hacer, según la comunicación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino de octubre de 1984, que autoriza a los Obispos a dar ese permiso a los sacerdotes que lo soliciten.
El problema no es la Misa de Pablo VI. Ese no es el problema, ya que si se quisiese guardar el rito de San Pío V, en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, hay una Fraternidad -esta sí en comunión con el Papa en cuanto tal-, la Fraternidad San Pedro que tiene como misión encomendada por el Papa conservar las riquezas del rito tridentino. Pero a éstos, algunos lefebvristas les han dicho, que celebraban Misas “cismáticas” -aunque son milimétricamente igual a las de ellos- porque… ¡están en comunión con el Papa!
IV- EL FUNDAMENTALISMO
De la lectura atenta de ese folleto se saca otra conclusión: Estamos frente a una concepción del cristianismo no-católica sino fundamentalista.
En el último documento de la Pontificia Comisión Bíblica [48] se trata en un apartado acerca de la lectura fundamentalista de la Biblia, que mutatis mutandi se puede aplicar a la lectura fundamentalista de la Tradición y del Magisterio.
Se trata de una interpretación primaria, literalista, que excluye todo esfuerzo de comprensión que tenga en cuenta las circunstancias, el crecimiento histórico y su desarrollo. Por ejemplo, no darse cuenta que la Encíclica Mortalium animos tenía presente la gravedad de un irenismo y pancristianismo, que condenaba y que aún ahora es condenable, pero no lo es el ecumenismo verdadero, tan necesario en las circunstancias actuales.
Que los autores del proyecto irenista usasen las palabras de nuestro Señor para afirmar su posición es un ejemplo del mal uso de la Escritura y por eso los reprueba S.S. Pío XI [49] , pero no es aplicable a todos los que usen ese versículo para afirmar la necesidad de un verdadero ecumenismo según el Magisterio de la Iglesia. Hay más de 150 documentos de la Iglesia [50] que nos hablan de la esperanza ecuménica de la Iglesia, muchos de los cuales se basan en los versículos: “habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Jn.10,16) y “que todos sean uno” (Jn.17,21), que, al parecer, causan escozor a estos “campeones” de la fe.
Presentan las verdades -bíblicas, de Tradición, de Magisterio- de manera ideológica, es decir, influenciados “por un conjunto de ideas…simplista y maniqueo…” [51] y exigiendo una adhesión incondicional a sus actitudes doctrinarias rígidas. Son incapaces de reconocer la verdad, dondequiera se encuentre, en oposición a la sabia postura de los Santos Padres y Doctores. Así San Ambrosio: “toda verdad, que sea dicha por cualquiera, procede del Espíritu Santo” [52] , así Santo Tomás: “nadie puede decir algo verdadero sino movido por el Espíritu Santo, que es Espíritu de Verdad” [53] ; “no hay conocimiento de la verdad sino en el Espíritu Santo, que obra en la inteligencia y la conserva” [54] ; “todo lo bueno y todo lo verdadero es del Espíritu Santo” [55] . ¿Buscarían, tal vez, estos Padres y Doctores “un espacio en el gran sincretismo” [56] de la Iglesia Conciliar?, ¿o por el contrario, son estos lefebvristas los incapaces de entender la grandeza del catolicismo?
Imponen una lectura -de la Sagrada Escritura, de la Tradición y del Magisterio- que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica. Así, por ejemplo, ni siquiera insinúan en su refutación que yo haya aducido la autoridad de los dos más grandes Doctores de la Iglesia de todos los tiempos, me refiero a San Agustín de Hipona y a Santo Tomás de Aquino, quienes en varias partes exponen la palabra “muchos” en el sentido de “todos”; lo mismo sostiene San Juan Crisóstomo [57] . Así el primero afirma: “y no creamos que hay divergencia entre ambos textos porque allí se diga: todos los que están en los sepulcros, y aquí el profeta omita la palabra todos, al decir: muchos de los que duermen en las fosas de la tierra, porque de vez en cuando la Escritura usa muchos en lugar de todos. Así, por ejemplo, a Abraham se le dijo: te hago padre de muchos pueblos; siendo así que también se le dijo: en tu descendencia serán benditas todas las naciones” [58] ; y el segundo, hace lo mismo en mas de una docena de textos: “a lo segundo respondo lo que Agustín dice muchos, esto es todos; y este modo de hablar se encuentra frecuentemente en la Sagrada Escritura” [59] ; al comentar el pasaje de la Escritura que dice “y curó a muchas personas dolidas de varias dolencias”, Santo Tomás junto a San Juan Crisóstomo afirma “en donde dice muchos debe entenderse todos, según la costumbre de la Escritura” [60] ; “por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, esto es todos los que nacen de el según causa seminal” [61] ; comentando el texto de Is. 52,15 que habla del Mesías que rociará a muchos con su sangre dice: “Por muchos, y por todos, porque si es considerado suficientemente El es propiciación por nuestros pecados; no por los nuestros solamente, sino por los de todo el mundo (I Jo. 2,2)” [62] ; a la objeción “de ahí que debió decir será derramada por todos o por muchos, sin añadir por vosotros“, el Aquinate sólo responde acerca de la importancia que tiene el por vosotros [63] ; incluso comentando a Aristóteles, el Aquinate lo interpreta diciendo que donde el Filósofo dice muchos debe entenderse todos [64] . Estos superconocedores de Santo Tomás pensarán en sus desvaríos “que el espíritu ecumenicista de Asís” también, de manera anticipada, ha trastornado la cabeza del Aquinate, como piensan que, de manera derivada, “haya trastornado demasiadas cabezas” [65] . En sus divagues ideológicos pensarán, si es que son coherentes, que San Agustín, San Juan Crisóstomo, Santo Tomás están confundidos, ya que “pensamos que nadie confundirá panteísmo con politeísmo, cuyas raíces griegas no dejan lugar a dudas”[66] ; y todo por la soberbia intelectual de no admitir con el Doctor Angélico que “multi, idest omnes” [67].
Y así no saben discernir “si se trata de ignorancia teológica o de deshonestidad intelectual” [68] cuando afirmo con Santo Tomás que si algún sacerdote dijera las palabras de la consagración como meramente narrativas igual habría verdadera consagración, allí en su argumentación pretenden hacer fuerza en un “etiam” que lo entienden como un “también” con el sentido de “y”, pero no se dan cuenta que en el mismo artículo usa otras dos veces “etiam” y no en el sentido que ellos le dan. Aunque el sacerdote dijese, ilícitamente, la forma de la consagración como meramente narrativa, si tuviese pan y vino delante, esas mismas palabras adquieren significación [69] . Etiam se traduce por: también, a, aún, todavía, antes bien, etc. “Sirve para enlazar ideas que tienen valor por sí mismas aún independientemente de lo que ya se ha dicho” [70] . ¡Mal andan estos tradicionalistas a la violeta cuando no sólo no conocen a Santo Tomás, pero ni siquiera el latín! Y en cuanto a “ignorancia teológica o deshonestidad intelectual” se les puede aplicar lo del Evangelio: “medico, cúrate a ti mismo” [71] .
Al rechazar tener en cuenta el carácter histórico de la revelación (en la Escritura y en la Tradición) y el carácter histórico del Magisterio, se vuelven incapaces de aceptar plenamente la verdad de la Encarnación misma, como puede verse en su nestorianismo eclesiológico que, a lo más, pone dos cabezas visibles en la Iglesia, con lo que destruyen la unidad del Cuerpo Místico “ya que no puede haber un solo Cuerpo, si no hubiera una sola cabeza” [72] , y en su nestorianismo eucarístico ya que ponen en paralelo al Sacerdote principal y al secundario olvidándose que, de los sacerdotes secundarios, “ni el bueno hace más, ni el malo hace menos” [73] . El desconocimiento del carácter histórico de las normas próxima y remotas de la fe, los llevan a no reconocer que las formulaciones se realizan en un lenguaje, en una fraseología condicionada por tal o cual época, y así no prestan atención a los géneros literarios [74] (v.g.,multi, idest, omnes), ni a los modos de pensar, ni a las situaciones históricas distintas; si alguien llegase a tener en cuenta, incluso de manera ordenada esta realidad histórica, inmediatamente sería tildado de historicista, porque estos tales pareciera que no piensan con conceptos, sino hacen asociación de imágenes con fonemas, como los que confunden gimnasia con magnesia.
Este fundamentalismo no tiene en cuenta el crecimiento de la revelación “hasta la muerte del último Apóstol” [75] , ni el desarrollo homogéneo del dogma y del Magisterio en general; son proverbiales por su gran estrechez de puntos de vista no teniendo en cuenta la enseñanza de los Santos Padres y de Santo Tomás en el sentido que toda partícula de verdad, la diga quien la diga es fruto del Espíritu Santo [76] .
Son partidarios a ultrance de la “sola traditio” entendida ésta como ellos se la imaginan; son antieclesiales que en una suerte de “amarillismo” periodístico se regodean con publicar cuanto escándalo o falla creen encontrar en la Santa Madre Iglesia y viven de esas fallas porque necesitan que la Iglesia se equivoque porque, de lo contrario, pierden su razón de ser al estar constituidos esencialmente por la oposición a la Iglesia equivocada; caen en el libre examen protestante -en distintas formas de interpretación privada-; y aunque “pequeñísima minoría” son muy peligrosos porque seducen a las personas que buscan respuestas tradicionales a sus problemas vitales y pueden engañarlas porque ofrecen soluciones e interpretaciones “piadosas”, pero ilusorias. Así como los protestantes en nombre de la Biblia se quedaron sin Biblia, estos en nombre de la Tradición se quedaron sin Tradición. De los primeros se dijo en el Vaticano I: “hasta la misma Sagrada Escritura, que antes era considerada por ellos como la única fuente y norma de la doctrina cristiana, han llegado no sólo a no tenerla por divina, sino hasta incluirla en las fábulas mitológicas” [77] . Y así al infiltrarse en el protestantismo los principios racionalistas, experimentaron la fuerza demoledora en grandes sectores: “al no haber sobrenatural, no hay mas que una religión naturalista. De aquí que la repercusión de esta concepción sobre la inspiración y la Escritura fue demoledora: la Biblia es libro humano con errores, y, sin revelación divina objetiva, sólo puede transmitir vivencias religiosas subjetivas, humanas y falibles. Los libros no son sobrenaturalmente escritos, sólo contienen la expresión de estas vivencias… Pocas cosas dan una impresión más penosa que la panorámica protestante de cuatro siglos. Todo son oscilaciones: en los criterios para creer, en la valoración de su fe, en el significado y contenido de la Biblia, en el sentido y valor de la revelación e inspiración bíblica. El principio del libre examen viene paradójicamente a anularles la misma valoración objetiva de la Biblia, única fuente de su fe” [78] . Y así les pasa a estos lefebvristas, la visión racionalista del Magisterio de la Iglesia y el libre examen frente al mismo les anula la valoración objetiva del Magisterio de la Iglesia, y ellos se autoconvierten y autoconvencen que son el magisterio supremo. De ahí que parecen estar siempre pontificando “ex cathedra” y “urbi et orbi”.
En resumen, estos fundamentalistas invitan tácitamente a una forma de suicidio del pensamiento. Ofreciendo certezas falsas porque confunden las limitaciones humanas -de la Escritura, la Tradición, el Magisterio, cada uno en su esfera- con la sustancia divina de los mismos.
V- CONCLUSION
Termino esta suerte de introducción a nuestra respuesta a los padres Beauvais y Lagneau, renovando la promesa de hacerlo detenida y extensamente, tratando, a pesar de las fallas que podamos cometer, de hacer lo que enseña San Ignacio de Loyola “que todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla” [79] , que de nuestra parte no estamos dispuestos a perder la paz ni la caridad por esta polémica diciendo con San Bernardo de Claraval: “ni por ustedes hemos comenzado, ni por ustedes hemos de terminar” [80] . Eso sí, para responder cumplidamente al tema de la libertad religiosa esperamos su trabajo que prometen publicar en breve refutando la posición del Padre Julio Meinvielle [81] , el cual a mi pregunta por la posición sustentada por el que fuera mi párroco vecino, a quien Uds. citan, me respondió: “no sabe de qué se trata”. Pero ánimo, parecen asombrarse de nuestra aparente demora en fijar posiciones, aunque recién después de más de 26 (veintiséis) años Uds. van a ocuparse de las supuestas equivocaciones del Padre Julio Meinvielle: “…no hagáis conforme a su obras, porque dicen y no hacen” [82] . Refutación al Padre Meinvielle que ha de ser vana, ya que: “no podemos nada contra la verdad, sino a favor de la verdad” [83] , como lo demostraremos en su momento. Au revoir!
[1] Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Buenos Aires, Diciembre de 1993. Se puede solicitar este folleto en la Sede del Distrito: Rodríguez Peña 125. 1640 – Buenos Aires. Tel: (1) 792-1556 Fax: (1) 447-6918
O en el Seminario: C.C. 308 – Moreno 1744 – Buenos Aires. Tel: (0228) 25712. Fax: (1) 440-2381.
En adelante citaremos “De Maritain …“
[2] “De Maritain …“, pág.79.
[3] Patrick Granfield, Los límites del papado, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1991, pág. 33; la nota 64 del capitulo I de la edición norteamericana remite a: Origins, Feb.11, 1982, Vol. XI, n.35: 558.
[4] Juan Pablo II, Carta apostólica “Ecclesia Dei” del 2/7/1988, en L’OR., 10 de julio de 1988, p.24.
[5] “De Maritain…” pág. l-2.
[6] Constituciones del Verbo Encarnado nº 279.
[7] Carta al Card. Oddi del 6 de enero de 1992, aparecida en revista Roma Aeterna, n.122, Octubre de 1992. Se puede averiguar la verdad escribiendo directamente al presidente Card. Antonio Innocenti, Piazza del S.Ufficio, 11, 00193 Roma, Italia.
[8] “De Maritain…” pág.2 passim.
[9] Lib. Ed. Vaticana, “L’ Annuario include soltanto gli “Ordinarii locorum” nominati o approvati dalla Santa Sede”, pág.2.
[10] “De Maritain… “, pág. 64.
[11] “Carta abierta a los católicos perplejos”, ed. Emecé, Bs. As. 1986, pág. 205.
[12] Diario “Los Andes“, 17 de marzo de 1994, pág. 13.
[13] R. P. Victorino Rodríguez, O.P., en “Verbo”, n.317-318, septiembre-octubre 1993, Madrid, pág. 709.
[14] “De Maritain… “, pág. 67.
[15] Id., pág. 67 y 68.
[16] Id., pág. 11.
[17] Por ejemplo Eugenio IV, “Exultate Deo“, del 22 de noviembre de 1439, DS. 1321; Dz. 698.
[18] Pío XII, Alocución “Vous nous avez demandé“, 22 de setiembre de 1956, en Encíclicas Pontificias, tomo II, ed. Guadalupe 1967, pág. 1755.
[19] Dom Anscario Vonier, Doctrina y clave de la Eucaristía, ed. Emecé, Bs.As., 1946, pág. 234, dice que Santo Tomás de Aquino coloca “la inmolación eucarística como fundamento del rito eucarístico… el rito eucarístico es el aspecto esencial de la significación sacramental…Santo Tomás hace de la inmolación de Cristo sobre el altar una parte del ritual eucarístico…”.
[20] “De Maritain…”, pág. 68.
[21] Id.
[22] Nobis quoque peccatoribus famulis tuis, Del Canon Romano, 98.
[23] “De Maritain…“, págs. 27/30.
[24] Id. págs. 24, 71, 72.
[25] Id. pág.24.
[26] Id. pág. 38-42.
[27] Id. pág. 41.
[28] Id. pág. 67.
[29] Id.
[30] Id.
[31] Id. pág. 26.
[32] Id.
[33] Ya Roma había clausurado la Obra el 6 de mayo de 1975 y había ocurrido la suspensión en julio de 1976.
[34] S.Th. III, q.60, a. 8.
[35] “De Maritain … “, pág. 68.
[36] Id.
[37] Id. pág. 67.
[38] San Juan de Ávila, Obras Completas, Pláticas espirituales, Plática a sacerdotes, sermón 9, ed. B.A.C., Madrid, 1953, pág. 1364.
[39] “De Maritain…“, pág. 67.
[40] Mons. Marcel Lefebvre, “Un Obispo habla“, Ed. Nuevo Orden, Bs. As., 1977, pág.183.
[41] Id., pág. 217.
[42] Cfr. L’O.R. 29 de marzo de 1991, pág. 4.
[43] Artículo “Teología del hisopo“, en Roma Aetema, n° 122, pág. 46.
[44] Citado en “Integrismo….” pág. 22; “De Maritain…” pág. 10 y ss.
[45] S.Th. III, 64, 8, ad 2.
[46] “De Maritain…” pág.10 (subrayado nuestro).
[47] Id., pág.13.
[48] Pontificia Comisión Bíblica. “La Interpretación de la Biblia en la Iglesia”, 15-4-93, Roma; cfr. cap I, F.
[49] Cfr. ” De Maritain…”, pág.31.
[50] Juan M. Igartúa, La esperanza ecuménica de la Iglesia, 2 tomos, Ed. B.A.C., Madrid, 1970, passim.
[51] Carlos Ignacio Massini, “El renacer de las ideologías”, Ed. Idearum, 1984, pág. 50.
[52] Glosa a I Co.12,3; cit. por Santo Tomás, De Veritate, q.1, a.8, sed contra y Super evangelium; Johannis, cap.14, lec.4: “Omne verum a quocumque dicatur a Spiritu sancto est“.
[53] Super I ad Cor. 11, cap. 12, lec. 1: “nullus potest dicere quodcumque verum, nisi a Spiritu sancto motus, qui est Spiritus veritatis“
[54] In II Sententiarum, dist. 28, q.1, a.5, ad 1m: “nec cognitio veritatis est nisi in Spiritus sancto, qui in intellectu operatur, et ipsum conservat“.
[55] Reportaciones ineditae Leonine, n° 3, cap.12, v.3: “Quia omne verum et omne bonum est a Spiritu sancto“
[56] “De Maritain …“, p4.1.
[57] Cfr. Santo Tomás, Catena Aurea in Marcum cap.1, lc.11.
[58] “Non autem diversum putetur, quod cum ibi positum sit, omnes qui sunt in monumentumis, hic non ait Propheta, omnes; sed multi dormierunt in terra aggere. Ponit enim aliquando Scriptura pro omnibus multos. Propterea et Abrahae dictum est, patrem multarum omnes gentes“, San Agustín, de Civitate Dei, lib. XX, cap. 23, Ed. B.A.C., Madrid 1978, tomo 2°, p.719.
[59] “Ad secundum dicendum, quod Augustinus, exponit, multi, idest omnes; et hic modus loquendi frequenter invenitur in Sacra Scriptura”, In IV Sententiarum, d.43, q.1, art.1.
[60] ‘Per hoc autem quod dicit multos, omnes oportet inteligere iuxta Scripturae consuetudinem”, Catena Aurea in Marcum, cap.1, lc.11.
[61] “Per inoboedientiam unius hominis pecatores constituti sunt multi, id est omnes qui ab eo nascuntur secundum rationem seminalem”, Super Ep. Romanos cap. 5, lc. 5.
[62] “pro multis, et pro omnibus quia si consideretur sufficientia ipse es propitiatio pro peccatis nostris: no pro nostris autem tantum, sed et pro totius mundi“, Super Evangelium Matthaei cp. 26, lc.4.
[63] Cfr. S.Th., III, q.83, a.3, obj. 8: “effundetur pro omnibus aut pro multis”.
[64] “Per hoc autem quod dicit plurimam, intelegit omnem; sed utitur hoc modo loquendi propter philosophicum temperamentum”, In Libros de Caelo et Mundo Lib.3, lc. 1, n.4.
[65] “De Maritain… “, pag.6.
[66] Id.
[67] In IV Sententiarum, d.43, q.1, art.l.
[68] “De Maritain… “, pag.8.
[69] S.Th. III, q.78, a. 5.
[70] Diccionario Latino-Español Etimológico, de D. Raimundo de Miguel y el Marques de Morante, pág.340.
[71] Cfr. Lc 4,23.
[72] Santo Tomás, Contra errores Graecorum, n.1079: “…manifeste unitatem corporis mystice dissolvunt: non enim potest esse unum corpus, si non fuerit unum caput, neque una congregatio, si non fuerit unus rector; unde Ioan.X,16 dicitur: Fiet ununs ovile et unus pastor“. (¿Será irenista Santo Tomás por utilizar Jn 10,16?).
[73] San Agustín, “De corpore et sanguine anime” c.12: “Intra Eclesiam Catholicam, in misterio corporis et sanguinis Domini, nihil a bono maius, nihil a malo minus perficitur sacerdote…”; cfr., Sto.Tomás, S.Th. III. q.82, a.5; cfr. S.S. Papa Inocencio III, Profesión de fe propuesta a Durando de Huesca y a sus compañeros valdenses, Dz.424.
[74] De ellos habló entre otros el gran Papa Pío XII, Divino afflante Spiritu, Dz. 2294.
[75] Concilio de Trento, San Pío X, “Decreto Lamentabili“, del 3 de julio de 1907, Dz. 783; 2021.
[76] Cfr. notas 51 a 54.
[77] Constitución dogmática Dei Filius, del 24 de abril de 1870, EB. n.71.
[78] De Tuya-Salguero, Introducción a la Biblia, BAC., Madrid 1967, pág.40.
[79] Ejercicios Espirituales n° 22.
[80] Citado por San Ignacio, Ejercicios Espirituales, n° 351: “nec propter te incepi, nec propter te finiam”.
[81] Cfr. “De Maritain …” pág. 40.
[82] Cfr. Mt 23,3.
[83] Cfr. II Co 13,8.