Varios amigos me pidieron que publicara reunidos distintos escritos que la Providencia me permitió hacer sobre el Padre Julio Meinvielle.
Sin pretender adelantar el juicio de la Iglesia, para mí el Padre Julio fue un santo y, como dice la gente, un santo de altar. Descolló muy por encima de toda la chatura de su tiempo, sabiendo construir y destruir como los antiguos: haciendo de noche centinela y trabajando de día (Neh 4,16). Ver más
En este confuso y confundido mundo en que nos toca vivir unο de los signos más evidentes de la crisis total que sufre la civilización es la falta de respeto por “lo que es” aquí, ahora y siempre. El hombre llevado por un fatal y egolátrico subjetivismo se cree el creador de todo y así manipula las esencias de las cosas a su gusto y paladar, pero, al no subordinarse a la realidad dada -anterior, superior y trascendente a él- se ha de esclavizar a la tiránica y cambiante subjetividad, horra de toda regla y, por tanto, carente de toda medida y sujeta a todo capricho. Ver más
Me pareció que podía ser interesante desarrollar, aunque sea brevemente, un aspecto de la vida del padre Meinvielle que hemos tenido ya oportunidad de conversar de manera informal y que incluso probablemente esté tratado en alguno de los artículos que escribí sobre él o ya lo conozcan de otro modo. Es el tema de que el padre Meinvielle era un hombre metódico. Ver más