Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Éffeta», que quiere decir: «¡Ábrete!». Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. (Mc 7,34–35)
El Evangelio de hoy nos habla de aquel hombre sordo y mudo. Ese hombre es imagen del mundo moderno, el mundo actual, el mundo que nos toca vivir. Un mundo también sordo y mudo; sordo a Dios, a lo que Dios está pidiendo; y mudo porque es incapaz de dar, salvo excepciones, testimonio valiente de Jesucristo, de la fe recibida y por tanto de la alabanza hacia Dios. En estos tiempos, como todos saben, se ha desarrollado de manera muy poderosa lo que podríamos llamar un movimiento –ya que tiene muchas variantes y muchas ramificaciones– conocido comúnmente con el nombre de New Age. El drama de la New Age no es solamente que actúa y cuenta con muchos medios, sino que incluso tiene actuación dentro de las filas católicas, aun dentro de los seminarios; y, por qué no, puede ser que, sin que nos demos cuenta y con la mejor buena voluntad, también pueda actuar entre nosotros. Por eso es que hay que estar muy atentos.
Sin mencionar directamente este tema puntual de la New Age, pero sí el tema que de alguna manera lo engloba, el de la llamada teología global o teología pluralista, el último documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, «Dominus Iesus», nos recuerda entre otras cosas que no se puede decir, es un absurdo, que todas las religiones son buenas, que todas las religiones son lo mismo y que hay muchos mediadores para la salvación, uno de los cuales es Jesucristo, otro Buda, Krishna, Moon, etc.
1. ¿Por qué atrae tanto la New Age?
La New Age prende, según una Instrucción Pastoral muy hermosa del Arzobispo de México Mons. Norberto Rivera[1], porque promete una falsa esperanza. Dice él: «Si el fin del milenio trae consigo un acentuado anhelo de rotura con los profundos males que afligen al mundo, puede también propiciar la difusión de falsas esperanzas y promesas ilusorias. En nuestros días se ha suscitado por enésima vez el espíritu del milenarismo, es decir, la anticipación de una nueva era inminente, de un cambio radical e instantáneo que pondrá fin al presente estado de cosas… El New Age pregona una edad de oro para toda la humanidad… es la creencia en el inicio de un mundo cualitativamente diverso y mejor que este», es una forma de joaquinismo[2]. «Este paso evolutivo traerá consigo una iluminación de la conciencia de los hombres. Desvanecerá nuestra percepción fragmentada de la realidad y, supuestamente, veremos el universo entero como es: un todo vivo y único del cual nosotros mismos no somos más que una parte. Todo el mensaje del New Age se reviste de un optimismo desbordante y resalta lo positivo, lo fácil y lo inmediato de la transformación que propone. No es de maravillarnos, por tanto, que precisamente en estos años, su difusión a nuestro alrededor haya sido tan amplia… Sus ideas, sus campañas de concientización y su espiritualidad aparecen en los salones escolares de nuestros niños e inclusive en la predicación y enseñanza religiosa de instituciones católicas con creciente frecuencia». Por eso el Papa hace poco, en el año 1993, advertía a un grupo de obispos americanos en visita ad Limina: «Las ideas de la New Age a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia. En su perspectiva sincretista e inmanente, esos movimientos parareligiosos prestan poca atención a la Revelación, más bien, intentan llegar a Dios a través del conocimiento y la experiencia, basados en elementos que toman prestados de la espiritualidad oriental y de las técnicas psicológicas. Tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de la vaga visión del mundo, que se expresa mediante un sistema de mitos y símbolos revestidos de un lenguaje religioso. Además proponen a menudo una concepción panteísta de Dios, incompatible con la Sagrada Escritura y la tradición cristiana. Reemplazando la responsabilidad personal de nuestras acciones con un sentido del deber frente al cosmos, tergiversando así el verdadero concepto de pecado y la necesidad de la redención por medio de Cristo»[3]. Y no se piense que esto es algo del hemisferio norte, de Estados Unidos, no; también el Papa a los obispos argentinos el 7 de febrero de 1995 les dijo que: «Hay que tener presente, sin embargo, que no faltan desviaciones que han dado origen a sectas y movimientos gnósticos y pseudo religiosos, configurando una moda cultural de vastos alcances que, a veces, encuentra eco en amplios sectores de la sociedad y llega incluso a tener influencia en ambientes católicos. Por eso, algunos de ellos, en una perspectiva sincretista, amalgaman elementos bíblicos y cristianos con otros extraídos de filosofías y religiones orientales, de la magia y de técnicas psicológicas. Esta expansión de las sectas y de nuevos grupos religiosos que atraen muchos fieles y que siembran confusión e incertidumbre entre los católicos es motivo de inquietud pastoral. En este campo, es necesario analizar profundamente el problema y encontrar líneas pastorales para afrontarlo»[4].[5]
2. ¿Por qué la rápida difusión?
Ya hemos visto una de las razones. Pero a su vez ayuda a la expansión de la New Age el rápido proceso de globalización en todos los campos del actuar humano. También la mentalidad de «marketing», donde se comercializan todos los aspectos de la vida humana. Y en este sentido la New Age viene a ser un supermercado de las religiones[6]. Como cuando uno va al supermercado, «compro esto, esto lo dejo», cada uno toma y elige lo que quiere creer, o lo que no quiere. Ayuda, también, el destierro de la fe, del horizonte del saber humano, asimismo, como la necesidad insaciable que tiene el ser humano de una trascendencia que dé sentido a la vida. Luego de la caída en el mundo del socialismo materialista (comunismo), así también como el tema de las llamadas naciones libres, cautivas de un bienestar egoísta, el hombre necesita con mayor razón, lo trascendente. Y lamentablemente cuando no lo busca donde lo tiene que buscar lo busca por otros lugares.
3.¿Qué movimientos se relacionan con la New Age?
Se relacionan con la New Age los siguientes movimientos:
a. Cultos contactistas como Fupec, Grupo Alfa, Lineamiento Universal Superior, Fici, Hermandad Cósmica Hamir, Misioneros del Cristo Cósmico, Asociación Adonai, Aurora Esencia Cósmica, Movimiento Raeliano, Misión Rama, etc.;
b. Cultos afrobrasileños como Umbanda, Kimbanda, Candomblé, Batuque, etc.;
c. Cultos orientalistas como Hare Krishna, Sai Baba, Brama Kumaris, Ananda Marga, Rama Krishna, Misión de la Luz Divina, Rajneesh, etc.;
d. Cultos gnóstico–esotéricos como Movimiento Gnóstico Cris-tiano Universal, Iglesia Gnóstica, Fraternidad Blanca Universal, Cuarto Camino, Fraternidad Rosa–Cruz, Sociedad Teosófica, Iglesia de la Cienciología, institutos de Parapsicología pseudocientífica, Control Mental, Desarrollo del Potencial Humano, etc;
e. Cultos espiritistas como Escuela Científico Basilio, Sociedad Espiritista Luz y Verdad, Evolución Espiritual, Instituto Espirita Madre María, etc.
A los grupos consignados precedentemente es necesario agregar cientos de personas, entre los que se cuentan los supuestos chamanes y parapsicólogos que se promocionan en los clasificados de los periódicos, como así también los llamados grupos de permeabilización primaria, de estructuración difusa y cambiante, que desarrollan cursos sobre algunas de las tantas disciplinas promocionadas por la New Age o Nueva Era, por ejemplo, Piramidología, Cristaloterapia, Reiki, I Ching, Channelling, Terapias de Vidas Pasadas, mancias varias, Viajes Astrales, Curso en Milagros, etc.[7]. Asimismo, hay que señalar el yoga y el reiki –que se enseñan y practican en más de una parroquia– y toda una parafernalia de prácticas, que no debemos hacer, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, como ser los horóscopos, las cábalas, las cintas rojas, los cursos de concentración mental, las terapias basadas en piedras y perfumes, etc.[8]
4. Creencias de la New Age
¿Cuáles son las «creencias» de la «New Age»? –ya que no porque no podemos hablar de fe en la «New Age»– .
En primer lugar el ecologismo, la insistencia en la necesidad de cuidar el mundo, que en su medida es una cosa razonable, pero que en el caso de ellos es llevado a un nivel casi religioso.
En segundo lugar el panteísmo. Del ecologismo exagerado nace una especie de espiritualidad planetaria que quiere «animar» toda la realidad cósmica o dotar a la creación de una fuerza mágica. Se pierde la noción de un Dios personal, realmente distinto y superior al mundo creado, en favor de una fuerza divina impersonal que es todo y está en todo.
En tercer lugar el gnosticismo, que acompaña a través de los siglos al cristianismo. Es una de las enfermedades propias del hombre religioso de la cual hay que cuidarse, y que no solamente está en el cristianismo, sino en todas las grandes religiones. «La desviación del gnosticismo, presente en todas las grandes tradiciones religiosas, ha sobrevivido y se ha diversificado encontrando en la New Age un campo de acción privilegiado. La Sociedad Teosófica fundada por Helena Blavatsky a finales del siglo pasado y sus derivaciones u organizaciones afines (la Antroposofía, la gran Fraternidad Universal, las Órdenes de los Rosacruces, la Iglesia Universal y Triunfante, la corriente de la metafísica representada en México por autores como Connie Méndez, la Actividad Religiosa “Yo soy”, la nueva Acrópolis, que tuvo también en su momento una influencia muy grande en nuestro país, y muchas otras) son los precursores ideológicos de la New Age y actualmente son sus dedicados promotores. Los símbolos, las ceremonias y los grados iniciáticos de la masonería y de las organizaciones para–masónicas también revelan una estrecha asociación de fondo con la gnosis. Si el gnosticismo quiere abrir la puerta a un intelecto superior, el esoterismo y el ocultismo prometen el pasaje a un actuar sobrehumano». Uno apunta al intelecto, sobrehumano, el otro a un actuar sobrehumano. «Estas dos corrientes, hermanas del gnosticismo, pretenden por caminos diversos potenciar la voluntad humana echando mano a supuestas fuerzas cósmicas secretas. A través de mil técnicas antiguas y nuevas se abriría contacto con los ángeles, con guías espirituales desencarnados, con supuestas “vidas anteriores” según el mito de la reencarnación, etc. No son pocas las personas y las organizaciones que ofrecen servicios de adivinación y de horóscopo, de hipnosis, de magia, de «channelling» («medium»), de proyección astral y otras actividades igualmente absurdas, provocando un daño duradero a sus clientes que son, las más de las veces, personas vulnerables y desorientadas. En resumidas cuentas, la New Age comercializa lo irracional y lo nocivo para el alma humana y lo vende garantizando la transformación del consumidor».
En cuarto lugar, la pseudo ciencia. Otro de los temas importantes de señalar en la New Age, es la pseudo ciencia. Ellos se mueven en algo que llaman ciencia, y que de ciencia, evidentemente, no tiene nada. Por eso van a considerar ciencia la astrología, la ufología (investigación sobre los ovnis), del mismo modo que son una ciencia la física y la química. Pero sobre todo, el gran campo en el que ellos se mueven es el de la psicología y de la biología. En la psicología, siguiendo la línea de Sigmund Freud (1856–1939), de Karl Gustav Jung (1875–1961), «ha habido una sucesión muy variada de corrientes, que se relacionan en mayor o menor grado con las ideas y las terapias de la New Age, en particular, la así llamada psicología transpersonal, fundada por el psicólogo italiano Roberto Assagioli (1888–1974), que pretende ir más allá de la experiencia psíquica del individuo en búsqueda de una conciencia colectiva superior que sería la puerta al descubrimiento de un “principio divino” que yace en el fondo de todo ser humano. De ahí nacen una multitud de técnicas típicas del New Age: el biofeedback, la hipnosis, el rebirthing, la terapia Gestalt y la provocación de estados alterados de conciencia, inclusive con el uso de drogas alucinógenas».
Así como la New Age influye en el campo de la psicología, también lo hace en el de la medicina, el de la biología. «Frecuentes son las exageraciones y los abusos del New Age en el campo de la medicina holística, que basa sus métodos de sanación en la interrelación entre cuerpo, mente y espíritu. Así, por ejemplo, se da la cromoterapia o la sanación a través de los colores; la curación a través de las “auras” o campos energéticos que nos rodean; y el Reiki que promete recuperar el equilibrio de la energía personal por la aplicación de la energía universal a través de la imposición de manos a diversas partes del cuerpo.
Hay programas de potencial humano de dudoso fundamento científico, como la Dianética, el Método de Control Mental Silva, la Meditación Trascendental y otros, que producen una cantidad inverosímil de gráficos y reportes que supuestamente certifican la solidez de sus afirmaciones».
5. El New Age es incompatible con el Evangelio
Y esto, queridos hermanos, es algo absolutamente incompatible con el Evangelio. El Papa dice: «No debemos engañarnos pensando que ese movimiento –New Age– pueda llevar a una renovación de la religión. Es solamente un nuevo modo de practicar la gnosis, es decir, esa postura del espíritu que, en nombre de un profundo conocimiento de Dios acaba por tergiversar su palabra sustituyéndola por palabras que son solamente humanas. La gnosis no ha desaparecido nunca del ámbito del cristianismo, sino que ha convivido siempre con él, a veces bajo la forma de corrientes filosóficas, más a menudo con modalidades religiosas o para–religiosas, con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es esencialmente cristiano»[9]. Esto está muy claro. Son palabras del Papa, y pareciera que no deberían quedar dudas sobre este tema. Pero en muchos países, la realidad muestra lo contrario.
6. Encuesta argentina sobre la adhesión a la New Age
Aquí en Argentina se ha hecho una encuesta[10] sobre 1098 alumnos de cuarto año de la secundaria en escuelas de la ciudad de Buenos Aires, del Gran Buenos Aires, y en algunas ciudades del interior. Y esa encuesta, realizada muy seriamente por el licenciado José María Baamonde, que preside la fundación «Spes» (Servicio para el esclarecimiento de sectas), dio resultados que realmente son para temblar. A esos varones y mujeres de cuarto año les hicieron preguntas sobre determinados temas propios de la New Age:
– Ovnis, extraterrestres
– Magia, maleficios
– Reencarnación
– Astrología
– Comunicación con los muertos
– Adivinación del futuro
Y a su vez también hicieron la encuesta, de manera inteligente, acerca de los medios por los cuales ellos se informaban sobre estos temas. Y los resultados fueron los siguientes:
En lo que se refiere a la creencia en las temáticas seleccionadas, comprobamos que todas superan el 50 % de adhesión por parte de los alumnos encuestados, tanto de sexo femenino, como masculino.
En el caso de las mujeres, el 83,73 % de las consultadas, manifestaron creer en la existencia de los Ovnis y los seres extraterrestres; en el caso de los hombres, aun más: dijeron creer en la existencia de Ovnis y extraterrestres el 88,15 %. ¡En colegios católicos! Qué será en las escuelas estatales, donde no se da religión… ¿Para qué tenemos los colegios católicos? ¿Para hacerle el caldo gordo a la New Age? ¿Dónde están los catequistas, los sacerdotes, las religiosas que tienen que enseñar la doctrina católica?
El 60 % dijo adherir y creer en la magia, y en la posibilidad de efectuar maleficios. Más del 51 % en las mujeres, y el 55 % de los varones, dijeron creer en la reencarnación. Se adhirieron a la astrología un 74 % en las mujeres. El 52 % manifestó creer en la posibilidad de establecer comunicación con los muertos. Y un 63,90 % cree en que es posible la adivinación del futuro… ¡Ese futuro contingente y libre, que solamente conoce Dios! Esa es la situación. Ese es el porcentaje de creencia en este tipo de tonterías que hay hoy día.
Y ¿cuáles han sido los medios a través de los cuales los jóvenes tomaron contacto o conocimiento de las temáticas enunciadas? Mayoritariamente han señalado: la televisión y los libros y revistas, cerca de un 80 %.[11]
Es realmente para asustarse, para tomar conciencia de que es un problema grave, un problema que afecta a las mismas escuelas que se llaman «católicas», y que por tanto puede afectar a nuestros colegios, el Bachillerato Humanista e Isabel la Católica, y, por qué no, puede afectar también el mismo Seminario y Estudiantado. No sería raro que algún seminarista poco advertido, con la mejor buena fe, esté aceptando doctrinas que están en contra del Evangelio, que son de la Nueva Era; que llegan porque están de moda, porque uno las ha escuchado de alguna persona, y que suenan más o menos bien. Y entonces uno, sin darse cuenta, en vez de estar trabajando para Jesucristo, está trabajando finalmente para el Anticristo.
7. Jesucristo, única novedad
Pidámosle a la Santísima Virgen la gracia de llegar a conocer la realidad que nos toca vivir. El hecho de vivir en el Seminario o en el Estudiantado, donde normalmente no se dan este tipo de cosas, ya que son lugares protegidos como una burbuja, puede a algunos llevarles a olvidarse que en el mundo, mayoritariamente, se está pensando y viviendo absolutamente de otra manera, totalmente distinta a la manera que nos enseña a pensar el Evangelio. Y no nos asustemos si por equivocación hemos caído en alguno de estos errores, sino que tomemos experiencia y sepamos ayudar a tantos otros para que se liberen de esta nueva adicción al esoterismo, al ocultismo, a la gnosis, que está conformada por estas corrientes de la New Age.
Le pedimos a María que nos lleve a lo verdaderamente nuevo, a lo auténticamente nuevo, que es su Hijo Jesucristo, que, como dice San Ireneo, «al venir al mundo ha traído consigo toda novedad».
[1] Mons. Norberto Rivera, arzobispo de México, «Instrucción pastoral sobre el “New Age”», L’Osservatore Romano 7 (1996) 89–91.
[2] Joaquín de Fiori, aquel abad que hablaba de las tres edades del mundo.
[3] Juan Pablo II, «Discurso al tercer grupo de los obispos de Estados Unidos en su visita “ad limina”», L’Osservatore Romano 24 (1988) 307.
[4] Juan Pablo II, «Discurso al primer grupo de obispos argentinos con ocasión de la visita “ad limina”», L’Osservatore Romano 6 (1995) 82–83.
[5] «Y en el 2000, también…», por el Lic. José María Baamonde, Revista Panorama católico, I (abril del 2000) 10.
[6] Mons. Franc Rodé, define la New Age como «un supermercado de las religiones donde cada uno toma lo que le gusta y deja el resto»; cfr. «Ideologías religiosas y visión cristiana de Dios en Europa», en Ecclesia, n.6 (1992) 379–387.
[7] cfr. José María Baamonde, Semanario «Cristo hoy», 7 al 13 de septiembre de 2000, p. 23.
[8] cfr. José María Baamonde, Semanario «Cristo hoy», 7 al 13 de septiembre de 2000, p. 23.
[9] Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la esperanza, Plaza y Janés (Barcelona 1994) 103–104.
[10] cfr. Semanario «Cristo hoy», 7 al 13 de septiembre de 2000, p. 23.
[11] Las estadísticas las sacamos de la Web Site: www.spes.8k.com