Dedicado a S.E. Mons. Angelo Comastri, custodio y defensor del tesoro arquitectónico más grande de la humanidad: La Basílica de San Pedro en el Vaticano. Sermón predicado en el altar de la Cátedra de la Basílica San Pedro en el Vaticano, el 8 de julio de 2007, durante el V Capítulo General del IVE. Al final se adjunta una carta de M. Comastri.
- Entramos en la Plaza de San Pedro y observamos que, vista de lo alto, tiene forma de ojo de cerradura: ¡reclama una llave! En la columnata aparecen 6 escudos de Alejandro VII con las llaves entrecruzadas arriba.
- En las fuentes de tres tazas sobrepuestas: En la de la derecha de Carlo Maderno hay 3 juegos de llaves y en la de la izquierda de Carlo Fontana 2 juegos de llaves.
- Seguimos avanzando y vemos a izquierda una estatua colosal de San Pedro, de 4 m., esculpida por el véneto José De Fabris en 1838, con dos llaves en la mano derecha, y en la izquierda un rollo escrito con las palabras de Jesús dirigidas a Pedro, y que son las que dan razón de las llaves: «te daré las llaves del Reino de los Cielos» (Mt 16,19). Haciendo pendant a la derecha la estatua gemela de San Pablo realizada por el boloñés Adamo Tadolini. Ambas llevan en la base el escudo de Pío IX con las llaves cruzadas.
Pedro, que las llaves del cielo detentas potente,
las súplicas de los que ruegan oye diligente.
Cuando de las doce tribus árbitro te sientes,
muéstrate indulgente, júzgalos clemente,
y a los que en el tiempo te piden merecer
tu voto de misericordia dales, para siempre[1].
- En la fachada, abajo del balcón de las bendiciones, «La entrega de las llaves», bajorrelieve marmóreo del milanés Ambrogio Buonvicino, de 1614.
- En el tímpano de la fachada, sobre el escudo de Paolo V las llaves entrelazadas.
- Coronando los extremos del ático, dos relojes de 4 m. de diámetro, con cuadrantes de mosaico, diseñados por José Valadier. El que está sobre el arco de las campanas -a la izquierda del que mira- marca las horas «all’italiana», fundada sobre la división del día de puesta a puesta del sol, continuando la hora seguida por la Iglesia primitiva y la Sinagoga. En cambio el de la derecha, de una sola aguja, marca las horas «all’ultramontana», que sigue el sistema francés, la hora galicana, la cual se inspiró en el día civil de los antiguos romanos, que duraba de medianoche a medianoche. ¡Ambos coronados por dos llaves tridimensionales!
- En los portones de rejas, en el del centro un juego de llaves, en el mediano a la izquierda tres juegos de llaves y arriba del mismo en la pared otro juego y en el portón a la izquierda del anterior otro. A la derecha del portón central tres juegos de llaves sobre el portón de rejas, y en el siguiente un juego.
- En todo el flanco de las terrazas, por el N., O. y S., en los paneles decorativos 52 llaves. En la pared arriba de la ventana sobre la conexión de la Capilla del Santísimo Sacramento con los Palacios vaticanos un juego de llaves. Otro sobre una ventana del flanco S. sobre la primera conexión de la Sacristía con la Basílica. Sobre el escudo de Pío IX en el flanco N., un juego de llaves.
– En la Cúpula, 96 llaves en la cubierta protectora de plomo sobre las ventanitas[2].
– Sobre la Puerta Santa: ¡las llaves! y en la misma puerta 72 llaves. En la Puerta de Filarete, San Pedro entrega las llaves al Papa Eugenio IV.
Porque el Dador de la gracia
dio las llaves de la misericordia
a Pedro y a su Iglesia [3].
- En el techo y pavimento del gran atrio de la Basílica, en los medallones con la vida de San Pedro y en los escudos de los Papas, aparecen unos 32 juegos de dobles llaves.
- Y en el interior de la Puerta Santa, arriba: Mosaico de San Pedro con las llaves.
- Decorando las pilastras de la nave central, en los medallones de los angelitos, con la tiara y las llaves, realizados por el taller de Gian Lorenzo Bernini, más de 50 llaves portadas por los angelitos en cuatro poses distintas. En muchas rejillas de aireación de las grutas aparecen juegos de llaves.
- En el primer arco de la pared sur de la nave central, en uno de sus penachos, hay una representación de la “Autoridad Eclesiástica”, una figura moldeada por Andrés Bolgi en 1648, cubierta con la corona papal ojival, que en la mano izquierda tiene las llaves, y en la derecha agita un rayo.
- La estatua broncínea de San Pedro, con las llaves en la mano izquierda, probablemente de Arnolfo di Cambio, del s. XIII, que besan en el pie todos los peregrinos.
- En la Confesión de San Pedro, en el Nicho de los Palios, adentro a la izquierda, un mosaico de San Pedro con las llaves, del siglo IX (rehecho en 1625 y restaurado en 1864) y en la grata (de Inocencio X) que cierra el vano del piso, que comunica con la tumba de San Pedro, también encontramos las llaves. Y al lado de la hornacina, estatua de San Pedro con llaves en la mano derecha, de Ambrosio Buonvicino, además con llaves en el marco, al igual que en el marco de la estatua de San Pablo. En la parte superior de la verja que cierra el Nicho, busto broncíneo de San Pedro con las llaves. Sobre la pared S., dos llaves en el escudo de Pablo V, y puerta de ingreso a las Grutas con dos llaves entrecruzadas en la parte superior. Dos pinturas de San Pedro con llaves, en el techo.
- Sobre la Confesión, el majestuoso Baldaquín de Bernini en las cuatro bases 8 juegos de llaves cruzadas. Arriba, al E. y al O., ángeles con dos juegos de llaves.
-Sobre el Baldaquín, la Cúpula 4 juegos de llaves monumentales en los penachos del tambor bajo el tondo de los 4 evangelistas. Al lado de la puerta de acceso a la primera cornisa, dos llaves. En la decoración de los mosaicos, San Pedro con las llaves.
-En el penacho SE. de la Capilla de la Virgen de la Columna, aparece Santo Tomás de Aquino hablando con San Pedro, con las llaves en la mano, y con San Pablo. (Debe ser en recuerdo de la aparición de los Príncipes de los Apóstoles al Angélico cuando escribía el Comentario a Isaías en París)[4].
- En el Ciborio de los Apóstoles, también llamado Ciborio de Sixto IV (1471-1484), aunque tuvo una primera realización bajo Pío II (1458-1464) hay una “Entrega de las llaves”. Era el Ciborio que coronaba el altar de San Pedro de la antigua Basílica constantiniana. Ciborio es un baldaquín que corona un altar o tabernáculo. (Baldaquín viene de Baldac, nombre dado en la Edad Media a Bagdad , de donde venía una tela así llamada con la que se hacía como el toldo de una especie de dosel o palio). Allí Cristo sentado en un faldistorio a la extrema derecha de un panel del ciborio cuadrangular se vuelve a Pedro arrodillado, mientras los otros once Apóstoles asisten al acontecimiento. Se encuentra ahora en el Octágono de Simón Mago.
Pedro es llamado el «que lleva las llaves», claviger, con distintos atributos: aetherus, Coelorum, In aula regia, Paradisi, Prapotens coelorum, Protus aulae coelicae, Regni popolorum et caelestis curiae:
Y con la celeste llave aquélla
que desata las cadenas del pecado
allí mismo lleva a los penados
donde el ínclito portero brilla[5].
- En la Sacristía Ottoboni una tela con San Pedro con las llaves y Teodoro que enciende un cirio.
- En el monumento de Alejandro VIII, la “Religión” con la mano izquierda sostiene las llaves. Arriba escudo de Alejandro VIII con llaves entrecruzadas. También sobre el órgano.
- Otro juego de llaves sobre el monumento de Paulo III
- En la Cátedra de San Pedro:
- Al pie los 4 escudos de Alejandro VII llevan encima sus respectivas llaves cruciales;
- En la base S. de la Cátedra, en bronce, Jesús entrega las llaves a Pedro;
- En el respaldo, dos ángeles llevan, cada uno, una llave dorada;
- Sobre la Cátedra, dos ángeles sin alas, en bronce negro, sosteniendo cada uno con la mano izquierda una grande llave dorada, sosteniendo con la derecha la tiara papal o triregno.
Cierras y abres el reino de los cielos
con las llaves del mismo reino[6].
- Sobre la tribuna de la Cátedra, en la jofaina absidial, en mármol, dos enormes llaves en medio de dos ángeles en el escudo de Pio XII (1957).
- Más arriba, tres medallones de estuco (1749-1750) de Luis Vanvitelli, a la izquierda “La crucifixión de San Pedro”, a la derecha “La decapitación de San Pablo” y en el centro “La entrega de las llaves a San Pedro”. Más arriba ángeles con llaves.
- Sobre el monumento de Clemente X un juego y sobre el órgano otro.
- En las Grutas (en la Capilla Ottoniana) hay un mosaico con Cristo sentado en un trono con San Pedro y San Pablo. San Pedro a quien Cristo, con un gesto muy afectuoso, rodea la espalda con su brazo, lleva en sus manos tres llaves, que indicaría el poder del Papa no sólo sobre la tierra y en el cielo, sino también sobre el purgatorio. En la sala VII de las Grutas (al lado de la Capilla húngara), hacia el fondo a la derecha, hay siete fragmentos de un marco de puerta llamado ‘Cornice de sant’ Apollinare’, con tres bustos: en la izquierda San Apolinario, al centro Cristo y a la derecha San Pedro, con dos llaves en su mano izquierda y, en la derecha, el báculo con gesto solemne y casi amenazante. En las Grutas hay más de 20 llaves dobles.
De la Iglesia militante
Cristo te ha dado las llaves,
y también de la triunfante:
lo que desatado declarares
suelto queda, y queda atado
lo que tú solo ligares[7].
- Pero, ¿por qué casi siempre sólo hay dos llaves? En primer lugar, en el Nuevo Testamento están siempre en plural, tanto en griego kleij-klei/doj (f), como en latín claves. «dw,sw soi ta.j klei/daj th/j basilei,aj tw/n ouvranw/n… Tibi dabo claves regni caelorum» (Mt 18,19). En segundo lugar, son dos las llaves porque indican el doble poder del Papa, en la tierra y en el cielo: «todo lo que ates en la tierra habrá sido atado en el cielo….» Las llaves suelen ser decoradas, a veces una dorada y la otra plateada y son el signo específico del poder papal que Jesús dio a San Pedro, y que pasa a los sucesores de San Pedro.
- Y en lo alto, en la base de la Cúpula, con letras unciales de 1,41 m., sobre fondo de oro de dos metros, en latín: «Tú eres Pedro; y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos.» (Mt 16,18-19).
Las llaves de las puertas eternas
A ti, Pedro, fueron dadas,
Y tus leyes terrenales
alcances tienen celestiales[8].
- En el lugar en que nos encontramos hay una oración a Pedro en latín y griego: ¡Oh pastor de la Iglesia! Que apacientas a todas las ovejas y corderos de Cristo. ¿Quién es ese pastor? ¡Es Pedro!, que pervive en el Papa[9] y la leyenda en griego y en latín nos recuerda que la Iglesia respira con dos pulmones, el oriental y el occidental, sobre los que se ejerce el poder de las llaves.
El abrir la puerta de los cielos
y el derecho de atar y desatar en tierra,
con las llaves Él te ha dado[10].
-¡Una catarata de llaves aparecen en la Basílica de San Pedro y eso que no hemos hecho una mención exhaustiva de las mismas! ¿Y por qué tantas?
En primer lugar, porque es una de las metáforas usadas por Alguien que una vez dijo a quien aquí tiene su sepulcro: «…te daré las llaves…», significando el poder de abrir y cerrar, de atar y desatar que le daba a Pedro y a sus sucesores.
En segundo lugar, porque las llaves expresan para nosotros la defensa de nuestra vida más profunda e importante: «Confirma en la fe a tus hermanos» (Lc 22,32), y que defendemos por instinto sobrenatural de la gracia.
En tercer lugar, porque las llaves no son algo inerte, estático, vacío, sino por el contrario son algo vivo, dinámico y pleno que expresan una verdad de fe y nos expresan a cada uno de nosotros, porque la vitalidad inexhausta de la Iglesia católica tiene su fuente en la fe de Pedro en nuestro Señor Jesucristo, como enseña San León Magno[11], también enterrado aquí: «todo esto, queridos hermanos, es resultado de aquella profesión de fe inspirada por el Padre en el corazón del apóstol,[que] superó las incertidumbres de las opiniones humanas y obtuvo la firmeza de una piedra, capaz de resistir incólume cualquier golpe». Esto es algo de todos los días y que afecta a toda la Iglesia, que reconoce que Jesús es el Señor, porque todo aquel que reconoce esa verdad se compenetra con el magisterio de San Pedro y es, en su medida, como una prolongación del mismo: «así pues como en toda la Iglesia, Pedro afirma cada día: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”, toda lengua que reconoce al Señor está imbuida del magisterio de esta voz», sigue diciendo San León Magno. Todo hermano y hermana, en cualquier parte del mundo en que se encuentre, que confiesa que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, está inculcado, inspirado, influido y persuadido por la confesión de Pedro, por el magisterio de su voz, la voz de aquel a quien se le dieron las llaves. Por eso enseña San Agustín: “…estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia…”[12]
¡Gracias al poder de las llaves llegará la Iglesia católica hasta el fin de los tiempos, infalible en su jerarquía in docendo y en nosotros in credendo, e indefectible, sin poder destruirla ni las persecuciones, ni las tempestades, ni la crueldad de los tiranos, ni los lobbys enemigos!
¡Gracias a las llaves llega a nosotros la mesa de Su Cuerpo y de Su Sangre!
¡Gracias a las llaves nos llega la dulzura de la Virgen María!
¡Gracias a las llaves tenemos la certeza de que existe la vida eterna y que «no puede dejar de cumplirse lo que prometió: “A todo aquel que me reconozca ante los hombres lo reconoceré yo también ante mi Padre que está en los cielos”»[13]!
¡Gracias a las llaves podemos gozar de una paz y de una alegría que el mundo no puede dar!
¡Gracias a las llaves la Iglesia es defensora invicta de toda vida humana!
¡Gracias a las llaves si el Anticristo nos pisase las cabezas con el último aliento, imbuidos del magisterio de Pedro, por gracia de Dios, confesaríamos: «Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo»!
¡No! ¡No se equivocaron nuestros padres en la fe al adornar con multitudinarias llaves la Basílica de San Pedro!
Adjuntamos el texto de la carta enviada
Por S.E.R. Mons. Angelo Comastri,
Fabbrica di S. Pietro
In Vaticano
Vaticano, 4 de agosto 2007.
Reverendísimo P. Buela:
Es un placer para mí hacer referencia a su amable carta del 31 de julio, con la cual me hace llegar el estupendo sermón predicado durante la Santa Misa celebrada, aquí en San Pedro, el pasado 8 de julio.
Reciba especialmente mi más sentido agradecimiento por las bellísimas palabras allí contenidas. Le transmito, además, mi vivo aprecio por esta homilía tan profunda y al mismo tiempo sugestiva, que testimonia la impronta espiritual de su Familia Religiosa.
¡Las llaves de San Pedro estarán a vuestra disposición todas las veces que queráis! Deseo de corazón a Ud. y al Instituto del Verbo Encarnado todo bien de parte de Jesús, por María.
† Angelo Comastri
Archiprete de la Patriarcal Basílica de San Pedro
[1] Himno antiquísimo, al menos del s. V, cfr. D. Rezza (ed.), Beatus Petrus. Inni medievali latini (Roma 2003) 17:
«Petre, tu praepotens caelorum claviger,
vota precantium exaudi iugiter;
cum bis sex tribuum sederis arbiter,
factus placabilis iudica leniter
teque petentibus nunc temporaliter
ferto suffragia misericorditer».
[2] ‘…la cuffie protettive in piombo degli abbaini’.
[3] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, 93: «Quia dator gratiae
Petro et ecclesiae
dedit claves veniae».
[4] Guillermo de Tocco y otros biógrafos narran que Tomás escribiendo el comentario a Isaías había encontrado en el texto un punto particularmente oscuro que lo había dejado un poco perplejo. Parecía que en su celda estaba hablando con otras personas. Poco después Tomás llamó a su secretario Reginaldo de Priverno y le dijo que escribiese lo que le iba a dictar. Después de una hora de haber dictado ininterrumpidamente como si estuviese leyendo un libro, lo despidió a Reginaldo y lo invito a dormir el poco tiempo que quedaba hasta que saliese el alba. Pero Reginaldo no quiso salir hasta que le dijese con quienes había estado hablando, luego de mucho insistir le dijo que con los Santos Pedro y Pablo que le explicaron todo lo que quería saber y que, Reginaldo, no se lo dijese a nadie mientras Tomás viviera. (Cf. James A Weisheipl, Tommaso D’Aquino, Milano 1994, 124-125).
[5] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, Atribuida a Paolino d’Aquileia, 107:
«Et clave illa caelica
solvens catenas criminum,
illic reos inducito,
quo clarus extat ianitor».
[6] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, Atribuido a Conrrado de Hirsau, s. XI,149:
«Claudis aperis coelorum
regnum regni clavibus».
[7] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, 162: «Tibi Christus militantis
claves nec non triumphantis
contulit ecclesiae,
ut quod solieres, solutum,
quod ligares, insolutum
ejus esset requie».
[8] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, 183: «Supernae claves ianuae
tibi, Petre, sun traditae,
tuisque patent legibus
terrena cum caolestibus».
[9] Dz. 112, 1824: «Él (Pedro) sigue viviendo y juzgando en sus sucesores» declaró el legado Felipe en el concilio de Éfeso.
[10] D. Rezza (ed.), Beatus Petrus, 188: «Claves coeli reserandi
et in terra ius ligandi
solvendique tribuit».
[11] Sermón 3, En el aniversario de su entronización, 2-3: PL 54, 145-146; cf. Liturgia de las Horas, t. III, 1720.
[12] Sermón 295.
[13] San León Magno, Sermón 15, Sobre la Pasión del Señor, 4: PL 54,367.