Jesucristo, “toda deuda paga” [1].
B. Redención en el Misal Romano.
- Perdición – Salvación:
(“salvación” 265 veces)
«Concede, Señor, a estos elegidos llegar digna y conscientemente a la confesión de tu nombre, a fin de que el poder de tu gloria les alcance la primitiva dignidad perdida por la culpa original»[2].
«Cuando nosotros estábamos perdidos y éramos incapaces de volver a ti, nos amaste hasta el extremo. Tu Hijo, que es el único justo, se entregó a sí mismo en nuestras manos para ser clavado en la cruz»[3].
«Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor»[4].
«Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y la plenitud de toda religión en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados entre los miembros vivos de su Cuerpo, porque solo en el radica la salvación del mundo»[5].
«Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que los sacramentos pascuales den en nosotros fruto abundante, y que el alimento de salvación que acabamos de recibir fortalezca nuestras vidas»[6].
«En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno»[7].
«Porque el con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que anunciaban los sacrificios de la antigua alianza y, ofreciéndose a si mismo por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, victima a y altar»[8].
- Alejamiento – Cercanía:
«Señor, Padre nuestro, para quien nadie es extraño y nadie está alejado de tu protección; mira con piedad a los prófugos y exiliados, a los hombres segregados y a todos tus hijos dispersos por el mundo; concédeles a ellos el retorno a la patria, y a nosotros danos un amor como el tuyo para con los pobres y los desterrados»[9].
« Tu, Señor, estas cerca y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí tus preceptos, porque tu existes desde siempre»[10]. (Cf. Sl 18, 151-152).
« Estad siempre a1egres en e1 Señor; os lo repito, estad alegres. E1 Señor está cerca»[11]. (Flp 4, 4.5)
« El cual, con amor admirable, se entregó por nosotros, y elevado sobre la cruz hizo que de la herida de su costado brotaran, con el agua y la sangre, los sacramentos de la Iglesia: para que así, acercándose al Corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo de la fuente de la salvación»[12].
« También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo y en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza»[13].
- Acto contra Dios – Obra a favor de Dios:
« ¿Renunciáis a Satanás, esto es: al pecado, como negación de Dios; al mal, como signo del pecado en el mundo; al error, como ofuscaci6n de la verdad; a la violencia, como contraria a la caridad; al egoísmo, como falta de testimonio del amor?»[14].
«Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una generosa efusión de tu misericordia»[15].
«Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro»[16].
«Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los hombres, pidiéndote humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos el don de la paz y la unidad»[17].
« Acuérdate señor de tus hijos N. N. y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perd6n de sus pecados y la salvaci6n que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero»[18].
«Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrecci6n de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvaci6n, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo»[19].
«Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo»[20].
- Flaqueza – Alimento por la Palabra, el Cuerpo entregado y la Sangre derramada:
«Dios todopoderoso, el sacramento que acabamos de recibir sea medicina para nuestra debilidad, sane las enfermedades de nuestro espíritu y nos asegure tu constante protección»[21].
«Que renazca tu pueblo, Señor, al conmemorar el nacimiento de tu Hijo, y que los santos misterios que hemos recibido sean nuestro alimento y nuestra bebida»[22].
«Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que los sacramentos pascuales den en nosotros fruto abundante, y que el alimento de salvación que acabamos de recibir fortalezca nuestras vidas»[23].
«El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya. Su carne, inmolada para nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica»[24].
«De tus manos, Señor, no salió la muerte, sino el alimento que sustenta la vida de todos los seres; por eso te rogamos que alejes el hambre de la casa de tus hijos, para que podamos servirte con diligencia y alegría»[25].
« El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna»[26].
- Desgracia – Felicidad:
« No me escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí, cuando te invoco, escúchame en seguida»[27]. (Sal 101, 3)
« Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu pueblo, para que, bajo tu protección, conserve los dones pascuales y alcance la felicidad eterna»[28].
« Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las suplicas de quienes te invocamos, y pues nos has salvado por la Sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre en ti y en ti encontremos la felicidad eterna»[29].
« Y que Dios os conceda reuniros con los santos en la felicidad del reino, don de la Iglesia contempla con gozo a sus hijos entre los moradores de la Jerusalén celeste»[30].
- Idolatría – Adoración:
« Señor Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de los bienes de su redención»[31].
«Venid adorarlo»[32].
« Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios, Padre todopoderoso»[33].
« Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza»[34].
- Avaricia – Generosidad:
(También ver punto 30)
«Oh Dios, tú que has dado a santo Tomas Becket grandeza de alma para entregar su vida en pro de la justicia, concédenos, por su intercesión, sacrificar por Cristo nuestra vida terrena para recuperarla de nuevo en el cielo»[35].
« En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Señor, y proclamar tus maravillas en la perfección de tus santos; y, al conmemorar a la bienaventurada Virgen María, exaltar especialmente tu generosidad inspirándonos en su mismo cantico de alabanza»[36].
« Dios todopoderoso, glorificador de tus sacerdotes, concédenos por intercesión de san Fabián, papa y mártir, progresar cada día en la comunión de su misma fe y en el deseo de servirte cada vez con mayor generosidad»[37].
« Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas»[38].
« Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida»[39].
« Porque con nuestras privaciones voluntarias nos ensenas a reconocer y agradecer tus dones, a dominar nuestro afán de suficiencia y a repartir nuestros bienes con los necesitados, imitando así tu generosidad»[40].
- Crueldad – Civilización, cultura:
«Señor Dios, Padre lleno de amor, que diste a nuestros padres de Israel una tierra buena y fértil, para que en ella encontraran descanso y bienestar, y con el mismo amor nos das a nosotros fuerza para dominar la creación y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento; al darte gracias por todas tus maravillas, te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú, y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra»[41].
«Señor, tú que has hecho insigne al obispo san Alberto Magno porque supo conciliar de modo admirable la ciencia divina con la sabiduría humana, concédenos a nosotros aceptar de tal forma su magisterio que, por medio del progreso de las ciencias, lleguemos a conocerte y a amarte mejor»[42].
«Después de participar de la plenitud de tu gracia, te pedimos, Señor, que los fieles que has llamado a trabajar en las tareas seculares, fuertes con la fuerza de la eucaristía, sean valientes testigos de la verdad evangélica y hagan que tu Iglesia se mantenga, presente y activa, en el progreso temporal de este mundo»[43].
« Te damos gracias, Padre de bondad, y te glorificamos, Señor, Dios del Universo, porque no cesas de convocar a hombres de toda raza y cultura, por medio del Evangelio de tu Hijo, y los redimes en un solo cuerpo, que es la Iglesia»[44].
- Inutilidad – Eficacia:
« Acepta, Señor, estas ofrendas con las que has querido reconciliarte con los hombres y por las que nos devuelves, con amor eficaz, la salvación eterna»[45].
« Que tus santos misterios nos purifiquen, Señor, y por su acción eficaz nos vuelvan agradables a tus ojos»[46].
« Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas»[47].
- Delito – Justificación:
(“Justificación” esta aparte, al final, con los otros 3 sinónimos (?) de Santa Misa o Redención; y “delito” como tal no aparece en el misal, y los sinónimos estarían ya utilizados en los puntos 3-7-11-12-30-23)
- Contra la dignidad del hombre (Dignidad privada) – Lo sana, eleva y perfecciona.
«Concédenos, Dios de misericordia, servir siempre a tu altar con dignidad, y, participando en el frecuentemente, danos la salvación»[48].
«Por él, hoy resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio que nos salva; pues al revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición no solo confiere dignidad eterna a la naturaleza humana, sino que por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos»[49].
«Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo el Señor, no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males»[50].
«Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme»[51].
«Dios creador y restaurador del hombre, que has querido que tu Hijo, Palabra eterna, se encarnase en el seno de María, siempre Virgen; escucha nuestras suplicas, y que Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne hacernos partícipes de su condición divina»[52].
- Contra la dignidad del hombre (Dignidad pública) – Hace posible que pueda vivir su vida familiar, política, económica, social, pacíficamente en su dignidad inalienable de Hijo de Dios:
«Señor Dios nuestro, que nos llevaste al conocimiento de tu nombre por la predicación de los apóstoles, te rogamos que, por intercesión de san Simón y san Judas, tu Iglesia siga siempre creciendo con la conversión incesante de los pueblos»[53]
«Te daré gracias entre las naciones, Señor; contare tu fama a mis hermanos. Aleluya»[54].
«Al revivir nuevamente este ano el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura»[55].
«Dios todopoderoso y eterno, esperanza única del mundo, que anunciaste por la voz de tus profetas los misterios de los tiempos presentes: atiende los deseos de tu pueblo, porque ninguno de tus fieles puede progresar en la virtud sin la inspiración de tu gracia[56]»
«Oh Dios, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguos con la luz del Nuevo Testamento: el mar Rojo fue imagen de la fuente bautismal, y el pueblo liberado de la esclavitud imagen de la familia cristiana; concede que todos los pueblos, elevados por su fe a la dignidad de pueblo elegido, se regeneren por la participación de tu Espíritu»[57].
«Al revivir nuevamente este ano el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor»[58].
«Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana»[59].
«Dios, Padre nuestro, que, con admirable providencia, gobiernas el mundo, atiende nuestros ruegos por la patria, para que la sabiduría de sus autoridades y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia y podamos vivir en la paz y el progreso constante»[60].
« Alimentados con el único pan que renueva siempre a la familia humana, te rogamos, Señor, que este sacramento de unidad en el que participamos, nos infunda un amor puro y generoso que nos impulse a promover el progreso de los pueblos y a realizar, en la caridad, las exigencias de la justicia»[61].
- Confusión – Cosmos, mundo ordenado y bellísimo:
« Dios enjugara las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado»[62]. (Ap 21, 4)
« Fortalécenos con este mismo Espíritu a todos los que hemos sido invitados a tu mesa, para que todos nosotros, pueblo de Dios, con nuestros pastores, el Papa N., nuestro Obispo N., de mí, indigno siervo tuyo, de mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N., de mí, indigno siervo tuyo, los presbíteros y los diáconos, caminemos alegres en la esperanza y firmes en la fe, y comuniquemos al mundo el gozo del Evangelio»[63].
«Te damos gracias y te bendecimos, Dios santo y fuerte, porque diriges con sabiduría los destinos del mundo y cuidas con amor de cada uno de los hombres»[64].
- Separación – Unidad:
«Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecernos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa N., con nuestro Obispo N.»[65].
«Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos»[66].
- Particularismo – Universalidad:
« Oh Dios, que has dispuesto con admirable providencia que el reino de Cristo se extienda por toda la tierra y que todos los hombres participen de la redención salvadora, te rogamos que tu Iglesia sea para todos sacramento de salvación universal y manifieste y realice el misterio de tu amor a los hombres»[67].
« Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados»[68].
- Inmovilidad – Conversión, cambio:
« Acepta, Señor, nuestras ofrendas en esta noche santa, y por este intercambio de dones, en el que nos muestras tu divina largueza, haznos partícipes de la divinidad de tu Hijo que, al asumir la naturaleza humana, nos ha unido a la tuya de modo admirable»[69].
« Santifica, Señor, estos dones, acepta la ofrenda de este sacrificio espiritual y a nosotros transfórmanos en oblación perenne»[70].
- Derrota – Triunfo:
«Porque se acercan ya los días santos de su pasión salvadora y de su resurrecci6n gloriosa; en ellos celebramos su triunfo sobre el poder de nuestro enemigo y renovamos el misterio de nuestra redención»[71].
«Dios todopoderoso y eterno, que eliges a los débiles para confundir a los fuertes de este mundo; concédenos a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir santa Inés imitar la firmeza de su fe»[72].
- Infidelidad, defección – Fidelidad:
«Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón»[73].
«Dios, Padre santo, tú que me has fortalecido con el pan del cielo y me has dado a gustar el cáliz de la nueva alianza, concédeme la gracia de servirte con fidelidad, y fuerza y amor para gastar mi vida por la salvación de los hombres»[74].
« Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir»[75].
- Todos necesitamos redención:
«Señor, tú has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvaci6n para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de Cristo persevere hasta el final de los tiempos; mueve ahora los corazones de tus fieles y concédenos la gracia de sentir que nos llamas con urgencia a trabajar por la salvaci6n del mundo, para que, de todas las naciones, se forme y desarrolle un solo pueblo, una sola familia, consagrada a tu nombre»[76].
« Queridos hermanos: Invoquemos la bendición de Dios, nuestro Padre, y pidámosle que la aspersión de esta agua reavive en nosotros la gracia del bautismo, por medio del cual fuimos sumergidos en la muerte redentora del Señor para resucitar con él a una vida nueva»[77].
«Renovamos el misterio de nuestra redención»[78]
- María Santísima: corredentora, al pie de la cruz y del altar:
«Oh Dios, Padre de Jesucristo, nuestro Salvador ,que en Santa María, Virgen y Madre, nos has dado la imagen de la Iglesia, envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad, para que, perseverando en la fe, crezcamos en el amor y caminemos juntos hasta la meta de la bienaventurada esperanza»[79]
« Oh Dios, cuyo Hijo al expirar en la cruz quiso que su Madre, la Virgen María, fuese en adelante nuestra Madre, concédenos a quienes recurrimos a su protección ser confortados por la invocación de su santo nombre»[80].
« En verdad es justa y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
y alabarte debidamente
en esta celebración en honor de la Virgen María.
Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón,
mereció concebirla en su seno virginal,
y al dar a luz a su Hijo
preparo el nacimiento de la Iglesia.
Ella, al recibir junto a la cruz
el testamento de tu amor divino,
tomó como hijos a todos los hombres,
nacidos a la vida sobrenatural
por la muerte de Cristo.
Ella, en la espera pentecostal del Espíritu,
al unir sus oraciones a las de los discípulos,
se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.
Desde su asunción a los cielos,
acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina,
y protege sus pasos hacia la patria celeste,
hasta la venida gloriosa del Señor»[81].
« Oh Dios, Padre bueno, que en María, primicia de la redención, nos has dado una madre de inmensa ternura, abre nuestros corazones a la alegría del Espíritu y haz que, a imitación de la Virgen, sepamos alabarte por las maravillas realizadas en Cristo, tu Hijo»[82].
« Oh Dios, que concedes el perdón de los pecados y quieres la salvación de los hombres, por intercesión de santa María, la Virgen, y de todos los santos concede a nuestros hermanos, parientes y bienhechores que han salido ya de este mundo, alcanzar la eterna bienaventuranza»[83].
- Rescate:
«El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos »[84]. (Mt 20, 28)
«Cuando invoqué al Señor, él escuchó mi voz y rescató mi alma de la guerra que me hacían. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará»[85]. Cf. SalS4, 17-20.23
«Hemos sido rescatados a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha»[86]. (1 Pe 1,19)
«Esta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados? …
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!…»[87].
«El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos rescató. Aleluya»[88].
«El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos»[89]. (Mc 10,45)
«Tú que has querido dar la vida en rescate por todos: Cristo, ten piedad»[90].
«Ellos son los rescatados como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero; ellos son el cortejo del Cordero adonde quiera que vaya»[91]. (Ap 14,4)
- Sacrificio: (“sacrificio” 215 veces)
«Te pedimos, Señor, que la eficacia de este sacrificio nos purifique del antiguo pecado, acreciente en nosotros la vida nueva y nos otorgue la plena salvación»[92].
«Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención, preparan a tus hijos el banquete pascual, presiden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con los sacramentos»[93].
«Acepta, Señor, este sacrificio, con el que has redimido a todos los hombres, y concédenos bondadosamente la salud del alma y del cuerpo»[94].
«Concédenos, Señor, que este sacrificio, memorial de nuestra redención, nos purifique de nuestros pecados y atraiga sobre nosotros la ayuda de tu poder»[95].
«Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación»[96].
«Acepta, Señor, estas ofrendas por las que se va a renovar entre nosotros el sacrificio único de Cristo, y haz que, al participar de estos misterios, recibamos realmente los bienes que la fe nos invita a esperar»[97].
«Al ofrecerte, Señor, este sacrificio de expiación, te suplicamos, por intercesión de la Virgen, Madre de Dios, y de san José, que guardes a nuestras familias en tu gracia y en tu paz verdadera»[98].
«Recibe, Señor, los dones que te presentamos en este día en que manifestaste
a tu Hijo predilecto, y haz que estas ofrendas de tu pueblo se conviertan en aquel sacrificio con el que Cristo purificó el pecado del mundo»[99].
«Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza; que su eficacia nos purifique de nuestros pecados para que podamos presentarnos a ti como ofrenda agradable a tus ojos»[100].
«Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, para que, en tu piedad, perdones nuestras faltas y guíes tú mismo nuestro corazón vacilante»[101].
«Por la pasión de tu Hijo sé propicio a tu pueblo, Señor, y concédenos, por esta celebración que actualiza el único sacrificio de Jesucristo, la misericordia que no merecen nuestros pecados»[102].
«Recibe, Señor, este sacrificio que tú mismo has querido que te ofreciéramos, y por esta eucaristía, que celebramos para glorificarte, dígnate santificarnos y darnos tu salvación»[103].
«El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya»[104].
«Con la variedad de los dones y de los carismas tú eliges dispensadores de los santos misterios, para que en todas las naciones de la tierra se ofrezca el sacrificio perfecto, y con la Palabra y los sacramentos se edifique la Iglesia, comunidad de la nueva alianza, templo de tu gloria»[105].
«Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación»[106].
«Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso»[107].
«Recibe, Señor, el sacrificio de salvación que te ofrecemos en la fiesta de santa Catalina; que ella nos instruya con sus enseñanzas para que podamos darte gracias con mayor fervor»[108].
«Purifícanos, Señor, con el bautismo salvador de la muerte de tu Hijo, para que, en la solemnidad de Santiago, el primer apóstol que participó en el cáliz redentor de Cristo, podamos ofrecerte un sacrificio agradable a tu Divina Majestad»[109].
«Acepta, Señor, con bondad, estos dones que te ofrecemos en la memoria de tu mártir santa Teresa Benedicta, y, ya que has llevado a la perfección del sacrificio único los diferentes sacrificios de la Antigua Alianza, actualiza el mismo que tu Hijo te ofreció con su Sangre»[110].
«Señor, que nos limpie de toda culpa este sacrificio, el mismo que, ofrecido en el ara de la cruz, quito el pecado del mundo»[111].
«Alimentados con los dones sagrados, te suplicamos, Señor, que este sacrificio, humilde servicio de tu pueblo, aumente en nosotros los frutos de la salvación»[112].
«Al conmemorar la muerte preciosa de tus santos, te ofrecemos, Señor, el mismo sacrificio de la cruz, fundamento y modelo de todo martirio»[113].
«Recibe, Señor, este sacrificio de acción de gracias por los dones que hasta hoy hemos recibido de tu bondad, y continua mostrando tu amor de Padre a quienes tan generosamente has protegido; así creceremos sin cesar en tu amor y seremos más fieles en tu servicio»[114].
«Dios de justicia y misericordia, limpia en la Sangre de Cristo, por medio de este sacrificio, los pecados de tus siervos difuntos, y a los que ya habías lava do con el agua del bautismo, purifícalos ahora con el mismo amor indulgente»[115].
«Por este sacrificio que hemos celebrado, derrama, Señor, con largueza tu misericordia sobre nuestros hermanos difuntos»[116].
«Recibe, Padre santo, los dones que te ofrecemos en la veneración del martirio de los santos vietnamitas, para que, en medio de las dificultades de nuestra vida, permanezcamos siempre fieles a ti y hagamos de nosotros mismos un sacrificio agradable a tus ojos»[117].
«Al celebrar la muerte preciosa de los santos N. y N., te ofrecemos, Señor, el sacrificio que da al martirio todo su valor y fundamento»[118].
« Recibe, Señor, el sacrificio de tu pueblo, y lo que ahora te ofrecemos a gloria de tus santos N. y N., sea para nosotros gracia de salvación»[119].
«Este es, en verdad, el lugar santo donde se ofrece incesantemente el sacrificio de Cristo, se te tributa una alabanza perfecta y se lleva a cabo nuestra redención»[120].
«Te pedimos, Señor, que, por este sacrificio que redime a los hombres, sean pronto liberados tus hijos cautivos y puedan gozar de la libertad verdadera»[121].
«Te rogamos, Señor, que celebremos dignamente estos santos misterios, pues cada vez que renovamos en el altar este sacrificio se realiza la obra de nuestra salvación»[122].
« Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención, preparan a tus hijos el banquete pascual, presiden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con los sacramentos»[123].
«Te pedimos, Señor, que esta ofrenda sirva de ayuda a nuestro hermano N., ya que tú has querido que en este sacrificio se perdonen los pecados del mundo entero»[124].
«Purifíquennos, Señor, los sacramentos que hemos recibido, y que este sacrificio sea fuente de perdón para nosotros, fortaleza para los débiles, apoyo en toda circunstancia; y, para los vivos y difuntos, remisión de toda culpa y prenda de salvación eterna»[125].
«Dirige tu mirada, Padre santo, sobre esta ofrenda; es Jesucristo que se ofrece con su Cuerpo y con su Sangre y, por este sacrificio, nos abre el camino hacia ti»[126].
«Señor, Dios nuestro, tu Hijo nos dejó esta prenda de su amor. Al celebrar, pues, el memorial de su muerte y resurrección, te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste: el sacrificio de la reconciliación perfecta»[127].
«Por eso, Padre santo, estamos reunidos delante de ti y recordamos llenos de alegría todo lo que Jesús hizo para salvarnos. En este santo sacrificio, que el mismo entregó a la Iglesia, celebramos su muerte y su resurrección»[128].
«Jesucristo, Sumo y eterno Sacerdote»[129].
«…que constituiste a tu Hijo unigénito, Sumo y Eterno Sacerdote»[130].
«…tiene un sacerdocio que no pasa»[131].
«Único Sumo y Eterno Sacerdote»[132].
«Cada vez que celebramos este memorial de la muerte de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención»[133].
«Cada vez que celebramos este memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención»[134].
«Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo»[135].
«Renovamos el misterio de nuestra redención»[136].
«Y que gracias a la muerte temporal de Cristo, que alejó de vosotros la muerte eterna»[137].
«Señor, que nos limpie de toda culpa este sacrificio, el mismo que, ofrecido al pie de la cruz, quitó el pecado del mundo»[138].
«Ellos [los sacerdotes ministeriales] renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención»[139].
- Justificación:
«Cristo nuestro Señor fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya»[140]. (Ro 4,25)
«Señor, Dios todopoderoso, que, sin mérito alguno de nuestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza al gozo, no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella»[141].
«Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (T.P. Aleluya.)»[142]. (Tit 3,5. 7)
«Dios omnipotente y misericordioso, solo tú conoces lo más secreto del corazón de los hombres, solo tú sabes quién es justo y puedes justificar al malvado»[143].
«El cual, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y acepto la injusticia de ser contado entre los criminales. De esta forma, al morir, destruyo nuestra culpa, y, al resucitar, fuimos justificados»[144].
- Reconciliación:
«Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los hombres, pidiéndote humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos el don de la paz y la unidad»[145].
«Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos»[146].
«Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha ensenado»[147].
«Ten misericordia, Señor, de tu siervo N., por quien te ofrecemos este sacrificio de alabanza, para que, en virtud de estos misterios de reconciliación, merezca resucitar a la vida verdadera»[148].
«Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha»[149].
«Y ahora, mientras ofreces a tu pueblo un tiempo de gracia y reconciliación, lo alientas en Cristo para que vuelva a ti, obedeciendo más plenamente al Espíritu Santo, y se entregue al servicio de todos los hombres»[150].
«Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza; que su eficacia nos purifique de nuestros pecados para que podamos presentarnos a ti como ofrenda agradable a tus ojos»[151].
«Señor, que reconcilias contigo a los hombres por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales»[152].
«En verdad es justo bendecir tu nombre, Padre rico en misericordia, ahora que, en nuestro itinerario hacia la luz pascual, seguimos los pasos de Cristo, maestro y modelo de la humanidad reconciliada en el amor»[153].
«Al hombre, naufrago a causa del pecado, con el sacramento de la reconciliación le abres el puerto de la misericordia y de la paz, en Cristo muerto y resucitado»[154].
«Te pedimos, Padre, que esta Victima de reconciliación traiga la paz y la salvaci6n al mundo entero»[155].
«En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, daos la paz como signo de reconciliación»[156].
«Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo»[157].
«Dios de la clemencia y de la reconciliación, que concedes a los hombres días especiales de salvación para que te reconozcan como creador y padre de todos, ayúdanos propicio [en este tiempo agradable a ti], para que, aceptando de corazón tu mensaje de paz, podamos cumplir tu voluntad de instaurar todas las cosas en Cristo»[158].
«Acuérdate, Señor, de que tu Hijo, que es nuestra paz y nuestra reconciliación, ha borrado el pecado del mundo con su sangre, y, al mirar propicio los dones de tu Iglesia, concédenos [en la celebraci6n gozosa de este tiempo de gracia] poder llevar a todos la libertad de Cristo»[159].
«Igualmente, después de haber cenado, sabiendo que él iba a reconciliar todas las cosas en sí mismo por su sangre derramada en la cruz, tomo el cáliz, Heno del fruto de la vid…»[160].
«Pues, en una humanidad dividida por las enemistades y las discordias, tu diriges las voluntades para que se dispongan a la reconciliación»[161].
«Dios, Padre nuestro, nos habíamos apartado de ti y nos has reconciliado por tu Hijo, a quien entregaste a la muerte para que nos convirtiéramos a tu amor y nos amaramos unos a otros[162]».
«Señor, Dios nuestro, tu Hijo nos dejó esta prenda de su amor. Al celebrar, pues, el memorial de su muerte y resurrecci6n, te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste: el sacrificio de la reconciliación perfecta»[163].
«Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo»[164].
«Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo»[165].
«Concédenos, Señor, que este sacrificio, memorial de nuestra redención, nos purifique de nuestros pecados y atraiga sobre nosotros la ayuda de tu poder»[166].
«Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación»[167].
«Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación»[168].
«Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha»[169].
«Y ahora, mientras ofreces a tu pueblo un tiempo de gracia y reconciliación, lo alientas en Cristo para que vuelva a ti, obedeciendo más plenamente al Espíritu Santo, y se entregue al servicio de todos los hombres»[170].
«Señor, Dios nuestro, tu Hijo nos dejó esta prenda de su amor. Al celebrar, pues, el memorial de su muerte y resurrección, te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste: el sacrificio de la reconciliación perfecta»[171].
«El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya. Su carne, inmolada para nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica»[172].
«El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció a si mismo como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya»[173].
«Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación»[174].
«Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha»[175].
«Después de recibir los santos misterios, humildemente te pedimos, Señor, que esta eucaristía, celebrada como memorial de tu Hijo, nos haga progresar en el amor»[176].
«Hemos recibido, Señor, este sacramento, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo; concédenos que este don de su amor inefable nos aproveche para la salvación»[177].
«Acepta, Señor, estos dones con los que vamos a celebrar el memorial del amor de tu Hijo, y concede a cuantos participamos en estos misterios que, a ejemplo de santa Joaquina Verdruna, sepamos amarte sobre todas las cosas y a todos los hombres por amor a ti»[178].
«Oh Dios, que para alabanza de tu nombre y salvación del género humano quisiste constituir a Cristo sumo y eterno Sacerdote, te suplicamos que el pueblo, redimido con su sangre, consiga por su participación en este memorial los frutos de la muerte y resurrección de tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor»[179].
[1] San Juan de la Cruz, Obras completas, ¡Oh llama de amor viva, BAC 2005, estrofa 2, 111 y 957-963.
[2] Misas Rituales, Para la Administración de los Sacramentos 2, OC, 866.
[3] Plegaria Eucarística de la Reconciliación I, 1081.
[4] Miércoles II de Pascua, OC, 324.
[5] 31 de Diciembre, OC, 170.
[6] Domingo VI de Pascua, OC, 349.
[7] Prefacio IV de Cuaresma, 457.
[8] Prefacio Pascual V, 465.
[9] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 29, OC, 971.
[10] Jueves I de Adviento, AE, 133.
[11] Domingo III de Adviento, AE, 143.
[12] Sagrado Corazón de Jesús, Prefacio, 411.
[13] Prefacio Común VIII, 509.
[14] Vigilia Pascual, Renovación de las Promesas Bautismales, 307.
[15] Domingo XXXI del TO, OC, 404.
[16] Plegaria Eucarística III, 541.
[17] Jesucristo Rey del Universo, OO, 413.
[18] Plegaria Eucarística I, 521.
[19] Plegaria Eucarística II, 534.
[20] Plegaria Eucarística III, 542.
[21] Miércoles V de Cuaresma, ODC, 230.
[22] Vigilia de Navidad, ODC, 162.
[23] Jueves II de Pascua, ODC, 325.
[24] Prefacio I de la Santísima Eucaristía, 481.
[25] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 28-B, OC, 970.
[26] Ordinario de la Misa, Liturgia de la Eucaristía, nº 143, 561.
[27] Lunes Santo, AC, 247.
[28] Martes de la Octava de pascua, OO, 316.
[29] Viernes IV de Pascua, OC, 340.
[30] Ordinario de la Misa, Bendiciones Solemnes nº 23, 583.
[31] 22 de Diciembre, OC, 155.
[32] Viernes Santo, Adoración de la Santa Cruz, 275.
[33] Ordinario de la Misa, Ritos Iniciales, Gloria, 432.
[34] Prefacio II de Santa María Virgen, 489.
[35] Propio de los Santos, 29 de diciembre, OC, 795.
[36] Prefacio II de Santa María Virgen, 489.
[37] Propio de los Santos, San Sebastián Papa y Mártir, OC, 621.
[38] Domingo VII del TO, OO, 390.
[39] Ordinario de la Misa, Liturgia de la Eucaristía, 441.
[40] Prefacio III de Cuaresma, 456.
[41] Propio de los Santos, 5 de octubre: Témporas de Acción de Gracias y de Petición, OC, 747.
[42] Propio de los Santos, San Alberto Magno, OC, 777.
[43] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 12, OC, 944.
[44] Plegaria Eucarística V/d, 1074.
[45] Viernes I de Cuaresma, OO, 198.
[46] Sábado IV de Cuaresma, ODC, 225.
[47] Domingo XVII del TO, OO, 390.
[48] Viernes V de Cuaresma, OO, 232.
[49] Prefacio III de Navidad, 453.
[50] Miércoles II de Adviento, OC, 139.
[51] Ordinario de la Misa, Lit. de la Eucaristía, 283.
[52] 17 de Diciembre, OC, 150.
[53] Propio delos Santos, Santos Simón y Judas Apóstoles, OC, 280.
[54] Miércoles II de Pascua, AE, 324.
[55] Miércoles II de Pascua, OC, 324.
[56] Vigilia Pascual, Oración después de la V lectura, 299.
[57] Vigilia Pascual, Lit. de la Palabra .26, 298.
[58] Miércoles II de Pascua, OC, 324.
[59] Natividad del Señor, OC, 165.
[60] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 17, OC, 955.
[61] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 21, OC, 957.
[62] Misas de difuntos II-A, AE, 1024.
[63] Plegaria Eucarística V/a, 1060.
[64] Plegaria Eucarística V/b, 1062.
[65] Plegaria Eucarística I, 519.
[66] Plegaria Eucarística I, 530.
[67] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº I-1-A (Por la Iglesia), OC, 923.
[68] Plegaria Eucarística I, 527.
[69] Natividad del Señor, OO, 163.
[70] Sábado II de Pascua, OO, 327.
[71] Prefacio II de la Pasión del Señor, 460.
[72] Propio de los Santos, Santa Inés virgen y mártir, 622.
[73] Domingo XXIX del TO, OC, 402.
[74] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 7-B (Por el propio Sacerdote Celebrante), ODC, 938.
[75] Ordinario de la Misa, Rito de la Comunión, 556.
[76] Misas y Oraciones por diversas necesidades nº 14-B (Por la Santa Iglesia), OC, 951.
[77] Apéndice III, formulario III (Rito de la Bendición y Aspersión del Agua), 1122.
[78] Prefacio II de la Pasión del Señor, p. 460.
[79] Colectas para el Común de la Virgen María, nº10, 1117.
[80] Misas Votivas, 8-C: del Santísimo Nombre de María, OC, 1009.
[81] Misas Votivas, 8-B: de Sta. MV Madre de la Iglesia, Prefacio, 1007.
[82] Colectas para el Común de la Virgen María, nº7, 1116.
[83] Oraciones por los difuntos, nº 14, OC, 1048.
[84] Miércoles II de Cuaresma, AE, 204.
[85] Jueves después de Ceniza, AE, 189.
[86] Sábado IV de Cuaresma, AE, 225.
[87] Pregón Pascual, 291.
[88] Viernes III de Pascua, AC, 333.
[89] XXIX Domingo del TO, AC, 402.
[90] Ritos iniciales, Acto Penitencial IV, 427.
[91] Propio de los Santos, 28 de Diciembre, AC, 795.
[92] Jueves Santo, OO, 254.
[93] Jueves Santo, Prefacio, 255.
[94] Miércoles de la Octava de Pascua, OO, 317.
[95] Martes III de Cuaresma, OO, 212.
[96] Miércoles I de Adviento, OO, 132.
[97] Propio del Tiempo: 20 de Diciembre, OO, 153.
[98] Propio del Tiempo: Sagrada Familia, OO, 166.
[99] Bautismo de Señor, OO, 175.
[100]Sábado después de Ceniza, OO, 191.
[101] Martes V de Cuaresma, OO, 229.
[102] Domingo de Ramos, OO, 243.
[103] Miércoles VII de Pascua, OO, 361.
[104] Prefacio I de la Santísima Eucaristía, 481.
[105] Prefacio II de las Ordenaciones, 485.
[106] Plegaria Eucarística I, 528.
[107] Plegaria Eucarística III, 540.
[108] Propio de los Santos, 29 de Abril, OO, 654.
[109] Propio de los santos, Santiago Apóstol, OO, 696.
[110] Propio de los Santos, 9 de Agosto, OO, 708.
[111] Propio de los santos, 14 de Septiembre, 731.
[112] Propio de los Santos, 10 de Agosto, OO, 709.
[113] Propio de los Santos, 26 de Septiembre, OO, 738.
[114] Propio de los Santos, 5 de Octubre, OO, 750.
[115] Conmemoración de todos los fieles difuntos, OO, 771.
[116] Conmemoración de todos los fieles difuntos, ODC, 772.
[117] Propio de los Santos, 24 de Noviembre, OO, 781.
[118] Común de Mártires, OO, 820.
[119] Común de Pastores, OO, 832.
[120] Misas Rituales, Dedicación de un Altar, Prefacio, 919.
[121] Misas por diversas necesidades nº 30, OO, 972.
[122] Misa votiva de la Santísima Eucaristía, OO, 996.
[123] Misa votiva 6 bis. De Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Prefacio, 1001.
[124] Misas en diversas conmemoraciones B, OO, 1029.
[125] Misas de Difuntos C, ODC, 1047.
[126] Plegarias Eucarísticas V/a 3, 1060.
[127] Plegaria Eucarística sobre la Reconciliación II, 3, 1089.
[128] Plegarias Eucarísticas para las Misas con Niños III, 1111.
[129] Misas votivas, 1000.
[130] OC., 934; cfr. AE, 995.
[131] AE., 1000.
[132] OC., 1000.
[133] Misa de la Cena del Señor, OO, 264.
[134] II Domingo del Tiempo ordinario, OO, 375.
[135] Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, Vigilia Pascual, AC, 310.
[136] Prefacio II de la Pasión del Señor, 460.
[137] Pasión del Señor, BS, 572.
[138] Misa de la Exaltación de la Santa Cruz, OO, 731.
[139] Misa de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Prefacio, 1001.
[140] Viernes II de Pascua, ODC, 325.
[141] Jueves V de Pascua, OC, 346.
[142] Misas rituales, en la celebración de los Sacramentos B, AE, 872.
[143] Misas por diversas necesidades 31, OC, 973.
[144] Domingo de Ramos, Prefacio, 244.
[145] Jesucristo Rey del universo, OO, 413.
[146] Ordinario de la Misa, RI, 423.
[147] Ordinario de la Misa, Rito de la Comunión, 556.
[148] Misas en Diversas Conmemoraciones A, OO, 1028.
[149] Plegaria Eucarística V/a, 1058.
[150] Plegaria Eucarística de la reconciliación I, 1081.
[151] Sábado de Ceniza, OO, 191.
[152] Domingo IV de Cuaresma, OC, 217.
[153] Prefacio V de Cuaresma, 458.
[154] Ordinario de la Misa, Prefacio de la Reconciliación, 486.
[155] Ordinario de la misa, Prefacio III, 543.
[156] Ordinario de la Misa, Rito de la Comunión, 559.
[157] Ordinario de la Misa, Bendiciones Solemnes 570.
[158] Misas por Diversas Necesidades 22bis., OC, 959.
[159] Misas por Diversas Necesidades 22bis., OO, 960.
[160] Plegaria Eucarística de la Reconciliación I, 1083.
[161] Plegaria Eucarística de la Reconciliación II, 1085.
[162] Plegaria Eucarística de la Reconciliación II, 1087.
[163] Plegaria Eucarística de la Reconciliación II, 1090.
[164] Plegaria Eucarística II, 534.
[165] Plegaria Eucarística III, 542.
[166] Martes III de Cuaresma, OO, 212.
[167] Miércoles I de Adviento, OO, 132.
[168] Plegaria Eucarística I, 528.
[169] Plegaria Eucarística V/a, 1058.
[170] Plegaria Eucarística de la reconciliación I, 1081.
[171] Plegaria Eucarística de la Reconciliación II, 1090.
[172] Prefacio I de la Santísima Eucaristía, 481.
[173] Prefacio I de la Santísima Eucaristía, 481.
[174] Plegaria Eucarística I, 528.
[175] Plegaria Eucarística V/a, 1058.
[176] Martes VII del T Pascual, ODC, 360.
[177] Domingo XVII del TO, ODC, 390.
[178] Propio de los santos, 22 de Mayo, OO, 664.
[179] Misas Votivas, 3. De la Santísima Eucaristía B, OC, 995.