El Verbo abreviado
1. El Verbo se hace carne
“La señal de Dios es la sencillez. La señal de Dios es el niño. La señal de Dios es que Él se hace pequeño por nosotros. Éste es su modo de reinar. Él no viene con poderío y grandiosidad externos. Viene como niño inerme y necesitado de nuestra ayuda
. No quiere abrumarnos con la fuerza. Nos evita el temor ante su grandeza. Pide nuestro amor: por eso se hace niño. No quiere de nosotros más que nuestro amor, a través del cual aprendemos espontáneamente a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento y en su voluntad: aprendamos a vivir con Él y a practicar también con Él la humildad de la renuncia que es parte esencial del amor. Dios se ha hecho pequeño para que nosotros pudiéramos comprenderlo, acogerlo, amarlo. Los Padres de la Iglesia, en su traducción griega del antiguo Testamento, usaron unas palabras del profeta Isaías que también cita Pablo para mostrar cómo los nuevos caminos de Dios fueron preanunciados ya en el Antiguo Testamento. Allí se leía: « Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado» (Is 10,23; Rm 9,28)[1]. Los Padres lo interpretaron en un doble sentido. El Hijo mismo es la Palabra, el Logos; la Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre. Se ha hecho niño para que la Palabra esté a nuestro alcance. Dios nos enseña así a amar a los pequeños. A amar a los débiles. A respetar a los niños. El niño de Belén nos hace poner los ojos en todos los niños que sufren y son explotados en el mundo, tanto los nacidos como los no nacidos…”[2].
2. Toda la Biblia se resume en Él
“Con eso hemos llegado al segundo significado que los Padres han encontrado en la frase: « Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado » (Is 10,23; Rom 9,28). A través de los tiempos, la Palabra que Dios nos comunica en los libros de la Sagrada Escritura se había hecho larga. Larga y complicada no sólo para la gente sencilla y analfabeta, sino más todavía para los conocedores de la Sagrada Escritura, para los eruditos que, como es notorio, se enredaban con los detalles y sus problemas sin conseguir prácticamente llegar a una visión de conjunto. Jesús ha « hecho breve » la Palabra, nos ha dejado ver de nuevo su más profunda sencillez y unidad. Todo lo que nos enseñan la Ley y los profetas se resume en esto: « Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente… Amarás a tu prójimo como a ti mismo » (Mt 22,37-39). Esto es todo: la fe en su conjunto se reduce a este único acto de amor que incluye a Dios y a los hombres. Pero enseguida vuelven a surgir preguntas… Llegados a este punto, confluyen los dos modos en los cuales Dios ha ‘hecho breve’ su Palabra. Él ya no está lejos. No es desconocido. No es inaccesible a nuestro corazón. Se ha hecho niño por nosotros y así ha disipado toda ambigüedad. Se ha hecho nuestro prójimo, restableciendo también de este modo la imagen del hombre que a menudo se nos presenta tan poco atrayente. Dios se ha hecho don por nosotros. Se ha dado a sí mismo…”[3].
3. En Jesucristo la Ley antigua encuentra su unidad[4]
En Jesucristo, que era su fin, la antigua Ley encontraba precedentemente su unidad. De siglo en siglo, toda esta Ley convergía hacia Él. Es Él quien, desde la “totalidad de las Escrituras”, formaba ya “la única Palabra de Dios” […] [5] En Él, “las muchas palabras”[6] de los escritores bíblicos se convierten para siempre en “la única Palabra”[7]. Sin Él, en cambio, el vínculo se rompe: de nuevo la palabra de Dios se reduce a fragmentos de «palabras humanas»; palabras múltiples, no solamente numerosas, sino múltiples por esencia y sin unidad posible, porque, como constata Hugo de San Víctor:”numerosas son las palabras del hombre, porque el corazón del hombre no es uno”[8][…].
He aquí, pues, este Verbo único. Helo aquí entre nosotros «que sale de Sión»[9], que ha tomado carne en las entrañas de la Virgen: “todo el conjunto de las Escrituras, todas sus palabras, Dios las reunió en las entrañas de la Virgen”[10][…].
4. Es el Verbo «abreviado»
Helo aquí ahora, total, único, en su unidad visible. Verbo abreviado, Verbo «concentrado», no solamente en este primer sentido que Aquel que es en sí mismo inmenso e incomprensible, Aquel que es infinito en el seno del Padre se contiene en el seno de la Virgen o se reduce a las proporciones de un niño en el establo de Belén, como le gustaba decir a san Bernardo[11] y a sus hijos[12], como repetían M. Olier en un himno para el Oficio de la vida interior de María [13] …; pero también y al mismo tiempo, es en este sentido que el contenido múltiple de las Escrituras diseminadas a lo largo de los siglos de la espera viene por entero a amontonarse para cumplirse, es decir, unificarse, completarse, iluminarse y trascenderse en Él.
“Dios ha pronunciado una sola palabra” [14] : Dios pronuncia una sola palabra, no sólo en sí mismo, en su eternidad sin vicisitudes, en el acto inmóvil con que genera al Verbo, como recordaba san Agustín; sino también, como enseñaba antes san Ambrosio, en el tiempo y entre los hombres, en el acto con que envía su Verbo a habitar en nuestra tierra. “Dios ha pronunciado una sola palabra, cuando habló en su Hijo” [15] : porque es Él quien da sentido a todas las palabras que lo anunciaban, todo se explica en Él y solamente en Él: “y entonces se comprendieron también todas aquellas palabras que antes no habían entendido aquellos a los que había hablado por medio de los profetas” [16] […].
Verbo, por lo cual doblemente abreviado, ya que en el momento de su encarnación «Él ha recapitulado en sí el largo desarrollo de la historia humana, ofreciéndonos, condensada en sí, la salvación» [17]. Doble abreviación, de un Verbo que no es en tal modo ni mutilado, ni disminuido. Doble abreviación, aquella del tiempo y aquella de la eternidad, que se reúnen para hacer una, como el tiempo y la eternidad se unen indisolublemente en este Verbo abreviado. Doble recapitulación, aquella de la Palabra eternamente pronunciada en el seno del Padre y aquella de la Palabra dirigida a los hombres en el curso de los siglos: existe la primera para permitir la segunda, como también la segunda para revelar la primera, de modo que podemos y debemos decir, en dos sentidos que se encuentran: «Hemos oído el Verbo abreviado del Verbo abreviado» [18]. Doble abreviación, doble recapitulación, pero siempre de un único Verbo, este mismo Verbo, porque Dios tiene en su seno un solo Verbo y Él profiere fuera una sola Palabra, la cual nunca es otra que este mismo Verbo, este mismo Verbo Encarnado; de modo que nosotros podemos y debemos decir todavía, en dos significados unidos: «Una sola vez habló Dios, porque generó un solo Verbo» [19] . Doble maravilla, que por nosotros y pues siempre una sola, manifestada como es en un solo rasgo del misterio de la Navidad: «¡Oh hermanos, si piamente y diligentemente miramos a este Verbo que hoy el Señor nos ha dado y nos ha mostrado, cuántas cosas y cuánto fácilmente podréis enseñarnos! En verdad el Verbo ha sido abreviado, en modo tal en cambio que en éste ha tenido cumplimiento cada palabra que procura la salvación, porque ciertamente en esa es el Verbo que lleva la salvación y abrevia con justicia. Y este «cumplimiento abreviado derrama abundantemente la justicia» (Is 10,23)… ¿Pero qué maravilla hay, si el Verbo de Dios abrevió todas sus palabras, desde el momento que quiso abreviar él mismo y en cierto modo disminuir, tanto que de la incontenible inmensidad de si se redujo a la escasez del seno y, incluso conteniendo el mundo, toleró de ser contenido en un pesebre?” [20].
5. Verbo «brevissimum», pero sustancial
Sí, Verbo abreviado, «abreviadísimo», «brevissimum» [21], pero sustancial por excelencia. Verbo abreviado, pero mayor de lo que abrevia. Unidad de plenitud. Concentración de luz. La encarnación del Verbo equivale a la apertura del Libro, cuya multiplicidad exterior deja percibir la «médula» única, esta médula de la que se alimentarán los fieles [22]. De modo que con el fiat (hágase) de María que responde al anuncio del ángel, la Palabra, hasta entonces solamente «oíble para los oídos», se vuelve «visible para los ojos, palpable para las manos, llevadera sobre los hombros» [23]. Aún más: se vuelve «comible» [24] . Nada de las verdades antiguas, nada de los preceptos antiguos se ha perdido, sino que todo ha pasado a un estado mejor [25] . Todas las Escrituras se reúnen en las manos de Jesús como el pan eucarístico [26] , y trayéndolas, él trae a sí mismo en sus manos: «toda la Biblia en sustancia, para que nosotros hagamos de ella un sólo bocado…» [27]. «En varias ocasiones y con diferentes formas» Dios había distribuido a los hombres, hoja por hoja, un libro escrito, en que una Palabra única estaba escondida bajo numerosas palabras: hoy él les abre este libro, para mostrarles todas estas palabras reunidas en la Palabra única. Hijo encarnado, Verbo encarnado, Libro por excelencia [28]: el pergamino del Libro es ahora su carne; lo que está escrito es su divinidad [29] . […]
¡He aquí toda la pureza del Evangelio! [30] . Enseña San Jerónimo: “El hablar evangélico es abreviado y perfecto; en cambio de todas las ceremonias de la ley hechas con tantos trozos, esto nos pide el precepto brevísimo del amor y de la fe, a fin que no hagamos a otros aquello que no queremos que nos hagan a nosotros. Por lo cual también el Señor en el Evangelio dice: «En estos dos preceptos…» (140 A)” [31] . Moisés había dicho muchas cosas y sin embargo su Ley no había conducido nada a la perfección definitiva [32]. “¡Verbo abreviado y abreviante, saludable resumen!” [33].
6. El amor: esencia de la revelación
Toda la esencia de la revelación está contenida en el precepto del amor; en esta sola palabra: «toda la Ley y los Profetas» [34] . Pero este Evangelio anunciado por Jesús, esta palabra pronunciada por Él, si todo lo contiene es porque es el propio Jesús. Su obra, su doctrina, su revelación: es Él. La perfección que enseña, es la perfección que trae. Christus plenitudo legis [35] (Cristo, plenitud de la ley). Es imposible separar su mensaje de su persona, y los que lo intentaron no tardaron mucho en caer en la tentación de traicionar el mensaje: persona y mensaje, en fin, son una sola cosa. Verbum abbreviatum, Verbum coadunatum: Verbo condensado, unificado, perfecto. Verbo vivo y vivificante [36]. Contrariamente a las leyes del lenguaje humano, que se aclara explicándolo, este, de oscuro pasa a ser manifiesto presentándose bajo su forma abreviada: Verbo pronunciado primero «in abscondito»(ocultamente), y ahora «manifestum in carne» [37] (manifiesto en la carne). Verbo abreviado, Verbo siempre inefable en sí mismo, y que, sin embargo, lo explica todo [38]. […]
Jesús, Verbo abreviado, pero que lleva a la perfección, que encierra la ley y los profetas en el precepto de la caridad, dividido en dos… ¡Oh Verbo que perfecciona y abrevia con justicia! Verbo de caridad, Verbo de toda la perfección [39] .
Las dos formas del Verbo abreviado y dilatado son inseparables. El Libro, permanece, pero al mismo tiempo pasa por entero a Jesús [40] y para el creyente su meditación consiste en contemplar este paso. Manes y Mahoma escribieron libros. Jesús, en cambio, no escribió nada; Moisés y los demás profetas «escribieron de él». La relación entre el Libro y su Persona es por tanto lo opuesto de la relación que vemos en otros ámbitos. Así la Ley evangélica no es una «lex scripta» (ley escrita). El cristianismo, propiamente hablando, no es una «religión del Libro» [41]: es la religión de la Palabra –pero no única ni principalmente de la Palabra bajo su forma escrita. Es la religión del Verbo, «no de un verbo escrito y mudo, sino de un Verbo encarnado y vivo» [42]. Ahora la Palabra de Dios está aquí entre nosotros, «de tal manera que se ve y se toca» [43]: Palabra «viva y eficaz» [44], única y personal, que unifica y sublima todas las palabras que le dan testimonio [45]. El cristianismo no es «la religión bíblica»: es la religión de Jesucristo [46] .
7. En la humilde apariencia del pan consagrado
“Finalmente, se manifiesta un tercer significado de la afirmación sobre la Palabra « abreviada » y « pequeña»… Para vivir, el hombre necesita pan, fruto de la tierra y de su trabajo. Pero no sólo vive de pan. Necesita sustento para su alma: necesita un sentido que llene su vida. Así, para los Padres, el pesebre de los animales se ha convertido en el símbolo del altar sobre el que está el Pan que es el propio Cristo: la verdadera comida para nuestros corazones. Y vemos una vez más cómo Él se hizo pequeño: en la humilde apariencia de la hostia, de un pedacito de pan, Él se da a sí mismo” [47].
[1]Cfr. San Cipriano, Sobre la oración del Señor, c. 28; Cfr. LH, III, 411.
[2]Benito XVI, Homilía en la Misa de Nochebuena de 2006.
[3]Benito XVI, Homilía en la Misa de Nochebuena de 2006.
[4]Los siguientes párrafos, hasta el 6 inclusive, están tomados de Henri de Lubac, Esegesi medievale. I quattro sensi della Scrittura (vol. III, Jaca Book, Milán, 1996), 258-271. Aparecido en 30Días, n. 12, 2006, 35-38, más resumido y sin las notas.
[5]Ruperto, De S. Spiritu, 1.1, c.6 «¿Qué creemos que es la Santa Escritura, sino el Verbo de Dios? Uno solo es el Verbo de Dios, el conjunto de las Escrituras. Cuando por tanto leemos la Santa Escritura, tratamos al Verbo de Dios, tenemos delante de nuestros ojos, como en un espejo y en un enigma, al Hijo de Dios» PL, CLXVII, 1575-1576; In Reg., 1.3, c.14: «Qué (…) por Moisés y por los profetas, que cosa fue el entrelazar juntos la Sagrada Escritura, qué es el Verbo de Dios, si no concebir en el corazón, por medio del espíritu profético, Cristo, y hacerlo nacer con la boca de ellos?», 1157 C.
[6]«verba multa».
[7]Ruperto, In Io., 1.7 «Verbum unum»; «las muchas palabras que dijo, son una sola Palabra, una sola digo, ya que también él se hizo carne. Aquél solo Verbo habló con muchas palabras, esto es con muchos sonidos elementales y articulados puso sobre la boca de nuestras almas muchos misterios de su encarnación, pasión, resurrección y ascensión» (CLXIX, 494 D). Jerónimo, In Eccl, 12,16-17 (XXIII, 1113-1115). Cfr. Agostino., In Io., tr. 28, n.9 (CCL, 36, 282-283).
[8]«multi sunt sermones hominis, quia cor hominis unum non est», In Eccl., h 13; PL, CLXXV, 204 D; h.17: Porque el hombre está dividido y se hace otro, de modo que no es todo uno, 237 D.
[9]Oración para el Adviento, Or. Vis., 21 «Tu ley y tu palabra oh Padre, saliendo de Sión…».
[10]Sacramentario Lionese, siglo XI, «Omnem Scripturae universitatem, omne verbum suum Deus in utero virginis coadunavit»; «Señor, que en este día, en el seno de la Beata Virgen María has querido reunir tu Verbo…». Ruperto, In Is., 1.2,c.31. «Así toda Escritura legal y profética se extendió antes que Dios reuniese en el seno de la Virgen toda la Escritura, toda Palabra suya. La misma Virgen concibió antes con la mente que con la carne, dio a luz antes profetizando con la boca que llevando en el vientre. Por lo tanto es falso que Cristo no haya existido antes que María. En efecto antes que diera a la luz su carne, Sión beata dio a luz con la boca de los profetas al único y mismo Cristo, al único y mismo Verbo» PL, CLXVII, 1362 BD.
[11]Bernardo, In vir. Nat, s.1, n.1 (CLXXXIII, 87 B). In nat. Dom., s.1,n.1 (115 B). In circ., s.1,n.1 (131 D). In annunt.,s.3,n.8 «excelsus, humiliatus; immensus, abbreviatus» (396 D) V. Lossky, Études sur la terminologie de S. Bernardo, in B. du Cange, 17 (1943), 87-90, expone bien este sentido de «abbreviare, abbreviatus» en Bernardo, pero no se tiene aquí como él cree «un sentido nuevo».
[12]Guerrico, De nat., s.5, n.1 (CLXXXV, 43 BD); etc. ya Eterio y Bernardo, Ad Elip., 1.1, c.37 «Los judíos y los herejes que no creen que el Verbo abreviado, esto es hecho hombre, es el hijo de Dios» (XCVI, 914 D). Absalón, s.15 (CCXI, 94 B).
[13]«La Madre de Cristo con una palabra hace carne al Verbo del Padre y se hace Verbo abreviado. Y si el sentido se hace menos, en formar así al Hijo de Dios es suficiente de la Madre la fe». Vie intétierieure… (Roma, 1866), 2, 430.
[14]Semel locutus est Deus.
[15]«Semel locutus est Deus, quando locutus in Filio est».
[16]«Et audita sunt etiam illa quae ante audita non erant ab iis quibus locutus fuerat per prophetas». «Dios habló una sola vez, cuando habló en el Hijo (…) y se oyeron también aquellas cosas que antes no habían oído aquellos a los cuales había hablado por medio de los Profetas», Agostino, In ps. 61, n.18 (CCL, 39, 786). Ambrosio, In ps. 61, n.33 (PL, XIV, 1180 C).
[17]Ireneo, Adv. Haer., 1,3, c. 18, n.1 «Cuando se encarnó (…), recapituló en si mismo la larga exposición hecha por los hombres, trayéndonos en compendio la salvación» PG, VII, 832 B.
[18]«Verbum abbreviatum de Verbo abbreviato audivimus», Garnerio, S. 5, De nat. Dom. PL, CCV, 599 C.
[19]Semel locutus est Deus, quia unum genuit Verbum, Bernardo, De div. S. 73 (183, 695 B). Cfr. In Cant., s.5, n.1 (554 BC). Beda, In Cant (XCI, 1119 C).
[20]Guerrico, In Nat. Dom., s.3, n.3 (CLXXXV, 44 CD). Cf. In Purif. S. 2, n.5 (70 D).
[21]Absalón, S. 22, «Este mismo es aquél Verbo abreviado que el Señor hizo sobre la tierra, más aún verdaderamente brevísimo. En efecto, si bien en la naturaleza de su divinidad sea incomprensible e infinito…» (CCXI, 130 C). Como en Eterio y Bernardo, Jesús está aquí el Verbo abreviado en relación no más con la Escritura, sino con su estado de Verbo eterno.
[22]Ruperto, In Io., 1,6 «Los cinco panes de la ley mosaica, enteros, esto es igualmente los libros, también los dos peces, esto es los profetas y los salmos, que testimonian contemporáneamente la ley y el Evangelio…Estos panes y aquellos peces de las Escrituras lleva sobre su cuello de siervo, pero no los come, suda bajo el peso de la letra, pero no toca con las manos ni con los dientes la médula del contenido espiritual» (CLXIX, 441 D; cf. 444 CD).
[23]Bernardo, Sup. Missus est, h.4, n.11 (CLXXXIII, 86 B).
[24]Elinando, S. 3 (CCXII, 503 B).
[25]Ildegarda, Scivias, 1.1, vis. 5 «por lo cual los antiguos preceptos no se perdieron, porque fueron cambiados en una mejor condición», CXCVII, 435 D.
[26]Ruperto, ib. «Tomó el libro y abrió el libro (…), esto es tomó toda la santa Escritura de la potencia de Dios, para cumplirla en si mismo, y naturalmente toda la distribución de los bienes respecto a nuestra salvación, en la naturaleza humana por el asumida, la apertura del libro predicho, esto es de las santas Escrituras es el cumplimiento (…). Entonces pues, el Señor Jesús tomó entre sus manos el pan de las Escrituras, cuando, según las Escrituras, se encarnó, padeció y resucitó». CLXIX, 443 CD.
[27]P. Claudel, Apocalypse, 50, ha renovado, a su modo, este tema tradicional: «Este verbo dilatado en la medida del Infinito, helo aquí reducido en contacto con si mismo en la mano del Ángel, hasta las dimensiones de un pequeño libro, no es más el Rótulo importante de hace un poco, sino que es un tenue desojar de las páginas y de los versículos, en sustancia toda la Biblia a fin que nosotros hagamos un solo bocado (…). Esta abreviación, decimos que consiste en esta sola palabra que san Juan nos da en su Carta:«Dios es Amor. Y tu también amarás…» (Cfr. Ap 10,9-10) Es la interpretación de Jerónimo y del Sed. Scoto (pp.347-348 y 349).
[28]Filius incarnatus, Verbum incarnatum, Liber maximus; Garnerio, S. 6 de nat. Dom.
[29]«En el pasado Dios escribió para nosotros un libro, en el cual bajo numerosas palabras incluyó una cosa sola; hoy nos ha abierto un libro, en el cual bajo muchas palabras encerró muchas cosas» PL, CCV, 609 D; «Él mismo en efecto es el libro que tuvo como pergamino la carne y como escritura el Verbo del Padre (…). Libro máximo es el Hijo encarnado, porque, como mediante la escritura la palabra está unida a los pergaminos, así por la asunción de la humanidad el Verbo del Padre está unido a la carne» (610 A, C) Absalón, S.25 «Pues el libro del cual se ha hecho mención…, es Cristo (CCXI, 148 D). Gerhoh, In ps. 21 (CXCIII, 1015-1016); etc. Cfr. Heb 1,1.
[30]Jerónimo, In Is., 1.1,c.1, v.11 «Seguidamente, según el texto hebreo, nunca Dios demuestra de haber querido las víctimas ofrecidas por los Judíos, y esto se lee también en el salmo 49 (…). Y habiendo refutado los ritos de la Antigua Ley, pasa a la pureza del Evangelio y nos indica que cosa desea en el lugar de estos (…). Refuta los sacrificios de las víctimas y nos enseña que la obediencia del Evangelio es superior al sacrificio». PL, XXIV, 33-34.
[31]In Is., l.4, cap.10. G. Beleth, Rationale, c.40 «Recitado el símbolo, al final se debe hacer el signo de la cruz, ya que la palabra es evangélica no diversamente del mismo evangelio, si no que es una palabra abreviada» CCII, 49 D.
[32]Abelardo Ep. 7, «Quien promulga una ley debe hacerla de modo de no multiplicar las transgresiones con la multiplicidad de los preceptos. Muchas cosas promulgó Moisés y sin embargo, como dice el Apóstol, la ley no llevó nada al grado perfecto. Cristo dio a los Apóstoles pocos preceptos sobre la bondad de las costumbres y sobre la santidad de la vida y enseñó la perfección».
[33]Bernardo, De dilig. Deo, c.7, n.21. Glossa in Rom., 9,28-29.
[34]Sed Sc., In Rom.: «De hecho, es el Verbo de Dios que perfecciona y abrevia con justicia. Históricamente se da esta interpretación: como yo abrevio una palabra e inmediatamente la defino, así Dios llevará eso a completa ejecución con toda velocidad. En la profecía, además, por palabra abreviada se entiende el Nuevo Testamento, porque en él todas las cosas están comprendidas y concluidas brevemente (…)». «De mí, de hecho, escribió Moisés». «O también es la palabra abreviada de toda la doctrina, a fin que todo aquello que la precedente ley y los profetas contenían en una gran extensión de preceptos, el Señor viniendo dijo: Amarás etc. (Mat. 22), en esta manera evidentemente abrevió, con estos dos discursos, los profetas y la ley» (CIII, 93 CD). G. Crispino, Disputatio (Blum. 39).
[35]L. moz. sacram. (517, 622).
[36]Bernardo, In Cant., S. 59, n. 9: «O Verbum abbreviatum, attamen vivum et efficax!», «Oh Verbo abreviado, pero vivo y eficaz». PL, CLXXXIII, 1056 D.
[37]Or. vis.; or. per l’Avvento (32).
[38]Garnerio, S. 5 de Nat. Dom.: «El Verbo se hizo carne. Hemos oído el Verbo abreviado del Verbo abreviado. Pero ‘mientras busco ser breve, me vuelvo oscuro’ (Horacio, Arte poetica, 25-26), naturalmente, porque con la palabra breve y oscura hablamos de un verbo abreviado y oscuro. Mi palabra es oscura porque abreviada. En verdad aquel Verbo porque oscuro es abreviado. De hecho, era oscuro antes que fuese abreviado y fue abreviado para que fuese manifiesto. Antes de ser abreviado, no podía ser visto por los ojos de nuestra mente, pero cuando fue abreviado, pudo ser visto por los ojos de la carne. El Verbo existía no abreviado ni podía ser pronunciado, el Verbo fue abreviado y pudo ser proferido. Tal vez se pudo decir no que cosa era, sino que era, pero no se pudo decir que cosa era, sino que cosa no era… ¡Oh Verbo inefable e infante, del cual se puede hablar! Oh Verbo inefable junto al Padre e infante del cual se habla junto a la madre…». PL, CCV, 599 CD. Ib.: Por lo tanto, de muchas palabras, cuyo conocimiento era prolongado e incomprensible, la Sabiduría del Padre tomó el Verbo abreviado, cuya doctrina es saludable y estrecha». (605 D). En sus discursos 5 y 6 Garnerio desarrolla los temas del «Verbo abreviado» con su habitual sutileza.
[39]Aereldo, De Jesu duod., n. 13 (SC, 60, 76); Spec. carit., l. 1, c. 16 (PL, CXCV, 520 A). Para el sentido de Pablo y el de Is. 10,22-23, citado por Pablo cfr. Huby-Lyonnet, Ép. aux Rom. (1957), 354-355.
[40]Absalón, S. 25: «Pues el libro del cual se hizo mención es Cristo». PL, CCXI, 148 D.
[41]«Cristianismo, religión del libro sagrado», dice Curtius (378), que del resto dedica solo algunas páginas a la Biblia.
[42]Bernardo, Sup. Missus est, h. 4, n.11, haciendo hablar a María, «y no sea haga en mi una palabra escrita y muda, sino encarnada y viva» PL, CLXXXIII, 86 B.
[43]Jn 1; I Jn 1,1-3. Georges Auzou, La parole de Dieu, nuova ed. (1960), 426.
[44]Martin de León, S. de J. Bapt.; «La palabra de Dios es verdaderamente eficaz y viva, esto es, es el Hijo de Dios» PL, CCIX, 18 B.
[45]Cf. Gerhoh, In ps. 19, CXCIII, 961 D. Retoma una vez más el símbolo origeniano de la transfiguración.
[46]Hoy se habla de buena gana de religión bíblica, de pensamiento bíblico, de metafísica bíblica; pero por más que estas expresiones puedan ser legítimas, no se debe olvidar que non bastan para definir la fe cristiana. «Verbum abbreviatum» tiene a veces simplemente el sentido del símbolo de la fe: Or., In Rm, 1.7, c.19, sobre Rom. 9,27-33 PG, XIV, 154 A: glosa de Rufino (?) Cf. Rufino, Exp. In symb., 1 PL, XXI, 336 B; Bernardo, In Cant., S. 79, 2 CLXXXIII, 1163 C
[47] Benito XVI, Homilía en la Misa de Nochebuena de 2006.