Como siempre, al principio del año tratamos de predicar sobre lo que tiene que ser siempre el principio, como se acaba de cantar en el Evangelio: en arché ën ho Lógos, en el principio era el Verbo (Jn 1,1). El principio de todo Seminario, como de toda la vida cristiana, debe ser el Logos, el Verbo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Seguir leyendo
Dios es alegría infinita. La caridad con el prójimo.
En este día en que nos encontramos celebrando el Sacrificio redentor de Nuestro Señor, recordando de manera especial a Santa Teresa de los Andes, patrona de este monasterio, quisiera meditar sobre una frase muy profunda que nos ha dejado esta santa y que nos debe llevar a una comprensión más profunda de lo que debe ser la vida de una comunidad consagrada. Seguir leyendo
A Santo Tomás, Apóstol, poner su dedo en las manos del Señor, y poner su mano en el costado del Señor le hace penetrar de una manera del todo singular en el misterio del Verbo Encarnado. Este gesto lo lleva a exclamar Señor mío y Dios mío (Jn 20,28), es decir reconoce al Señor como el Mesías esperado y como Luz que es, y por tanto, es uno de aquellos hombres que a través de los siglos, como tantos otros, puso en práctica lo que enseña el salmo Cantaré eternamente las misericordias de Dios (Sal 89,1) Seguir leyendo
Veamos entonces como el augusto misterio de la encarnación debe iluminar e influir sobre la realidad temporal.
La Cristiandad
La correcta inteligencia del misterio adorable de la Encarnación del Verbo es también la clave de bóveda para entender y construir todo el orden temporal humano, su cultura y su civilización. Confesar la auténtica e íntegra condición humana de Jesús, asumida por el Verbo eterno de Dios, permite «recuperar la dimensión de lo divino en toda realidad terrena»[1]. Como recuerda Juan Pablo II, al asumir Cristo en su humanidad todo lo auténticamente humano, «ninguna actividad humana es extraña al Evangelio»[2]. Por eso es ineludible el llamado a someter para nuestro Señor todo lo humano Seguir leyendo