Homilía predicada el 6 de agosto de 1999, fiesta de la Transfiguración del Señor, en el Seminario “María, Madre del Verbo Encarnado”
Como todos los años dedicamos la fiesta de la Transfiguración del Señor a celebrar lo que es el fin específico de nuestros Institutos (en formación): La evangelización de la cultura o inculturación del Evangelio.
El Consejo Pontificio de la Cultura nos ha regalado un documento muy hermoso, fechado el 23 de mayo de 1999, especialmente, para los que tenemos la intención de trabajar en la pastoral de la cultura. Consta de tres partes, además de la introducción y conclusión, y serán, de manera muy resumida (más que resumen, una entrecortada muestra), los cinco puntos del sermón.
I. INTRODUCCIÓN
1.«El proceso de encuentro y confrontación con las culturas es una experiencia que la Iglesia ha vivido desde los comienzos de la predicación del Evangelio»(1), pues «es propio de la persona humana el no acceder a su plena y verdadera humanidad sino a través de la cultura»(2). Así, la Buena Nueva que es el Evangelio de Cristo para todo hombre y todo el hombre, «al mismo tiempo hijo y padre de la cultura a la que pertenece»(3), le llega a éste en su propia cultura, que impregna su manera de vivir la fe y que a su vez es modelada por ésta. «Hoy, a medida que el Evangelio entra en contacto con áreas culturales que han permanecido hasta ahora fuera del ámbito de irradiación del cristianismo, se abren nuevos cometidos a la inculturación»(4) …
(Hay que llegar a ) una renovada pastoral de la cultura como lugar de encuentro privilegiado con el mensaje de Cristo. En efecto, «toda cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y en particular del hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana. El corazón de cada cultura está constituido por su acercamiento al más grande de los misterios: el misterio de Dios»(5). He aquí lo que está en juego en una pastoral de la cultura: «una fe que no se convierte en cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en su totalidad, no vivida con fidelidad»(6) …
II. FE Y CULTURA: LÍNEAS DE ORIENTACIÓN
2. Mensajera de Cristo, Redentor del hombre, la Iglesia ha adquirido en nuestro tiempo una nueva conciencia de la dimensión cultural de la persona y de las comunidades humanas. …El Sínodo Extraordinario de 1985 con ocasión del vigésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, citado por Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris Missio, la presenta como «una íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en las diversas culturas humanas»(7) …
No hay cultura si no es del hombre, por el hombre y para el hombre. Ésta abarca toda la actividad del hombre, su inteligencia y su afectividad, su búsqueda de sentido, sus costumbres y sus recursos éticos. La cultura es de tal modo connatural al hombre, que la naturaleza de éste no alcanza su expresión plena sino mediante la cultura. La puesta en juego de una pastoral de la cultura consiste en restituirlo a su plenitud de criatura «a imagen y semejanza de Dios» (Gn 1, 26), sustrayéndolo a la tentación antropocéntrica de considerarse independiente del Creador. Así pues, y esta observación es capital para una pastoral de la cultura, «no se puede negar que el hombre existe siempre en una cultura concreta, pero tampoco se puede negar que el hombre no se agota en esta misma cultura. Por otra parte, el progreso mismo de las culturas demuestra que en el hombre existe algo que las transciende. Este “algo” es precisamente la naturaleza del hombre. Precisamente esta naturaleza es la medida de la cultura y es la condición para que el hombre no sea prisionero de ninguna de sus culturas, sino que defienda su dignidad personal viviendo de acuerdo con la verdad profunda de su ser»(8) …
«La dimensión primera y fundamental de la cultura, subrayaba Juan Pablo II ante la UNESCO, es la sana moralidad: la cultura moral»(9). «Las culturas, cuando están profundamente enraizadas en lo humano, llevan consigo el testimonio de la apertura típica del hombre a lo universal y a la trascendencia»(10).
La buena noticia del Evangelio para las culturas
3. Para revelarse, entrar en diálogo con los hombres e invitarlos a la salvación, Dios se ha escogido, de entre el amplio abanico de las culturas milenarias nacidas del genio humano, un Pueblo, cuya cultura originaria Él la ha penetrado, purificado y fecundado. La historia de la Alianza es la del surgimiento de una cultura inspirada por Dios mismo a su Pueblo…
La historia del Pueblo de Dios comienza con una adhesión de fe que es también una ruptura cultural, para culminar en la Cruz de Cristo, ruptura por excelencia, elevación de la tierra, pero también centro de atracción que orienta la historia del mundo hacia Cristo y convoca en la unidad a los hijos de Dios: «Cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12, 31)… No es un Pueblo que se fabrica un dios; es Dios que da nacimiento a su Pueblo como Pueblo de Dios…
Así, la fe tiene el poder de alcanzar el corazón de toda cultura para purificarla, fecundarla, enriquecerla y darle la posibilidad de desplegarse a la medida inconmensurable del amor de Cristo. La recepción del mensaje de Cristo suscita así una cultura, cuyos dos constitutivos fundamentales son, a título radicalmente nuevo, la persona y el amor… El vínculo fundamental del Evangelio, es decir, de Cristo y de la Iglesia, con el hombre en su humanidad es creador de cultura en su fundamento mismo… «El encuentro de la fe con las diversas culturas de hecho ha dado vida a una realidad nueva»(11), crea así una cultura original en los contextos más diversos.
La evangelización y la inculturación
4.La evangelización propiamente dicha consiste en el anuncio explícito del misterio de salvación de Cristo y de su mensaje, pues «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad» (1 Tm 2, 4). «Es, pues, necesario que todos se conviertan a Él, una vez conocido por la predicación del Evangelio, y a Él y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo»(12) …
• Lo que importa es evangelizar no de una manera decorativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre…
• El Evangelio, y por consiguiente la evangelización, no se identifican ciertamente con la cultura y son independientes con respecto a todas las culturas… Independientes con respecto a las culturas, Evangelio y evangelización, no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin someterse a ninguna.
• La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo.
«La nueva evangelización pide un esfuerzo lúcido, serio y ordenado para evangelizar la cultura»(13).
Para hacerlo es necesario anunciar el Evangelio en la lengua y la cultura de los hombres.
5. «Por medio de la inculturación la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad; transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro. Por su parte, con la inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo que es e instrumento más apto para la misión» (14). «Necesaria y esencial» (15), la inculturación, alejada igualmente del arqueologismo y del mimetismo intramundano, «está llamada a llevar la fuerza del Evangelio al corazón de la cultura y de las culturas». «En este encuentro, las culturas no sólo no se ven privadas de nada, sino que por el contrario son animadas a abrirse a la novedad de la verdad evangélica recibiendo incentivos para ulteriores desarrollos»(16) … el encuentro entre la fe y las culturas se opera entre dos realidades que no son del mismo orden. Por tanto la inculturación de la fe y la evangelización de las culturas, constituyen como un binomio que excluye toda forma de sincretismo(17) …
Una pastoral de la cultura
6. Al servicio del anuncio de la Buena Nueva y por tanto del destino del hombre en el designio de Dios, la pastoral de la cultura deriva de la misión misma de la Iglesia en el mundo contemporáneo, con una percepción renovada de sus exigencias, expresada por el Concilio Vaticano II y los Sínodos de los Obispos. … «abriendo a su potencia salvadora los inmensos dominios de la cultura»(18) …
III. DESAFÍOS Y PUNTOS DE APOYO
Una época nueva en la historia de la humanidad (19).
7.… En la situación cultural hoy dominante en diferentes partes del mundo, el subjetivismo prevalece como medida y criterio de la verdad (20). Se cuestionan los presupuestos positivistas acerca del progreso de la ciencia y la tecnología. Tras el fracaso espectacular del marxismo-leninismo colectivista y ateo, la ideología rival del liberalismo revela su incapacidad para proporcionar la felicidad al género humano, en la dignidad responsable de cada persona. Un ateísmo práctico antropocéntrico, la ostentación de la indiferencia religiosa, un materialismo hedonista que lo invade todo, marginan la fe como algo evanescente, sin consistencia ni relevancia cultural en el seno de una cultura «prevalentemente científica y técnica»(21) …
Urbanización galopante y desarraigo cultural
8. … A estas presiones de orden económico y social, se añade la fascinación de la ciudad, del bienestar y la diversión que ofrece, cuya imagen transmiten los medios de comunicación social. Por falta de planificación, los alrededores y periferia de estas megápolis se convierten a menudo en guetos, aglomeraciones desmesuradas de personas socialmente desarraigadas, políticamente indigentes, económicamente marginadas y culturalmente aisladas.
El desarraigo cultural, cuyas causas son múltiples, hace aparecer por contraste el papel fundamental de las raíces culturales. El hombre desestructurado por la herida o la pérdida de su identidad cultural se convierte en terreno privilegiado para prácticas deshumanizadoras. Jamás como en este siglo XX el hombre ha manifestado tales capacidades y talentos; jamás como en este siglo la historia ha conocido tantas negaciones y violaciones de la dignidad humana, frutos amargos de la negación o el olvido de Dios. Una vez relegados los valores morales a la esfera privada, la vida moral se ve alterada y la vida espiritual debilitada. El concepto terrible de «cultura de la muerte», designa una contracultura que evidencia la siniestra contradicción entre una decidida voluntad de vida y el rechazo obstinado de Dios, fuente de toda vida (22).
Medios de comunicación social y tecnología de la información
9. «El primer areópago del tiempo moderno es el mundo de la comunicación, que está unificando a la humanidad y transformándola como suele decirse en una “aldea global”. … El advenimiento de esta verdadera revolución cultural, con el cambio del lenguaje suscitado en particular por la televisión y los modelos que propone, implica «la completa transformación de aquello a través de lo cual la humanidad capta el mundo que la rodea y que la percepción verifica y expresa […] En efecto, se puede recurrir a los medios de comunicación tanto para proclamar el Evangelio como para alejarlo del corazón del hombre» (23). Los medios que dan acceso a la información «en directo», eliminan la perspectiva de la distancia y el tiempo, pero sobre todo, transforman la percepción de las cosas: la realidad cede el paso a lo que se muestra. Así, la repetición sostenida de informaciones seleccionadas se convierte en un factor determinante para crear una opinión considerada pública…
Identidades y minorías nacionales
10. …A diferencia del nacionalismo cargado de desprecio o de aversión incluso hacia otras naciones y culturas, el patriotismo es el amor y el servicio legítimos, privilegiados pero no exclusivos, al propio país, igualmente distante del cosmopolitismo y del nacionalismo cultural. Cada cultura está abierta a lo universal por lo mejor de sí misma. Está llamada a purificarse de su participación en la herencia del pecado, inscrita en ciertos prejuicios, costumbres y prácticas opuestas al Evangelio, a enriquecerse con la aportación de la fe y a enriquecer la Iglesia universal con expresiones y valores nuevos (24) …
Nuevos Areópagos y campos culturales tradicionales
Ecología, ciencia, filosofía y bioética
11. …Una cultura coherente, fundada sobre la trascendencia y la superioridad del espíritu frente a la materia, requiere una sabiduría en la que el saber científico se despliegue en un horizonte iluminado por la reflexión metafísica.
12. Es también tarea de filósofos y teólogos cualificados identificar con competencia, en el seno de la cultura científica y tecnológica dominante, los desafíos y los puntos de amarre para el anuncio del Evangelio… vivimos un período particularmente favorable al diálogo entre ciencia y fe (25).
13. La ciencia y la técnica han demostrado ser medios maravillosos para aumentar el saber, el poder y el bienestar de los hombres, … ponen de manifiesto la necesidad de un diálogo entre ciencia y moral…
La familia y la educación 14. «La familia, comunidad de personas, es por consiguiente la primera “sociedad” humana. Surge cuando se realiza la alianza del matrimonio, que abre a los esposos a una perenne comunión de amor y de vida, y se completa plenamente y de manera específica al engendrar los hijos: la “comunión” de los cónyuges da origen a la “comunidad” familiar» (26) …
Las situaciones personales dolorosas merecen comprensión, caridad y solidaridad, pero en ningún caso se puede presentar como nuevo modelo de vida social lo que es un trágico fracaso de la familia. Las campañas de opinión y las políticas antifamiliares o antinatalistas constituyen otros tantos intentos de modificar el concepto mismo de «familia» hasta vaciarlo de contenido. En este contexto, formar una comunidad de vida y amor que una a los esposos asociándolos al Creador, constituye la mejor aportación cultural que las familias cristianas pueden dar a la sociedad.
15. Más que en ninguna otra época, el papel específico de la mujer en las relaciones interpersonales y sociales suscita reflexiones e iniciativas. En numerosas sociedades contemporáneas marcadas por una mentalidad «anti-hijo», la carga de los hijos se considera a menudo como un obstáculo a la autonomía y a las posibilidades de afirmación de la mujer, lo cual oscurece el rico significado tanto de la maternidad como de la personalidad femenina…
16. «Tarea primera y esencial de toda cultura» (27), la educación, que desde la antigüedad cristiana es uno de los más notables campos de acción pastoral de la Iglesia, tanto en el plano religioso y cultural como en el personal y social, es más que nunca compleja y crucial. Depende fundamentalmente de la responsabilidad de las familias, pero necesita del apoyo de toda la sociedad. El mundo del mañana depende de la educación de hoy y ésta no se puede reducir a una simple transmisión de conocimientos. Forma a las personas y las prepara para integrarse a la vida social, las apoya en su maduración psicológica, intelectual, cultural, moral y espiritual…
Arte y tiempo libre
17. … Reconocer la importancia del arte para la inculturación del Evangelio, es reconocer que el genio y la sensibilidad del hombre son connaturales a la verdad y a la belleza del misterio divino. …
18. El mundo del descanso, del deporte, de los viajes y del turismo, constituye sin lugar a dudas junto con el mundo del trabajo, una dimensión importante de la cultura donde la Iglesia se halla presente desde hace tiempo. Se convierte con razón en uno de los areópagos de la pastoral de la cultura…
Diversidad de culturas y pluralismo religioso
19. En nuestros días, la misión evangelizadora de la Iglesia se ejerce en un mundo caracterizado por la diversidad de situaciones culturales modeladas por diferentes horizontes religiosos. Mientras se aceleran los intercambios interculturales e interreligiosos en el seno de la aldea global, este fenómeno toca todos los continentes y todos los países…
20. Inmensas regiones del mundo, particularmente en Asia, país de antiguas culturas, están profundamente marcadas por religiones y sabidurías no cristianas, tales como el Hinduismo, el Budismo, el Taoísmo, el Sintoísmo, el Confucionismo, que merecen una consideración cuidadosa. El mensaje de Cristo suscita allí escasa respuesta. ¿No será que el Cristianismo es percibido allí con frecuencia como una religión extraña, insuficientemente inserta, asimilada y vivida en las culturas locales? He aquí toda la amplitud de una pastoral de la cultura en este contexto específico… En cuanto expresiones del hombre en busca de Dios, las culturas orientales manifiestan, a través de las diferencias culturales, la universalidad del genio humano y su dimensión espiritual (28). En un mundo presa de la secularización atestiguan la experiencia vivida de lo divino y la importancia de lo espiritual como núcleo vivo de las culturas.
Es un gigantesco desafío de la cultura acompañar a los hombres de buena voluntad cuya razón busca la verdad apoyándose sobre estas ricas tradiciones culturales, como la milenaria sabiduría china, y guiar su búsqueda de lo divino a abrirse a la revelación del Dios vivo que, por la gracia del Espíritu Santo, se asocia al hombre en Jesucristo, único Redentor.
21. Otras grandes regiones —la Asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos lo han puesto a plena luz— viven de una cultura profundamente modelada por el mensaje evangélico y, al mismo tiempo, son víctimas de un penetrante influjo de modos de vida materialistas y secularizados, que se manifiesta especialmente en el abandono religioso en la clase media y entre las personas de cultura… En este contexto, y afirmando su amor preferencial por los pobres y los marginados, la Iglesia tiene el deber de promover una cultura de la solidaridad a todos los niveles de la vida social: instituciones gubernamentales, públicas y organismos privados… En nuestros días, la ignorancia religiosa endémica alimenta las diferentes formas de sincretismo entre antiguos cultos hoy extinguidos, nuevos movimientos religiosos y la fe católica. Estos males sociales, económicos, culturales y morales sirven de justificación a las nuevas ideologías sincretistas cuyos círculos están activamente presentes en diversos países. La Iglesia intenta afrontar estos desafíos, en especial para con los más pobres, promover la justicia social y evangelizar tanto las culturas tradicionales como las nuevas culturas que surgen en las megápolis (29).
22. Los países penetrados por el Islam constituyen como un universo cultural con su configuración propia, sin desconocer las diferencias entre los países árabes y los otros países de Africa y de Asia. Pues el Islam se presenta indisociablemente como una sociedad con su legislación y sus tradiciones, que juntas constituyen una vasta comunidad denominada umma, con su cultura propia y su proyecto de civilización.
El Islam vive actualmente una fuerte expansión, … Una colaboración leal con los musulmanes en el plano cultural puede permitir mantener —en una efectiva reciprocidad— relaciones fructuosas tanto en los países islámicos como con las comunidades musulmanas establecidas en los países de tradición cristiana. Una semejante cooperación no exime a los cristianos de dar cuenta de su fe cristológica y trinitaria con relación a otras expresiones del monoteísmo.
23. Las culturas seculares ejercen una profunda influencia en diferentes partes de un mundo marcado por el vértigo y la complejidad creciente de transformaciones culturales… Devolviendo su lugar a la razón iluminada por la fe y reconociendo a Cristo como clave de bóveda de la vida del hombre, es como una pastoral evangelizadora de la cultura podrá reforzar la identidad cristiana ayudando a las personas y las comunidades a descubrir razones para vivir, por todos los caminos de la vida, al encuentro del Señor que viene y para la vida del mundo futuro (Ap 21-22).
Los países que han recuperado una libertad tanto tiempo reprimida por el marxismo-leninismo ateo en el poder, han quedado heridos por una violenta «desculturización» de la fe cristiana: las relaciones entre los hombres artificialmente cambiadas, la dependencia de la criatura con respecto a su creador negada, las verdades dogmáticas de la revelación cristiana y su ética combatidas. A esta «desculturización» ha seguido un cuestionamiento radical de valores esenciales para los cristianos. Los efectos reductores del secularismo extendido en Europa Occidental a fines de los sesenta, contribuyen a desestructurar la cultura de los países de Europa Central y Oriental…
Sectas y nuevos movimientos religiosos (30)
24. La sociedad en el seno de la cual emerge, bajo las formas más diversas, una nueva búsqueda de espiritualidad, más que religión, no deja de recordar una de las tribunas de San Pablo, el areópago de Atenas (cf. Hech 17, 22-31)…
Pero la proliferación de las sectas es también una reacción al secularismo y una consecuencia de los trastornos sociales y culturales que han hecho perder las raíces religiosas tradicionales. Llegar a las personas tocadas por las sectas o en peligro de serlo para anunciar a Jesucristo que les habla al corazón, es uno de los desafíos que la Iglesia debe afrontar.
Verdaderamente, de un continente a otro asistimos al surgimiento «de una nueva época de la historia humana», ya señalada por el Concilio Vaticano II (31). Esta toma de conciencia reclama una nueva pastoral de la cultura, que afronte estos nuevos desafíos con la persuasión que ha conducido al Papa Juan Pablo II a crear el Pontifico Consejo de la Cultura: «de ahí la importancia que tiene para la Iglesia, como responsable de ese destino, una acción pastoral atenta y clarividente respecto a la cultura, especialmente a la llamada cultura viva, es decir, el conjunto de los principios y valores que constituyen el ethos de un pueblo» (32).
IV. PROPUESTAS CONCRETAS
Objetivos Pastorales prioritarios
25. Los nuevos desafíos que debe afrontar una evangelización inculturada a partir de las culturas moldeadas por dos milenios de cristianismo y de los puntos de apoyo identificados en el corazón de los nuevos areópagos culturales de nuestro tiempo, requieren una presentación renovada del mensaje cristiano, anclada en la tradición viva de la Iglesia y sostenida por el testimonio de vida auténtica de las comunidades cristianas. Pensar todas las cosas de nuevo a partir de la novedad del Evangelio propuesto de manera renovada y persuasiva, constituye una exigencia inaplazable. Desde una perspectiva de preparación evangélica, la pastoral de la cultura tiene como objetivo prioritario insertar la savia vital del Evangelio en las culturas para renovar desde su interior y transformar a la luz de la revelación las visiones del hombre y de la sociedad que conforman las culturas, la comprensión del hombre y de la mujer, de la familia y de la educación, de la escuela y de la universidad, de la libertad y de la verdad, del trabajo y del descanso, de la economía y de la sociedad, de las ciencias y de las artes.
Pero no basta hablar para ser escuchado… En la actual pluralidad cultural, es necesario vincular al anuncio las condiciones para su recepción.
El éxito de esta gran empresa requiere la exigencia de un continuo discernimiento a la luz del Espíritu Santo invocado en la oración. Exige también, junto con una preparación adecuada y una formación apropiada, medios pastorales sencillos, —homilías, catequesis, misiones populares, escuelas de evangelización— aliados con los modernos medios de comunicación para llegar a hombres y mujeres de todas las culturas… «Para lograrlo, cada Iglesia particular deberá contar con un proyecto cultural, como es el caso de tal o cual país» (33). Esta es la puesta en juego de una pastoral de la cultura, quizá más compleja por sus mismas exigencias que una primera evangelización de culturas no cristianas.
Religión y «religioso»
26. En su misión de anunciar el Evangelio a todos los hombres de todas las culturas, la Iglesia se encuentra con las religiones tradicionales especialmente en África y en Asia (34). Las Iglesias locales son invitadas y animadas a estudiar las culturas y las prácticas religiosas tradicionales de su propia región, no para canonizarlas, sino para discernir sus valores, costumbres y ritos susceptibles de favorecer un arraigamiento más profundo del cristianismo en las culturas locales (35).
El «regreso» o el «despertar» de lo religioso en Occidente exige sin duda un discernimiento exigente. Si bien se trata, en la mayor parte, más de un regreso del sentimiento religioso que de una adhesión personal a Dios en comunión de fe con la Iglesia, no se puede negar por otra parte que muchas personas en número creciente, vuelven a estar atentos a una dimensión de la existencia humana que caracterizan, según los casos, como espiritual, religiosa o sagrada…
En todas partes, un nuevo campo de posibilidades se abre a la pastoral de la cultura para que el Evangelio de Cristo resplandezca en los corazones… La pastoral de la cultura frente al desafío de las sectas (36) se inscribe en esta perspectiva, ya que éstas producen efectos culturales íntimamente ligados a su discurso «espiritual». Esta situación pide una reflexión exigente sobre la manera de vivir la tolerancia y la libertad religiosa en nuestras sociedades (37) … no obstante, que el verdadero antídoto contra las sectas es la calidad de la vida eclesial…
«Lugares ordinarios» de la experiencia de la fe, la piedad popular, la parroquia
27. En los países de cristiandad, se ha ido elaborando, poco a poco, todo un modo de comprender y vivir la fe que, con el tiempo, ha acabado por impregnar la existencia y la vida común de los hombres: fiestas locales, tradiciones familiares, celebraciones diversas, peregrinaciones, etc. Se ha constituido así una cultura de la que participan todos y en la cual la fe entra como un elemento constitutivo, incluso integrador. Este tipo de cultura se ve particularmente amenazada por el secularismo. Es importante alentar los esfuerzos auténticos de revitalización de estas tradiciones, a fin de que no se conviertan en patrimonio de folcloristas o de políticos, cuyas miras son a menudo extrañas, cuando no contrarias a la fe, y sí se impliquen, en cambio agentes pastorales, comunidades cristianas y teólogos cualificados… Cuando un pueblo ama su cultura fecundada por el cristianismo como elemento propio de su vida, vive y profesa su fe en esa cultura. Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas han de desarrollar su sensibilidad hacia esta cultura, a fin de protegerla cuando sea necesario y de promoverla a la luz de los valores evangélicos, especialmente cuando esta cultura es minoritaria
28. La religión es también memoria y tradición, y la piedad popular sigue siendo una de las mayores expresiones de una verdadera inculturación de la fe… Una pastoral adaptada ha de saber promover y realzar el valor de los lugares sacros, santuarios y centros de peregrinación, vigilias litúrgicas y momentos de adoración, así como también de los sacramentales, los tiempos sagrados y las conmemoraciones…
Por su misma naturaleza, la piedad popular requiere una expresión artística. Los responsables de la pastoral habrán de alentar la creación en todos los campos: ritos, música, cantos, artes decorativas, etc… y velarán por su buena calidad cultural y religiosa.
La parroquia, «Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres» (38), es uno de los mayores logros de la historia del cristianismo y para la inmensa mayoría de los fieles sigue siendo el lugar privilegiado y ordinario de la experiencia de fe…
Instituciones de educación
29. «El mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la inculturación del Evangelio» (39) … multitud de jóvenes que asisten al conjunto de instituciones de educación en los diversos países, pueden hallarse con frecuencia, a pesar de la buena voluntad y la competencia de sus maestros, plenamente escolarizados pero parcialmente desculturizados.
En la perspectiva global de una pastoral de la cultura, y sin descuidar el proporcionar a los estudiantes la formación específica que tienen derecho a esperar, las universidades, colegios y centros de investigación católicos habrán de preocuparse por asegurar un encuentro fecundo entre el Evangelio y las diferentes expresiones culturales… La presencia de la Iglesia en la universidad y la cultura universitaria (40), con las iniciativas concretas capaces de hacer eficaz esta presencia, requieren un discernimiento exigente y un esfuerzo incesantemente renovado para promover una nueva cultura cristiana nutrida con los mejores logros de todos los campos de la actividad universitaria…
30. La escuela es por definición uno de los lugares de iniciación cultural y en algunos países y tras muchos siglos, uno de los lugares privilegiados de transmisión de una cultura forjada por el cristianismo… De ahí la urgencia de reevaluar la relación entre cultura religiosa y catequesis y de traducir de una manera nueva la articulación entre la necesidad de presentar a los alumnos una información religiosa exacta y objetiva, ausente en ocasiones, y la importancia capital del testimonio de la fe. De ahí también la indispensable complementariedad entre la parroquia y la escuela y la afirmación de la necesidad de escoger profesores aptos para convertir estas instituciones en escuelas de crecimiento espiritual y cultural. Son las condiciones de éxito de esta pastoral exigente y prometedora.
Centros de formación teológica
31. Una toma de conciencia se impone. Si en muchos países hasta hace poco tiempo se daba una adecuada formación religiosa a los hijos de familias cristianas, hoy un creciente número de jóvenes se encuentran privados de la misma…
La pastoral orientada hacia la evangelización de la cultura y la inculturación de la fe conlleva una doble competencia: en el campo teológico y en campo que concierne a la pastoral. Inicial y permanente, general o especializada al punto de permitir la obtención de diplomas canónicos, una tal formación teológica merece ser ampliamente propuesta en la Iglesia, según el deseo del Concilio Vaticano II, allí donde todavía no existe (41). Es éste, sin ninguna duda, uno de los mejores lugares de comunicación entre cultura actual y fe cristiana. Y por tanto, ofrece a ésta inmejorables ocasiones de impregnar la cultura cuando la formación recibida y la inteligencia de la fe consolidada por el estudio de la Palabra de Dios y la Tradición de la Iglesia inspiran la existencia cotidiana.
Los Centros Culturales Católicos
32. Los Centros Culturales Católicos, implantados allí donde su creación sea posible, son una ayuda capital para la evangelización y la pastoral de la cultura. Bien insertos en su medio cultural, les corresponde afrontar los problemas urgentes y complejos de la evangelización de la cultura y de la inculturación de la fe, a partir de los puntos de anclaje que ofrece un debate ampliamente abierto con todos los creadores, actores y promotores de cultura, según el espíritu del apóstol de las gentes (cf. 1 Tes 5, 21-22).
Los Centros Culturales Católicos presentan una rica diversidad, tanto por su denominación (Centros o Círculos Culturales, Academias, Centros Universitarios, Casas de Formación), como por las orientaciones (teológica, ecuménica, científica, educativa, artística, etc…), o por los temas tratados (corrientes culturales, valores, diálogo intercultural e interreligioso, ciencia, artes etc…), o por las actividades desarrolladas (conferencias, debates, cursos, seminarios, publica-ciones, bibliotecas, manifestaciones artísticas o culturales, exposiciones, etc…). El concepto mismo de «Centro Cultural Católico» reúne la pluralidad y la riqueza de las diversas situaciones de un país: se trata, bien de instituciones vinculadas a una estructura de la Iglesia (parroquia, diócesis, conferencia episcopal, orden religiosa, etc…), bien de iniciativas privadas de católicos, pero siempre en comunión con la Iglesia. Todos estos centros proponen actividades culturales con la preocupación constante de la relación entre la fe y la cultura, de la promoción de la cultura inspirada por los valores cristianos, a través del diálogo, la investigación científica, la formación, mediante la promoción de una cultura fecundada, inspirada, vivificada y dinamizada por la fe. A este respecto, los centros culturales católicos son instrumentos privilegiados para hacer conocer a un amplio público las obras de artistas, escritores, científicos, filósofos, teólogos, economistas y ensayistas católicos, y suscitar de esta manera una adhesión personal y entusiasta a los valores fecundados por la fe en Cristo…
Medios de Comunicación social e información religiosa
33. Un hecho llama de manera particular la atención de los responsables de la pastoral: la cultura se hace cada vez más global por el influjo de los medios de comunicación y de la tecnología informática. Sin duda, las culturas en su conjunto y en todos los tiempos, han mantenido relaciones recíprocas. Sin embargo hoy, incluso las culturas menos extendidas no están aisladas. Se benefician de los cambios acelerados, y al mismo tiempo sufren presiones ejercidas por una fuerte corriente uniformadora, allí donde —ejemplo extremo de la difusión de formas de materialismo, de individualismo y de inmoralidad— los mercaderes de violencia y de sexo barato que invaden tanto los videocassettes como las películas, la televisión o Internet, amenazan con desplazar a los educadores. Los medios de comunicación social son vehículo, por otra parte, de una multiplicidad de propuestas religiosas ligadas a las culturas de origen antiguo o moderno, radicalmente diferentes, que se encuentran ahora al mismo tiempo y en el mismo lugar.
En el plano de la comunicación social, las emisoras católicas de televisión y sobre todo de radio, aun siendo modestas, desempeñan un papel no despreciable en la evangelización de la cultura y la inculturación de la fe…
La prensa diaria y periódica y las editoras tienen su lugar, no sólo en la vida de la Iglesia local, sino también en la sociedad, porque testimonian la vitalidad de la fe y la contribución específica de los cristianos a la vida cultural, después de muchos siglos…
34. La pastoral de la cultura exige una atención particular a los periodistas de la prensa escrita, de la radio y de la televisión.
Ciencia, tecnología, bioética y ecología
35. … El éxito de una pastoral de la cultura exige a este respecto:
— Una formación de consultores cualificados, tanto en las ciencias físicas o de la vida, como en filosofía y teología de las ciencias, aptos para intervenir bien sea en Internet, en la radio o en la televisión, capacitados para tratar temas de frontera e incluso de controversia, que no faltan entre la fe y la ciencia:creatio ex nihilo et creatio continua, evolución, naturaleza dinámica del mundo, exégesis de la Sagrada Escritura y estudios científicos, lugar y papel del hombre en el cosmos, relación entre el concepto de eternidad y la estructura espacio-temporal del universo físico, epistemologías diferenciadas…
— Una formación inicial de los seminaristas y una formación permanente de los sacerdotes, que les ayude a responder con competencia a los interrogantes de los fieles que desean profundizar en su comprensión de la enseñanza de la Iglesia, para vivir mejor en el contexto cultural frecuentemente extraño, cuando no hostil.
— Redes de comunicación entre los investigadores católicos que enseñan en institutos superiores católicos, universidades del Estado, instituciones privadas y centros privados de investigación, así como entre academias científicas, asociaciones de expertos en tecnología y conferencias episcopales.
— La creación de Academias de la Vida o grupos de estudio especializados en este campo, compuestos por católicos reconocidos por sus capacidades profesionales y su fidelidad al Magisterio de la Iglesia.
— Prensa y publicaciones católicas de amplia difusión, que se aprovechen de la contribución de personas verdaderamente cualificadas en estos campos.
— Librerías católicas capaces de orientar competentemente en la sobreabundancia de colecciones, revistas y publicaciones científicas.
— Aumentar bibliotecas y videotecas parroquiales abiertas a la consulta sobre los argumentos que competen a las relaciones entre ciencia, tecnología y fe.
— Una pastoral apta para suscitar y alimentar una honda vida espiritual entre los científicos.
El arte y los artistas
36. … En nuestra cultura, marcada por un torrente de imágenes frecuentemente banales y brutales diariamente arrojadas por las televisiones, películas y videocassettes, una alianza fecunda entre el Evangelio y el arte suscitará nuevas epifanías de la belleza, nacidas de la contemplación de Cristo, Dios hecho hombre, de la meditación de sus misterios, de su irradiación en la vida de la Virgen María y de los santos (42) …
Patrimonio cultural, turismo religioso
37. … parece deseable promover y animar un cierto número de propuestas:
— Introducir la pastoral del turismo y tiempo libre y la catequesis a través del arte entre las actividades específicas habituales de la diócesis.
— Idear itinerarios de devoción en una diócesis o en una región, siguiendo el entramado de lugares de la fe que constituyen el patrimonio espiritual y cultural de ésta.
— Hacer de las iglesias lugares abiertos y acogedores, resaltando los elementos a veces modestos, pero significativos.
— Prever una pastoral de los edificios religiosos más frecuentados, para hacer que los visitantes se beneficien del mensaje del que aquéllos son portadores y publicar documentos simples y claros elaborados por los organismos competentes.
— Crear organizaciones de guías católicos, capaces de ofrecer a los turistas un servicio cultural de calidad animado por el testimonio de la fe. Tales iniciativas pueden también contribuir en la creación de puestos de trabajo, aunque temporales, para los desempleados jóvenes o menos jóvenes.
— Animar las asociaciones en nivel internacional, como la E.C.A., la Asociación de Catedrales de Europa.
— Crear y desarrollar los museos de Arte Sagrado y de Antropología Religiosa, que seleccionen la calidad de los objetos expuestos y la presentación pedagógica viva, uniendo el interés por la fe y por la historia, evitando que los museos se conviertan en depósitos de objetos muertos.
— Suscitar la formación y la multiplicación de fondos, incluso de bibliotecas, especializadas en el patrimonio cultural cristiano y profano de cada región, con amplias posibilidades de contacto del mayor número de personas con este patrimonio.
— A pesar de las dificultades para la edición y comercialización, apoyar las librerías católicas e incluso crearlas, sobre todo en las parroquias, santuarios y lugares de peregrinación, con responsables cualificados, capaces de aconsejar de manera útil.
Los jóvenes
38. La pastoral de la cultura llega a los jóvenes a través de los diferentes campos de la enseñanza, de la formación y del tiempo libre, en un proceso que alcanza a la persona en su intimidad… (se) pueden emprender iniciativas concretas para promover:
— Lugares donde los jóvenes deseen encontrarse y tejer lazos de amistad, que constituyan un ambiente para apoyar la fe.
— Círculos de conferencias y de reflexión, adaptados a los diferentes niveles culturales y centrados en los temas de interés común y de actualidad, para la vida cristiana.
— Asociaciones culturales o socio-culturales, con programas abiertos de actividades recreativas y formativas, que incluyan el canto, el teatro, el cineclub, etc…
— Colecciones culturales —libros o videocassettes— que permitan una información y una formación cultural cristiana, como también un intercambio con los otros jóvenes y los mayores.
— Una propuesta de modelos a imitar, pues en definitiva se trata de formar jóvenes adultos para vivir la fe en su medio cultural, sea en la universidad o la investigación, el trabajo o el arte.
— Rutas de peregrinación que, desde el pequeño grupo de meditación hasta las grandes reuniones festivas, permitan una irrigación cultural de vida espiritual en un clima de fervor contagioso.
… «Es necesario presentar la palabra de Cristo en toda su lozanía a las generaciones jóvenes, cuyas actitudes a veces son difíciles de comprender para los espíritus tradicionales, si bien están lejos de cerrarse a los valores espirituales» (43). Los jóvenes son el futuro de la Iglesia y del mundo. El compromiso pastoral con ellos, bien sea en el mundo de la universidad que en el del trabajo, es signo de esperanza, en el umbral del Tercer Milenio.
V. CONCLUSIÓN
Hacia una pastoral de la cultura renovada por la fuerza del Espíritu
39. La cultura entendida a la manera del Concilio Vaticano II (44) en su sentido más amplio se presenta para la Iglesia, en el umbral del Tercer Milenio, como una dimensión fundamental de la pastoral, y «una auténtica pastoral de la cultura decisiva para la nueva evangelización» (45). Resueltamente comprometidos en los caminos de una evangelización que alcanza los espíritus y los corazones y transforma, fecundándolas, todas las culturas, los pastores están llamados a discernir, a la luz del Espíritu Santo, los desafíos que surgen de culturas indiferentes, frecuentemente hostiles a la fe, así como también los valores culturales que constituyen los puntos de apoyo para anunciar el Evangelio. «Porque el Evangelio conduce la cultura a su perfección, y la cultura auténtica está abierta al Evangelio» (46).
La urgencia de la pastoral de la cultura es grande, la tarea gigantesca, las modalidades múltiples, las posibilidades inmensas, en el umbral del nuevo milenio de la venida de Cristo, Hijo de Dios e hijo de María, cuyo mensaje de amor y de verdad llena la necesidad primordial de toda cultura humana, más allá de toda expectativa. «La fe en Cristo da a las culturas una dimensión nueva, la de la esperanza en el Reino de Dios. Los cristianos tienen la vocación de inscribir en el corazón de las culturas esta esperanza de una tierra nueva y unos cielos nuevos […] El Evangelio, lejos de poner en peligro o de empobrecer las culturas, les da un suplemento de alegría y de belleza, de libertad y de sentido, de verdad y de bondad» (47).
En definitiva, la pastoral de la cultura, en sus múltiples expresiones, no tiene otro objetivo que ayudar a toda la Iglesia a cumplir su misión de anunciar el Evangelio. En el umbral del nuevo milenio, con toda su fuerza, la Palabra de Dios llama a «inspirar toda la existencia cristiana» (48), ayuda al hombre a superar el drama del humanismo ateo y a crear un «nuevo humanismo» (49) capaz de suscitar, en todo el mundo, culturas transformadas por la prodigiosa novedad de Cristo, que «se ha hecho hombre para que el hombre se haga Dios» (50), se renueva a imagen de su Creador (cf. Col 3, 10) y «a la medida del crecimiento del hombre nuevo» (cf. Ef 4, 14) renueva todas las culturas por la fuerza creadora del Espíritu Santo, fuente inextinguible de belleza, amor y verdad.
NOTAS
1 Fides et Ratio, n. 70
2 Gaudium et Spes, n. 53
3 Fides et Ratio, n. 71
4 Ibid., n. 72
5 Juan Pablo II, Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York 5 octubre 1995, nn. 9-10: L’Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, 27-10-1995, p. 564.
6 Juan Pablo II, Carta autógrafa por la que se instituye el Consejo Pontificio de la Cultura, 20 de mayo de 1982: AAS 74 (1982) 685. L’Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, 9-7-1982.
7 Redemptoris Missio, n. 52.
8 Veritatis Splendor, n. 53
9 Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO, 2 de junio de 1980, n. 12. Enseñanzas al Pueblo de Dios, 1980 Ib. Madrid-Ciudad del Vaticano 1982, p. 848.
10 Fides et Ratio, n. 70
11 Ibid. n. 70
12 Ad Gentes, n. 7
13 Ecclesia in America, n. 70.
14 Redemptoris Missio, n. 52
15 Pastores dabo vobis, n. 55
16 Fides et Ratio n. 71
17 Cf. Indiferentismo y sincretismo. Desafíos y propuestas pastorales para la Nueva Evangelización de América Latina. Simposio, San José de Costa Rica, 19-23 de enero de 1992. Celam, Bogotá, 1992.
18 Juan Pablo II, Homilía de la misa de la solemne inauguración del pontificado, 22 de octubre de 1978. Insegnamenti I (1978) 35-41.
19 Gaudium et Spes, n. 54.
20 Fides et Ratio, n. 47
21 Veritatis Splendor, n. 112
22 Cf. Evangelium Vitae, nn. 11-12 y 19-28
23 Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, Instrucción pastoral «Aetatis Novae» sobre las comunicaciones sociales en el vigésimo aniversario de Communio et progressio, n. 4. Ciudad del Vaticano 1992.
24 Cf. Redemptoris Missio, n. 52 y Slavorum Apostoli, n. 21
25 Cf. AA.VV., Après Galilée. Science et foi. Nouvel dialogue, DDB, Paris 1994.
26 Carta a las familias, 1994, n. 7
27 Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO, 2 de junio de 1980, n. 11. Enseñanzas al Pueblo de Dios, 1980 Ib., Madrid-Ciudad del Vaticano, (1982) p. 848.
28 Cf. Nostra Aetate, n. 2
29 Cf. IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Santo Domingo, op. cit., n. 228-286; y la Exhortación Apostólica post-sinodal Ecclesia in America, 22 de enero de 1999, n. 64.
30 Cf. El Consistorio extraordinario celebrado en Roma (4-6 de abril de 1991); Sectas o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales. L’Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, 25 de mayo de 1986, pp. 6-9.
31 Gaudium et Spes, n. 54
32 Carta autógrafa, citada en nota 2.
33 Juan Pablo II, Discurso al Consejo Pontificio de la Cultura, 14 de marzo de 1997. L’Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, 21 de marzo de 1997, p. 4.
34 Véanse las dos cartas del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, «Pastoral Attention to African Traditional Religions», Bulletin 68 (1988), XXIII2, 102-106; «Pastoral Attention to Traditional Religion» ibid., n. 84 (1993), XXVIII3, 234-240.
35 Cf. Ad Gentes, nn. 19 y 22.
36 Cf. Ecclesia in America, n. 73
37 Cf. Dignitatis Humanae, n. 4
38 Christifideles laici, n. 27
39 Ecclesia in America, n. 71
40 Cf. Congregación para la educación católica, Consejo Pontificio de los Laicos, Consejo Pontificio de la Cultura, Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura universitaria, Ciudad del Vaticano 1994.
41 Gaudium et Spes, n. 62, 7
42 Cf. Juan Pablo II, Carta a los artistas, 4 abril 1999
43 Juan Pablo II, Discurso al Consejo Pontificio de la Cultura, 18 de enero de 1983. Insegnamenti VI1 (1982), 147-154.
44 Gaudium et Spes, n. 53-62
45 Juan Pablo II, Discurso al Consejo Pontificio de la Cultura, 14 de marzo de 1997, L’Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, 21 de marzo de 1997, p. 4.
46 Ibid.
47 Ibid.
48 Tertio Millennio Adveniente, n. 36
49 Gaudium et Spes, n. 55
50 San Atanasio, Sobre la Encarnación del Verbo, 54, 3. (PG 25, 92; Sources Chrétiennes 199, 1973, p. 459).