verbos de la Misa

Los verbos de la Misa

La riqueza insondable de la Misa puede captarse, también, por los verbos que en ella se utilizan. Como algunos dicen, los verbos son la parte más importante de las lenguas porque «expresan la existencia, estado, acción o pasión de algún ser…»[1].  En la Misa, hay verbos explícitos e implícitos. Algunos se refieren a Dios o a Cristo, otros a nosotros. Solamente usaremos el Ordinario de la Misa y la Plegaria eucarística I, incluidas las rúbricas, pero sin los prefacios ni los propios ni las lecturas. Tampoco haremos un trabajo exhaustivo, ni anotaremos, en general, todas las veces que se repiten los verbos.

Podemos agrupar los verbos de la Misa en tres secciones (la distinción no es en todos los casos muy marcada[2]):

  1. Los que implican una acción visible, como los gestos;
  2. Los que se refieren al decir;
  3. Los que expresan actos más interiores.

A.

Primero, veremos los verbos que implican una acción visible, como los gestos, por ejemplo:

* Reunir: – el pueblo, 1; – reunidos en comunión, 101.

* Ir: – el sacerdote al altar, 1; – al ambón, 9; – podéis ir en paz, 156.

* Hacer: – la debida reverencia, 2; – la señal de la cruz, 14;   – una breve pausa de silencio, 3; – el acto penitencial, 3; – la profesión de fe, 17; – partícipes, 100; – perfecta, espiritual y digna de ti. 103;  – HACED ESTO…, 105; – genuflexión, 104, 105.

Besar: – el altar, 2;  – el Evangelio, 15.

Incensar: – el altar, 2.

Dirigirse: – a la sede, 2.

Mirar: – con ojos de bondad esta ofrenda, 108.

* Extender: – las manos, 3.

Saludar: – al pueblo, 3.

Poner: – incienso, 12.

Inclinar: – ante el celebrante, 13; – ante el altar, 109.

Usar: – incienso, 14.

Colocar: – sobre el altar, 19.

Llevar: las ofrendas, 20.

Tomar: – la patena,  21;  – el cáliz, 23.

Mantener: – la patena… «un poco elevada»,  21.

Recibir: – este pan, 21; – este vino, 23.

Presentar: – que ahora te presentamos, 21, 23.

Ofrecer: – que te ofrecemos, 99; – te ofrecemos… te ofrecen, 100.

Lavar: – las manos, 25.

Trazar: – la señal de la cruz sobre el pan y el vino,  99.

Sostener: – el pan, 104.

Elevar: – los ojos,  104; – el pan y el cáliz, 113.

Partir: – lo partió, 104;  – parte el pan consagrado, 142.

Dar: – lo dio, 104; –  Daos fraternalmente la paz, 142.

Mostrar: – el pan, 104; –… el cáliz, 105.

Depositar: – lo deposita sobre la patena, 104; –sobre el corporal, 105.

Venir: – ven, Señor Jesús, 106; – bendito el que viene en el nombre del Señor, 28.

Comer: – cada vez que comemos de este pan, 106.

Beber: – y bebemos de este cáliz, 106.

Volver: – hasta que vuelvas, 106.

Entregar: – se entregó por nosotros, 106.

Salvar: – nos has salvado, 106.

Enderezar: – se endereza, 109.

Signar: – se signa, 109.

Golpear: – se golpea el pecho, 111.

dejar caer: – echa en el cáliz una parte, 143.

B.

Segundo, trataremos de los verbos que se refieren al decir, como ser:

Entonar: – el canto de entrada, 1.

Decir: – el sacerdote dice, 3.

Responder: – el pueblo responde,  3.

Invitar: – al arrepentimiento, 5.

Confesar: – los pecados, 5.

Rogar: – a santa María, los Ángeles, los Santos y a los hermanos, 5.

Interceder: – por mí, 5.

Cantar: – el himno, 7.

Recitar: – el himno, 7.

Aclamar: – el pueblo, 8, 9.

Leer: – la lectura, 9;  – en el ambón, 11.

Proclamar: – tu resurrección, 106.

Escuchar: – sentados, 9.

Anunciar: – dignamente tu santo Evangelio, 13;  –Anunciamos tu muerte, 106.

Expresar: – su participación llevando las ofrendas, 20.

Pedir: – te pedimos humildemente,  99.

C.

Tercero, los verbos que expresan actos más interiores.

Estar: – el Señor con vosotros, 3; – sentado, 7.

Reconocer: – nuestros pecados, 5.

Celebrar: – dignamente, 5.

Introducir: – a la Misa del día, 4.

Tener: – misericordia, 5; – piedad,  6, 7.

Perdonar: – nuestros pecados, 5.

Llevar: – a la vida eterna, 5.

Poder: – hacerse, 5.

Alabar: – «te alabamos», 7, 9.

Bendecir: – «te bendecimos», 7,  98.

Adorar: – «te adoramos», 7, 104, 105.

Glorificar: – «te glorificamos», 7.

Dar: – gracias: «te damos gracias», 7; – dar la vida al mundo, 145.

Quitar: – el pecado del mundo, 7.

Atender: – nuestra súplica, 7.

Intercalar: – el pueblo la respuesta del Salmo, 10.

Purificar: – mi corazón y mis labios, 13.

Borrar: – nuestros pecados, 15.

Creer: – el Credo, 17.

Presentar: 21, 23.

Aceptar: 23,  99.

Orar: – orad hermanos, 26.

Levantar: – el corazón, 28.

Conceder: – que le concedas la paz, 99; –concédenos en todo tu protección, 101.

Proteger: 99.

Gobernar: 99.

Promover: 99.

Recordar: – acuérdate, 100.

Esperar: – la salvación que esperan, 100.

Venerar: – la memoria de la Virgen, Apóstoles y mártires, 101.

Ordenar: – ordena en tu paz nuestros días, 102.

Librar: – líbranos de la condenación eterna, 102.

Contar: – cuéntanos entre tus elegidos, 102.

Santificar: – santifica, oh Padre, esta ofrenda, 103.

Adorar: – lo adora, 105, 106.

Acabar: – acabada la cena, 105.

Participar: – aquí de este altar, 109.

Preceder: – los que nos han precedido, 110.

Dormir: – duermen ya el sueño de la paz, 110.

Confiar: – confiamos en tu infinita misericordia, 111.

Admitir: – admítenos en la asamblea de los santos,  111.

Seguir creando: – sigues creando todos los bienes, 111.

Llenar: – los llenas de vida, 111.

Repartir: – los repartes entre nosotros, 111.

Atrever: – nos atrevemos a decir, 139.

Ayudar: – ayudados por tu misericordia, 140.

Vivir: – vivamos libres de pecado, 140.

Esperar: – mientras esperamos, 140.

Dejar: – «os dejo mi paz», 140.

Tener: – no tengas en cuenta nuestros pecados, 140.

Guardar: – que el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, nos guarden…, 147.

Quitar: – que quitas los pecados del mundo, 144.

Hemos leído alrededor de 110 verbos, sin contar sus repeticiones. Aún en esto solo, que es una consideración meramente formal, puede captarse la excelencia sin igual, entre todas las cosas de este mundo, que tiene la Santa Misa.

Y eso que todavía no nos hemos referido al rey de los verbos, al verbo ser: – Tú solo eres Santo; – Señor; – Altísimo, 7; –  «y es Dios», 8; – Bendito seas, 21, 23;   – agradable, 23; – ser colmados de gracia y bendición, 109.

Y en la plenitud de la utilización del verbo ser: – ES mi Cuerpo, 104; –  que será entregado, 104; –ES el cáliz de mi Sangre, 105; – que será derramada, 105; – Éste ES el misterio de la fe, 106. En ese momento: «Se une la palabra al elemento y se produce el sacramento», como dice San Agustín[3].

Y allí, en ese preciso momento, como a borbotones, se hacen presente una cascada de verbos: consagrar, transustanciar (el pan y el vino), poder (de Dios), inmolar (la Víctima),   sacrificar,  oblar, ofrecer, perpetuar (el memorial del sacrificio de la Cruz), obrar (in Persona Christi), presencializar, actualizar, rememorar, renovar, demostrar, profetizar, entregar, derramar, propiciar, impetrar, representar, memorar, aplicar, consumar, aceptar … El rey de los verbos nos lleva como de la mano al Verbo Rey, al que es «Rey de reyes y Señor de los señores» (Ap 19, 16), al «Ipsum esse subsistens»[4].  Por ser verbo del mismo Verbo: «La consagración se hace con las palabras y frases del Señor Jesús… La palabra de Cristo hace el sacramento»[5], realiza eficazmente lo que significa, desencadenando sobre nosotros el estupor.

Queridos hermanos y hermanas:

Aprendamos a conjugar, espiritualmente, los verbos de la Misa, ya que el que se inmola ES el Cordero de Dios, 146.

¿Cuál es el mejor lugar para aprenderlos? No hay mejor lugar que la Santa Misa, si uno participa de manera plena, activa (interna y externa), piadosa, consciente y fructuosa[6].

Pidamos siempre la gracia de saber entrelazar, de manera indisoluble, esos verbos a nuestras vidas. Que aprendamos de la riqueza insondable del Verbo hecho carne, los verbos que, de alguna manera, expresan lo que hace el Verbo en sí mismo y en nosotros. Que sepamos colgarnos de ellos, para que así aferrados fuertemente a Jesús sepamos superar todas las borrascas que tengamos que pasar en este mar proceloso, que es nuestra vida en este mundo.


[1] Rodolfo M. Ragucci, El habla de mi tierra, Ed. Inst. Salesiano de Artes Gráficas, 28° ed., 1983, p. 306.

[2] El número corresponde a la ordenación del Misal Romano. Usamos la edición típica aprobada por la Conferencia Episcopal Española, adoptada posteriormente por las Conferencias Episcopales de Cuba, Ecuador, Perú y Puerto Rico, y confirmada por la Congregación para el Culto Divino.

[3] Super Io., Trat. 80, super 15, 2; ML 35,1840: «Accedit verbum ad elementum, et fit sacramentum».

[4] Santo Tomás, S.Th., I, 3-4.

[5] San Ambrosio (o quien sea su autor), De sacramentis, L. 4, c. 4; cf. S.Th., III, 78, 1.

[6] Cfr. Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 11. 14. 48. 19. 55.