Archivo de la categoría: NUESTRA FE

Nuestra Fe

¿Quién eres, Señor?

¿Quién eres, Señor?

  1.  Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6).

1. ¿Quién eres, Señor?

– Yo soy el Camino…

¿Por qué, Señor, eres el Camino?

– Porque… Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas (Jn 10,11).

– Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí (Jn 10,14). Leer más

Compromiso con la Vida

Homilía predicada por el p. Carlos Miguel Buela en la Solemne Vigila Pascual, Sábado Santo 3 de abril de 1999, en el Seminario Mayor María Madre del Verbo Encarnado.

     Queridos hermanos y hermanas:

¡Qué grandiosa es esta solemne Vigilia, que es la madre y reina de todas las Vigilias!

    ¡Qué desborde de elementos variados! El fuego, el cirio pascual, los demás cirios, los textos bíblicos, el agua, las luces, las campanas, las oraciones, el incienso, los cantos, los aleluyas que se van como descolgando en cascadas … todo esto porque un día como hoy, Cristo ¡resucitó! Ver más

Amar la Cruz de Cristo

Queridos hermanos y hermanas:

 Ya que nos visitan tantos niños y niñas voy a tener que cambiar el sermón para ellos, para que, por lo menos, les quede  una idea.

Hoy celebramos la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. ¿Por qué? Porque en la Cruz, ¿quién murió? Jesús. Y por eso la Cruz tiene una fuerza particular, de manera especial contra el mal. Seguir leyendo

Dios Padre y la Pasión de su Hijo

Dios Padre y la Pasión de su Hijo

Homilía predicada por el p. Carlos Miguel Buela el Domingo de Ramos, en la Misa de clausura de la III Jornada de la Juventud, realizada en el Seminario «María, Madre del Verbo Encarnado».

   Todo el arco de la vida de Nuestro Señor Jesucristo está marcado en las referencias explícitas e insistentes a su Padre Celestial. Cuando se hace hombre en las entrañas de la Virgen, como leemos en la Carta a los Hebreos, clama: «He aquí, oh Padre, que vengo, a hacer tu voluntad». Desde el primer instante de su existencia terrena hace referencia al Padre; y en el último instante de su vida terrena, también: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Seguir leyendo