Frente al Padre Julio Meinvielle y de cara a su obra, surge en nosotros espontáneamente la inquietud: ¿Quién fue este hombre, qué hizo, por qué lo hizo?
Fue un hombre del ara, lugar del sacrificio. Pero no de cualquier sacrificio, sino del único Sacrificio que reconcilia a los hombres con Dios, aquel en el que la Sangre del Cordero se derramó en la cruz. “El primer acto sacerdotal es el sacrificio. En este caso el sacrificio de la Misa, pues no hay sacerdocio sin sacrificio. Ver más
Un afecto hondo me unía al Padre Meinvielle, al Padre Julio, como le decíamos los amigos. Las distintas vicisitudes de la vida política, algunas de las cuales me llevaron a pasajero distanciamiento con la Iglesia, no alteraron jamás la amistad del alma y el respeto reverencial que sentía por este sacerdote cabal. Ver más
El 17 de octubre de l981 llegué a París por primera vez y luego del económico viaje en micro desde el aeropuerto de Orly, descendí a unas cuadras de la Casa Argentina en la Cité Universitaire, marchando a pie hasta la misma, pero unos trescientos metros antes de llegar observé una manifestación frente a la entrada de la Cité y dada la fecha pensé como Borges: “Estos peronistas son incorregibles, hasta acá vienen a festejar el día de la lealtad”. Pero me equivoqué, eran iraníes partidarios del imán Komeini y contrarios a Bani Sar, un reformista pronorteamericano. Ver más