San Pablo

San Pablo: el hombre, el titán, el cíclope, el gigante

1. Hombre Espiritual

– Ora sin cesar:

Orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego (Ef 6,18).

Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias (Col 4,2).

De día y de noche imploramos con mucha instancia… (1Tes 3,10).

Orad sin cesar (1Tes 5,17).

Ahora bien, la que es realmente viuda, y que ha quedado sola, ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplica y oraciones de noche y de día (1Tim 5,5); sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones de noche y de día (2Tim 1,3).

– Hombre de Fe:

La fe es la constancia de las cosas que se esperan y la comprobación de los hechos que no se ven. Por ella recibieron buen testimonio los antiguos. Por la fe comprendemos que el universo fue constituido por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio […] ¿Qué más diré? Me faltaría el tiempo para contar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Por la fe éstos conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, sofocaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron poderosos en batalla y pusieron en fuga los ejércitos de los extranjeros. Mujeres recibieron por resurrección a sus muertos. Unos fueron torturados, sin esperar ser rescatados, para obtener una resurrección mejor. Otros recibieron pruebas de burlas y de azotes, además de cadenas y cárcel. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada. Anduvieron de un lado para otro cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados. El mundo no era digno de ellos. Andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque recibieron buen testimonio por la fe, no recibieron el cumplimiento de la promesa, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros (Heb 11).

 – de Esperanza:

Porque aquí no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la que ha de venir (Heb 13,14).

 – de Caridad:

Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (Ef 2,4).

Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros(Rom 5,8).

No debáis a nadie nada, salvo el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo ha cumplido la ley(Rom 13,8).

Nosotros somos insensatos por causa de Cristo; vosotros sois sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles; vosotros fuertes. Vosotros sois distinguidos, pero nosotros despreciados (1Cor 4,10).

Y andad en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios (Ef 5,2).

 …para con el prójimo:

Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tropiece tu hermano (Rom 14,21).

 – Hombre que medita la Palabra:

Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (Heb 4,12).

Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza, a fin de que por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras tengamos esperanza (Rom 15,4).

Porque no somos, como muchos, traficantes de la palabra de Dios; más bien, con sinceridad y como de parte de Dios, hablamos delante de Dios en Cristo (2Cor 2,17).

 – Hombre de la Eucaristía:

El primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo comenzó a hablarles, porque había de partir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche (He 20,7).

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1Cor 10,15).

 – Su devoción a Pedro y respeto a la Jerarquía:

Luego, después de tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro y permanecí con él quince días(Gal 1,18).

 – Hombre movido por el Espíritu Santo:

No apaguéis el Espíritu (1Tes 5,19).

 – que tiene el carisma del apóstol:

A unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros(1Cor 12,28).

 – Humilde:

Porque me propuse no saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a él crucificado (1Cor 2,2).

 – que hace todo para la mayor gloria de Dios:

Así como yo en todo complazco a todos, no buscando mi propio beneficio sino el de muchos, para que sean salvos (1Cor 10,33).

Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Col 3,17).

 – que lucha por la perfección:

Pero las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo (Fil 3,7).

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago, olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante (Fil 3,13).

 – El enamorado de Cristo:

…porque yo sé en quién he puesto mi confianza (2Tim 1,12).

Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20);

¡Todo lo puedo en Aquel que me conforta! (Fil 4,13).

 – El místico, que fue hasta el tercer cielo:

Conozco un hombre que fue arrebatado al paraíso, donde escuchó cosas inefables que al hombre no le es permitido expresar (2Cor 12,4).

 – El taumaturgo:

En Listra se hallaba sentado cierto hombre imposibilitado de los pies, cojo desde el vientre de su madre, que jamás había caminado. Éste oyó hablar a Pablo, quien fijó la vista en él y vio que tenía fe para ser sanado. Y dijo a gran voz, – ¡Levántate derecho sobre tus pies! Y él saltó y caminaba (He 14,8).

Entonces, de repente sobrevino un fuerte terremoto, de manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante, todas las puertas se abrieron, y las cadenas de todos se soltaron. Cuando el carcelero despertó y vio abiertas las puertas de la cárcel, sacó su espada y estaba a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo gritó a gran voz, diciendo, – ¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí! (He 16,26).

Dios hacía milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo; de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos (He 19,11).

 – El mártir: decapitado: «Por envidia y discordia Pablo tuvo ocasión de mostrar el premio de la paciencia. Siete veces llevando cadenas, exiliado, lapidado, haciéndose heraldo en oriente y occidente, gozó de la noble fama de la fe. Luego de haber predicado la justicia en todo el mundo, llegando a los confines de occidente y habiendo dado testimonio ante las autoridades, dejó este mundo y llegó al lugar santo, convirtiéndose en el más grande modelo de paciencia»[1].

2. Hombre Intelectual

– Políglota: habla griego, hebreo

Cuando ya iba a ser metido en la fortaleza, Pablo dijo al tribuno, – ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo, – ¿Sabes griego? […] Como él se lo permitió, Pablo, de pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Hecho un profundo silencio, comenzó a hablar en hebreo diciendo… (He 21,37.40).

– Las muchas letras:

Mientras él decía estas cosas en su defensa, Festo le dijo a gran voz, –¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te vuelven loco! (He 26,24).

– Libros:

Trae, cuando vengas, el manto que dejé en Troas en casa de Carpo, y los rollos, especialmente los pergaminos (2Tim 4,13).

– Conoce muy bien el Antiguo Testamento:

Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: «El justo vivirá por la fe»[2](Rom 1,17).

Dice la Escritura: «el nombre de Dios, por vuestra causa, es blasfemado entre los gentiles»[3] (Rom 2,24).

Como dice la Escritura: «Te he constituido padre de muchas naciones»[4] (Rom 3,4).

– El hombre culto, conoce muy bien a los autores profanos, y los cita:

– a Epiménides de Creta: porque «en él vivimos, nos movemos y somos» (He 17,28).

– Y a Arato de Solori, en el Himno a Zeus: Como también han dicho algunos de vuestros poetas, «porque también somos linaje de él» (He 17,28).

– El escritor: catorce cartas

– El teólogo:

¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos! (Rom 11,33).

– El moralista:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Digo, pues, a cada uno de vosotros, por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga más alto concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con sensatez, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno (Rom 12,1ss).

Más bien, quisiera que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don procedente de Dios, uno de cierta manera, y otro de otra manera (1Cor 7,7).

– El apologeta:

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os pongáis otra vez bajo el yugo de la esclavitud (Gal 5,1).

3. Hombre de Carácter

 – El líder:

Ésta es la tercera vez que voy a vosotros. Por la boca de dos o tres testigos se decidirá todo asunto (2Cor 13,1).

Lo he dicho antes, cuando estaba presente en mi segundo viaje; y ahora que estoy ausente, también lo repito a los que antes han pecado y a todos los demás, que si voy otra vez, no seré indulgente (2Cor 13,2).

…y dijo, – ¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor? (He 13,10).

Entonces Pablo dijo, – ¡Dios te ha de golpear a ti, pared blanqueada! Tú estás sentado para juzgarme conforme a la ley; y quebrantando la ley, ¿mandas que me golpeen? (He 23,3).

¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! (Gal 5,12).

Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no sea hecha vana la cruz de Cristo (1Cor 1,17).

Porque para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios (1Cor 1,18).

Porque está escrito, Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos(1Cor 1,19).

Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres(1Cor 1,25).

Más bien, Dios ha elegido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo Dios ha elegido para avergonzar a lo fuerte (1Cor 1,27).

Pero ahora os escribo que no os asociéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni aun comáis (1Cor 5,11).

– El alpinista: al ir hacia Antioquia de Pisidia, bordeando el Tauro, y en la zona de Panfilia, en Asia Menor, donde tienen que pasar la cordillera del Tauro, escarpada y nevada. «Mientras Tarso y la Antioquia siria apenas están a 80 metros sobre el mar, la Antioquia de Pisidia tiene una altura de 1.200 metros, Iconio de 1.027, Listra de 1.230 metros. Cuando más subían el monte, tanto más bravío y solitario era el paraje. […] Frecuentemente subían por un valle de rocas, donde el Caistro había cavado su lecho entre dos montañas roqueñas. Altas y elevadas pendientes […]. A veces llegaban a un lugar donde había que atravesar un río sin puente. Tenían que atravesarlo nadando, como los habitantes actuales, y en el mejor caso vadearlo con el agua hasta la cintura, llevando detrás de sí los vestidos y sus pocos haberes sobre un tronco»[5].

– El formador: entre tantos podemos mencionar a Timoteo, Tito, Lucas…

 – El luchador:

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo (Ef 6,11).

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2Cor 10,3).

Corro hacia la meta, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Fil 3,14).

 – El penitente:

Más bien, castigo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado (1Cor 9,27).

 – El de las grandes decisiones

Por ejemplo cuando se pone en camino a Damasco[6]; o cuando se separa de Bernabé[7]; o cuando está en Europa y baja a Jerusalén[8].

 – El  de sana astucia:

Pero apenas lo estiraron con las correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente, – ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano que no ha sido condenado? (He 22,25).

Entonces Pablo, sabiendo que una parte del Sanedrín eran saduceos y la otra parte fariseos, gritó en el Sanedrín, –Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Es por la esperanza y la resurrección de los muertos que soy juzgado. Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos. La asamblea se dividió… (He 23,6).

 – El rebelde, enfrenta a Pedro:

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente, porque era reprensible. Pues antes que viniesen ciertas personas de parte de Jacobo, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y apartaba, temiendo a los de la circuncisión. Y los otros judíos participaban con él en su simulación, de tal manera que aun Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos (Gal 2,11).

4. Hombre Pastor

 – El sacerdote de raza:

Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío». Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío». Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. (1Co 11,23–26).

 – Sacrificado:

Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre (He 9,16).

…fortaleciendo el ánimo de los discípulos y exhortándoles a perseverar fieles en la fe. Les decían, ‘Es preciso que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios’ (He 14,22).

También todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos (2Tim 3,12).

 Tribulaciones que son su gloria:

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia (Rom 5,3).

Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable (2Cor 4,17).

Tengo mucha confianza en vosotros; mucho me glorío en vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción (2Cor 7,4).

 – El apóstol:

Sin embargo, de muy buena gana gastaré yo de lo mío, y me desgastaré a mí mismo por vuestras almas. Si os amo más, ¿seré amado menos? (2Cor 12,15).

Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio! (1Cor 9,16).

Y así nosotros, como colaboradores, os exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque dice: «En tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí». ¡He aquí ahora el tiempo más favorable! ¡He aquí ahora el día de salvación! No damos a nadie ocasión de tropiezo en nada, para que nuestro ministerio no sea desacreditado (2Cor 6,1).

Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos (2Cor 4,7).

Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y completo en mi propia carne lo que falta de las tribulaciones de Cristo a favor de su cuerpo, que es la iglesia (Col 1,24).

 – Exorcista:

Dios hacía milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo; de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos (He 19,11).

 – El viajero incansable: tres viajes misionales; cinco visitas a Jerusalén.

 – El misionero: las ciudades recorridas, las comunidades fundadas, los sermones de misión: «Aquí viene bien una palabra sobre el método exterior de misión de Pablo. Aunque no tenía preparado de antemano un mapa de misión, con todo no se puede creer que hubiese procedido sin plan. Dos miras determinan muchas veces su camino. Pablo sigue comúnmente el surco que había hecho la emigración judía desde largo tiempo. Los judíos helenizados de la diáspora habían cubierto el Imperio romano de una red de sinagogas. Además, Pablo eligió sitios donde, al mismo tiempo, podía ejercer su oficio de tejedor. Esto requería bastante tiempo, pero con ello tuvo ocasión de conocer mejor a la gente y conservar la independencia económica, aunque defendía el principio evangélico de que el predicador de la fe tiene derecho a vivir también del Evangelio. Pero está orgulloso de poder decir que ningún gasto ocasionaba a la comunidad. Así pensaba también Bernabé. Este método imprime a la vida de misión de Pablo cierta regularidad y uniformidad: llega a una ciudad, va al barrio de los judíos, busca y halla un taller donde, conforme a la costumbre oriental, es admitido en la comunidad de familia, y comienza inmediatamente el trabajo en el telar»[9].

 – Predicador:

Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de parte nuestra, la aceptasteis, no como palabra de hombres, sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en vosotros los que creéis (1Tes 2,13).

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (Rom 10,14).

Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al ver que la ciudad estaba entregada a la idolatría (He 17,16).

 – Fundador de comunidades

De Galacia, de Corinto…

 – No blandengue:

¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? (Rom 2,4).

 – Militante:

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2Cor 10,3).

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo (Ef 6,11).

Siendo que vuestra muerte con Cristo os separó de los principios elementales del mundo, ¿por qué, como si aún vivieseis en el mundo, os sometéis a ordenanzas…? (Col 2,20).

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad, pues, al que soportó tanta hostilidad de pecadores contra sí mismo, para que no decaiga vuestro ánimo ni desmayéis (Heb 12,1ss).

 – El perseguido:

Otra vez digo, que nadie me tome por loco. Pero si no, recibidme aunque sea como a loco, para que me gloríe siquiera un poquito. Lo que ahora digo, no lo digo según el Señor, sino como en locura, con esta base de jactancia. Ya que muchos se jactan según la carne, también yo me jactaré (2Cor 11,16).

 – El preso de Cristo: dos prisiones romanas. Por eso yo, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados (Ef 4,1).

 – El obispo

 Aprovechemos a conocerlo más, para imitarlo mejor. ¡Es un grande!


[1] San Clemente Romano, Primera Carta a los Corintios, V, 5–7.

[2] Cf. Hab 2,4.

[3] Cf. Is 52,5.

[4] Cf. Gen 17,5.

[5] J. Holzner, San Pablo. Heraldo de Cristo (Barcelona 152002) 110–111.

[6] cf. He 9,2ss.

[7] cf. He 15,39ss.

[8] cf. He 21,1ss.

[9] J. Holzner, San Pablo, 114.