El sacerdote tiene dos oficios principales: El primero es la gloria de Dios; el segundo es el bien de los hombres y mujeres y del bien más grande que es la salvación de sus almas, como dice San Pedro: para que logréis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas (1Pe 1, 9), conquistando los corazones de los hombres y de las mujeres para Dios. Seguir leyendo
Los sacerdotes somos profetas inermes, es decir, estamos sin armas, estamos desarmados. Así nos envió Jesucristo a predicar el Evangelio a todo el mundo, como dice hermosamente San Vicente Ferrer: «Les marcó el movimiento del sol, que sale e ilumina, calienta y hace fructificar por todo el mundo, y no se detiene nunca en un lugar» Seguir leyendo
A la memoria de nuestro gran amigo Mons. Jesús Gabriel Segade, modelo sacerdotal para las jóvenes generaciones, que supo hacer de su sacerdocio un arte y de su arte un sacerdocio.
Queridos hermanos: nos encontramos como peregrinos ante el Señor y la Virgen del Milagro, porque cuatro hijos de este pueblo fueron consagrados sacerdotes. Hemos venido como peregrinos ante el Señor y la Virgen a «cumplir nuestras mandas», como se decía antes. Seguir leyendo
Así, como en el sistema planetario, todo gira alrededor del sol, en el orden de la gracia, todo gira alrededor de la gracia de la cruz de Cristo, el Sol de justicia.
Nada hay en el mundo más grande que Jesucristo, y nada hay en Jesucristo más grande que su cruz Seguir leyendo