En agradecimiento a sus padres Pablo Lino (†) y Carmen Ester (†); a sus hermanos Pablo, María Carmen, Alberto (†), Bernardo, Juan Ignacio, María Elena y María Cecilia, cuñados y cuñadas; a sus sobrinos, sobrinos nietos, bisnietos, tataranietos, choznos y los que sigan.
A sus amigos…
I
Comienzo
“Hombre alado”[1] y ‘lleno de ojos’[2], que sabes de medidas, colores, formas, tamaños, sonidos; que sabes de la ‘gaia ciencia’[3] (= arte de la poesía), de la música, del secreto de los mares y de los bosques, de la pampa y la montaña, de redes y peces, de pájaros y flores… ¿De dónde procedes?
Quizá desciendo de esos hombres viejos
que en sus cuevas pintaron animales,
después ánforas, dioses y azulejos
y después construyeron catedrales.[4]
II
Nudo
¿Hubo un momento de partida?
– “Me he pasado media vida
en persiguiendo una estrella
buscando dormir en ella
el sueño en que te quería”[5].
Yo salí de mis puertos tres esquifes a vela
y a remo a la procura de la Isla Afortunada[6],
… mas la flor de canela[7]
de todas es la incógnita que denominan Jauja:
hirsuta[8], impervia[9] al paso de toda carabela,
… sólo se aborda al precio de naufragio y procela[10]…
“La imagen de la riesgosa travesía… corporiza el seguimiento incondicional de Jesucristo”[11], como se ve en la poesía “Jauja” del P. Castellani, y la procura de la Isla de Jauja es análogo al ‘perseguir la estrella’ en el P. Benito, que es llegar a Cristo por María, y se compara con Dulcinea del Toboso en “El Quijote” de Cervantes.
¿Esa partida significó la renuncia total?
Rompí todas mis cosas, implacable exterminio,
mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja,
mis libros de Estrabonio, de Plutarco y de Plinio
… no dije que iba a Jauja…
… quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio,
mi madre y su pañuelo llorando en el balcón.
¿En esa partida ya no se vuelve atrás?
…[Es una]. empresa irrevocable, pues no hay volver atrás,
la isla prometida que hechiza y que descansa
cederá a mis conatos cuando no pueda más”.
… mas yo era como un Sísifo volcando su peñón[12].
¿Implica la aventura total?
– “Le ando escapando a mi cruz,
¡Que ciego soy sin su luz!
Y ¡qué porfiado, malaya!
Y qué triste es mi guitarra
si pa’ penas la he templado
¡Qué canto desafinado!
¡Qué miseria llevo adentro!
Qué poco soy, y me siento,
ante vos, Crucificado.
–[pero hay que…] cuerpear el entrevero”.
Surqué rabiosas aguas de mares ignorados,
cabalgué sobre olas de violencia inaudita,
sobre mil brazas de agua con cascos escorados
… con buena cara al tiempo malo y trucos osados
al hambre y los motines de la tripulación.
O sea, ¿estamos ante la decisión total y el riesgo total?
Me decían los hombres serios de mi aldehuela:
“Si eso fuera seguro con su prueba segura,
también me arriesgaría, yo me hiciera a la vela,
pero arriesgarlo todo sin saber, es locura…”
Pero arriesgarlo todo justamente es el modo,
pues Jauja significa la decisión total,
y es el riesgo absoluto y el arriesgarlo todo
es la fórmula única para hacerla real.
Si estuviera en el mapa y estuviera a la vista
con correos y viajes de ida y vuelta y recreo,
eso sería negocio ya no fuera conquista
y no sería Jauja…
No la hizo un matemático sino el Gran Novelista,
ni es hecha sino para marineros de mar.
Pero, ¿vas solo en esta empresa?
–“Por eso te llamo Hermano,
llorando tu compasión
pa’ que interceda tu voz
ante el Padre soberano.
Dejo mi alma entre tus manos
¡Quién mejor que la defienda!
Pon tu amor a mi miseria,
pon tu gracia a mis pecados.
¡Voy con vos Crucificado
tranqueando a la gloria eterna!
¡Ya con vos, Verbo Encarnado,
vamos muchos en la huella!”.
III
Desenlace
-“Allí mi Virgen María
me he entregado a tus amores
quiero vestirte de flores
con los más lindos capullos
diciéndote entre murmullos
de gloria, gozo y dolores.
Y a vos, mi Crucificado,
dulce cruz te hice en mi pecho
con dos palos que son rezos
y tres jazmines los clavos.
Una corona de alabos
y limpita está tu herida
manantial de nueva vida
rojo clavel que’s promesa:
Tu sangre que duele y besa,
que aflige y regala vida.
La Madre al Hijo nos lleva,
y el Hijo al Padre nos pone el rumbo
con indecible y profundo
amor que a su gloria cabe…”.
¿Esto ya es el ideal total, es la Vida eterna?
Busco la isla de Jauja, sé lo que busco y quiero,
que buscaron los grandes y han encontrado pocos,
el naufragio es seguro y es la ley del crucero,
pues los que quieren verla sin naufragar son locos…
quieren llegar a ella sano y limpio el esquife,
seca la ropa y todos los bagajes en paz,
cuando sólo se arriba lanzando al arrecife
el bote y atacando desnudo a nado el caz[13].
Busco la isla de Jauja de mis puertos orzando[14]
y echando a un solo dado mi vida y mi fortuna,
la he visto muchas veces de mi puente de mando
al sol de mediodía o a la luz de la luna.
Mis galeotes de balde me lloran: ¿Cuándo, cuándo?
Ni les perdono el remo ni les cedo el timón.
Éste es el viaje eterno que es siempre comenzando,
pero el término incierto canta en mi corazón.
Marcelo Morsella definió el fin su vida con una estrofa del poeta, que también puede definir la del P. Benito:
“…Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar…”[15].
¡Que María, Madre de los hijos de la mar nos guíe siempre a la estrella!
[1] Cfr. Dn 7,4.
[2] Cfr. Ap 4,8.
[3] Cfr. Ernst Wiechert, Bosques y hombres, Emece 1962, 129ss.
[4] Leonardo Castellani, “Parábola quinta”, Los Papeles de Benjamín Benavides, Ed. DICTIO, Buenos Aires 1978, 219.
[5] De ahora en adelante los versos entrecomillados y en cursiva tienen por autor al P. Benito Lagos, son de su milonga “Milonga del Verbo”. Los no entrecomillados y en letra regular son del P. Castellani en su poema “Jauja”, salvo la primera estrofa ya citada.
[6] Las Islas Afortunadas, poetizadas y utópicas, aparecen con ese nombre por primera vez en la obra de Plauto “Las tres monedas”, (llamadas por los antiguos griegos y romanos: Campos Eliseos, -Homero en La Odisea-; Islas de la Bienaventuranza –por Hesíodo y Píndaro-; el Jardín de las Hespérides –en griego Hespéride=Occidente, así nombrada por Hércules-; La Atlántida –por Platón-) se identifican con las Islas Canarias, por lo menos el archipiélago canario es el más firme candidato para recibir esta denominación. Ptolomeo fue el primero en nombrarlas. Allí estuvo el P. Benito destinado unos tres años y medio.
[7] Cosa muy fina y exquisita, se usa para encarecer lo muy excelente.
[8] De carácter áspero.
[9] Italiano: Intransitable, impracticable.
[10] Procela, poét. Borrasca, tormenta.
[11] P. Carlos Biestro, en el libro del P. Leonardo Castellani, Su Majestad Dulcinea, Ed Jauja, Mendoza, 123.
[12] Sísifo, en la mitología griega, rey de Corinto, estaba obligado a llevar eternamente a la cima de una colina una piedra, que siempre caía rodando y, por tanto, su esfuerzo debía recomenzar. Ejemplo de perseverancia y constancia.
[13] Cauce: Canal para tomar el agua y conducirla a donde es aprovechada.
[14] Dirigiendo la proa hacia la parte de donde viene el viento.
[15] Antonio Machado, Retrato.