Archivo de la categoría: NUESTRA FE

Nuestra Fe

El monte de perfección

Homilía predicada por el R. P. Carlos M. Buela en la Santa Misa del 5 de julio de 2004 en la Capilla del Estudiantado “Santa Teresa de Jesús” con motivo de los Ejercicios Espirituales de las Madres Capitulares.

Una forma de entrar en la 3° manera de humildad es ese abrazarse a la Cruz de manera incondicional que está magníficamente expresada por San Juan de la Cruz en una síntesis –dibujo o croquis- que él hace de la doctrina de la “Subida al Monte Carmelo”. Él lo hacía para sus discípulos como lo refieren, entre otros, Ana de San Alberto, Martín de San José, José de la Madre de Dios, Magdalena del Espíritu Santo… Se estima que el santo hizo unos 60 ó 65 dibujos del monte. Se lo dio en llamar “El Monte de Perfección ó El Monte Carmelo” Seguir leyendo

El Verbo y la Biblia

El Verbo y la Biblia

Homilía predicada por el p. Carlos Miguel Buela, V.E., el 18 de abril de 1999, Domingo III de Pascua, a los seminaristas del Seminario “María, Madre del Verbo Encarnado”

En el Evangelio de hoy los discípulos de Emaús exclaman: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24, 32). Nuestro Señor explica las Sagradas Escrituras y, de tal manera, que hace arder nuestros corazones. Él es el primer y sumo exégeta.

El celebrado exégeta P. Ignace de la Potterie, SJ, nos preguntaba el año pasado por qué razón enviábamos tantos sacerdotes a especializarse en Roma en exégesis bíblica. Por dos razones fundamentales: Seguir leyendo

Cristo resucitado: hombre perfecto

 Homilía predicada por el R.P. Carlos M. Buela durante la solemne Vigilia de Pascua de Resurrección en el seminario «María, Madre del Verbo Encarnado».

 

I

¡Cristo ha resucitado! Es decir, su alma gloriosa volvió a unirse a su cuerpo, a ese cuerpo que fue clavado y que padeció los dolores de la cruz, al cual transformó en glorioso e inmortal. Por tanto, la humanidad santísima de Nuestro Señor fue la primera en alcanzar el máximo de plenitud a la que es llamado todo ser humano, sea varón o mujer, constituyéndose Cristo de esta manera en el máximo modelo de la humanidad redimida, que alcanzará la plenitud en tanto y en cuanto siga la doctrina de Jesucristo y los ejemplos de Él. Seguir leyendo